Sergio Garc¨ªa sigue entre los mejores en el US Open
El espa?ol acaba la segunda jornada con tres bajo par y con aspiraciones de lograr la victoria el domingo
Esto no es el US Open de Golf, dicen los puristas, que piden sangre. ?C¨®mo va a ser esto el US Open, si 44 jugadores bajan del par en la primera jornada, si los 65 golpes inaugurales de Rickie Fowler son la mejor apertura en relaci¨®n al par en la historia de este grande? El US Open ha de ser otra cosa, piden, y esperan que la USGA, la Asociaci¨®n de Golf de Estados Unidos, frene ya este carrusel de birdies y buenos resultados, indignos de la reputaci¨®n de tirano de este major. Y s¨ª, algo endureci¨® este viernes la organizaci¨®n las condiciones del campo, una peque?a vuelta de tuerca que no puso las cosas tan f¨¢ciles como en la primera ronda.
A quien no le hac¨ªa ninguna falta este punto m¨¢s de intensidad era a Rory McIlroy. El norirland¨¦s, uno de los que parec¨ªa que iba a mandar en el mundo del golf despu¨¦s de Tiger, hab¨ªa patinado el primer d¨ªa con una tarjeta de 78 golpes, y aunque la maquill¨® con 71, no evit¨® que con cinco bajo par se marchara a casa con el rabo entre las piernas, lejos de aquel jugador de swing fabuloso que era. McIlroy fue uno de los nobles a los que las colinas de Erin Hills no le sentaron nada bien.
Tambi¨¦n Rickie Fowler, despu¨¦s de su fulgurante estreno, pas¨® un mal trago. La magia se le escurri¨® entre los dedos igual que la confianza, y tres putts fallados que supusieron tres bogeys en los hoyos 11, 12 y 13, y otro en el 14 que acab¨® en par, y que casi le doli¨® m¨¢s, le bajaron al carro de los mortales (seis bajo par, uno arriba en el d¨ªa). Los contendientes al frente de la tabla son varios, pero parece una partida de cartas entre ingleses (Casey, Fleetwood) y estadounidenses (Harman, Koepka, Lovemark, Fowler, Holmes...).
A la cabeza se asom¨® Paul Casey: siete bajo par en total y una sucesi¨®n de cinco birdies consecutivos en los hoyos 17, 18, 1, 2 y 3, una manita que le catapult¨® a las alturas. Casey cumplir¨¢ 40 a?os en julio, el mes del Open Brit¨¢nico, y, como Sergio Garc¨ªa antes de ganar el Masters de Augusta, forma parte de esa generaci¨®n de grandes sin grande. La sucesi¨®n de bautizos de primerizos en los ¨²ltimos torneos del Grand Slam (seis en los seis ¨²ltimos campeonatos) le hace creer todav¨ªa m¨¢s en sus posibilidades. Igual que la chaqueta verde de Sergio Garc¨ªa.
El espa?ol no pierde de vista la cabeza, ni mucho menos. El jueves aguant¨® los malos momentos (alg¨²n putt que parec¨ªa asequible fallado, alg¨²n error con los hierros) sacando las u?as. El Ni?o ya no se derrumba cuando las cosas pintan feas, m¨¢s en un torneo de resistentes como el US Open, sino que este nuevo jugador hace gala de una mentalidad mucho m¨¢s s¨®lida. El US Open le puso otra vez a prueba este viernes, con un bogey nada m¨¢s madrugar, en el hoyo 11 (sali¨® desde el 10), pero al que respondi¨® con mano fuerte y car¨¢cter: birdie en el 15 con un estupendo approach a green, birdie en el 18 con un putt desde el collar del green. El campo no parec¨ªa tan fiero como lo pintaban, o quiz¨¢ sea que Sergio Garc¨ªa ya no se asusta con nada. El espa?ol acab¨® con uno abajo en el d¨ªa para un total de -3.
La cara m¨¢s seria para Jon Rahm, fuera del corte, a disgusto las dos jornadas, inc¨®modo y sin encontrar las sensaciones que le hicieron especial. Mientras encuentra de nuevo la inspiraci¨®n, y revisa las expectativas tan altas que ¨¦l mismo se genera, el joven aprendiz va sumando kil¨®metros entre los mayores.
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