El callej¨®n de Iniesta
Atrapado siempre entre Xavi y Messi, el centrocampista afronta a sus 33 a?os un curso decisivo para saber si renueva su contrato, que expira en 2018, o sale del Bar?a
Andr¨¦s Iniesta ha empezado las vacaciones familiares despu¨¦s de atender a unos compromisos comerciales en Kuwait y China. Va a pasar unos d¨ªas en Fuentealbilla, no ir¨¢ a la boda de Messi y se le espera en su campus de Tordera, cuya cuarta edici¨®n presenta una novedad interesante, el Iniesta's Methodology, un programa de entrenamiento dirigido por su amigo y fisioterapeuta Emili Ricart. No se aburre con la rutina sino que es persona de costumbres y se recrea con las cosas que le son conocidas y le dan seguridad, siempre hogare?o, apegado a sus padres, a su esposa Anna, a sus hijos Valeria, Paulo Andrea y Siena, y tambi¨¦n a su Bar?a.
Nunca se le ha visto jugar en un equipo que no sea el azulgrana desde que con 12 a?os lleg¨® en 1996 a La Masia. La temporada pasada, sin embargo, tuvo demasiado tiempo para pensar y sopesar su futuro, al punto de que se ha dado un a?o de plazo, hasta que finaliza su contrato en 2018, para decidir si contin¨²a o se va del Camp Nou. Una sensaci¨®n nueva para un jugador que siempre delegaba en su agente Ramon Sostres para que se las apa?ara a fin de renovar por el Bar?a en las situaciones m¨¢s complejas, aun perdiendo dinero, como cuando las ofertas llegaban del Madrid. "Arr¨¦glalo como sea para que pueda seguir en el Camp Nou¡±, ordenaba entonces Iniesta a Sostres.
La situaci¨®n ha cambiado en 2017 y Andr¨¦s, despu¨¦s de 630 partidos y 30 t¨ªtulos desde su debut en 2002, ha mandado parar, esc¨¦ptico con la oferta del club para continuar en las mismas condiciones m¨¢s o menos hasta 2020, expectante con la propuesta de Ernesto Valverde, deseoso de recuperar el protagonismo perdido en 2016-2017, siempre emparedado entre Xavi y Messi, como ocurri¨® con la elecci¨®n del Bal¨®n de Oro de 2010. A Xavi, prescindible en la selecci¨®n desde Brasil y confundido con Iniesta por uno de los ayudantes del Tata Martino, le vali¨® la pena quedarse un a?o m¨¢s de lo previsto antes de viajar a Qatar porque gan¨® el triplete con Luis Enrique. Y Messi har¨¢ lo que le d¨¦ la gana en el Camp Nou.
La renovaci¨®n del 10 se da como cerrada y tendr¨¢ la duraci¨®n precisa para que el jugador pueda despedirse del f¨²tbol con la zamarra de Newell's. Messi se ha ganado ser el amo y se?or del Bar?a. El club invertir¨¢ su fortuna para que el rosarino siga hasta 2021 o 2022 despu¨¦s de mejorar los acuerdos con sus compa?eros Luis Su¨¢rez y Neymar. Iniesta pens¨® que si le ofrec¨ªan ampliar tambi¨¦n su contrato era para mejorar sus ingresos y se equivoc¨®, circunstancia que le invit¨® a pensar sobre su situaci¨®n, de nuevo situado a mitad de camino entre el tridente y los defensas que aprietan como Piqu¨¦ o el mediocentro Busquets. A sus 33 a?os, el manchego decidi¨® no firmar y aguardar, espera respetada por el Bar?a.
¡°Andr¨¦s se ha ganado el derecho a decidir¡±, defienden en la junta del Bar?a. Aunque a la directiva le interesa reducir la masa salarial, la propuesta de renovaci¨®n exime al presidente, Josep Maria Bartomeu, de dar m¨¢s explicaciones mientras el futbolista se plantea por primera vez si le sale m¨¢s a cuenta aceptar a partir de 2018 la posibilidad de jugar en Am¨¦rica o Asia, nunca en Europa para no competir con el Barcelona. No es una cuesti¨®n solo de dinero sino de autoestima, convencido de que si el cuerpo le respeta puede aspirar a un contrato mejor, dentro o fuera del Camp Nou. Y es que Iniesta ha vivido asustado desde octubre, cuando se retir¨® sollozando de Mestalla.
El volante encaden¨® un rosario de lesiones de rodilla y musculares que le llevaron a ser el jugador n¨²mero 13 en el c¨®mputo de minutos disputados entre los futbolistas de Luis Enrique. Incluso puede que el entrenador se excediera en su empe?o por proteger a Iniesta. Lucho mim¨® mucho a Andr¨¦s y le reserv¨® siempre para los partidos sagrados como los de la Champions. Y al volante le cost¨® encontrar la forma, superar las molestias musculares, entender alguna sustituci¨®n, tener continuidad ¡ªno disput¨® m¨¢s de 23 partidos de Liga. No siempre estuvo a gusto en la cancha y su condici¨®n de primer capit¨¢n de la plantilla ha sido cuestionada cada vez que ha irrumpido Piqu¨¦.
Las afrentas del central contrastan con los silencios de los representantes del vestuario elegidos por los jugadores ¡ªla comisi¨®n la completan Messi, Mascherano, Busquets¡ª-, como si Iniesta fuera el portavoz de los mudos en un club falto de liderazgo y de carisma como es hoy el Bar?a. Quiere saber el volante de Fuentealbilla qu¨¦ papel juega en el camerino y en el campo, en el equipo y en el club, y de ah¨ª que quisiera preguntar a Valverde. Y a pesar de que no ha trascendido el d¨ªa de la charla ni su contenido, se ha sabido que el entrenador cuenta con Iniesta. Nada nuevo si se tiene en cuenta que se mantiene como titular en la selecci¨®n espa?ola, camino del Mundial de Rusia.
El manchego es consciente, en cualquier caso, de que Isco, Silva, y hasta Asensio empujan en la Roja, y tambi¨¦n de que el Bar?a quiere fichar a un volante, a ser posible Verrati, el mismo que seg¨²n le dijo Matuidi al propio Iniesta, ser¨¢ su sustituto en el Camp Nou. No ser¨¢ f¨¢cil encontrar un sitio en un equipo que puede llegar a tener una docena de centrocampistas (Busquets, Rakitic Andr¨¦ Gomes, Arda Turan, Denis Su¨¢rez, Rafinha, Sergi Roberto, Ale?¨¢, Samper y hasta Mascherano). Ocurre que a los fichajes no les resulta f¨¢cil competir con los veteranos por m¨¢s que el equipo envejezca: solo cuatro de los ¨²ltimos 15 fichajes realizados desde 2014 se han asentado: Ter Stegen, Rakitic, Luis Su¨¢rez y Umtiti.
A Iniesta siempre le cost¨® que le hicieran caso por m¨¢s que le dedicaran los mejores elogios; basta con recordar que fue suplente en la final de Par¨ªs 2006. Ya se sabe que el equipo juega tranquilo y el juego fluye cuando est¨¢ el manchego y Messi agradece su presencia con la misma determinaci¨®n que lo hac¨ªa Ronaldinho. Todo parece m¨¢s f¨¢cil y natural, y tambi¨¦n m¨¢s art¨ªstico, con la seguridad que desprende Iniesta. Ning¨²n futbolista interpone mejor el cuerpo entre la pelota y el rival, camina tan elegantemente sin aparente esfuerzo ni rapidez, y asiste de forma tan precisa como el 8. No quiere claudicar ni tampoco pretende que se le trate como si fuera una reliquia del Bar?a.
A veces excesivamente atormentado, necesita sentirse querido para no somatizar los conflictos, ni que sea con un gesto, cosa que a veces resulta dif¨ªcil en un club ¨²ltimamente tan empresarial como el Bar?a. Agradece que le aplaudan en los distintos estadios de la Liga y de la Champions, a excepci¨®n de San Mam¨¦s. No quiere, sin embargo, que cada ovaci¨®n suene a despedida ahora que algunos le ven la cara de un prejubilado, como si no hubiera participado de la remontada contra el PSG. El cari?o funciona como fuerza motriz para un jugador silencioso, incapaz de dar tono y volumen a sus jugadas y a goles ¨²nicos y singulares como el de Stamford Bridge con el Barcelona o en Johanesburgo para Espa?a.
A pesar de su regularidad y fiabilidad, Iniesta siempre dio fe de vida a partir de la excepcionalidad. "Me gustar¨ªa valorar muchas situaciones para tomar la decisi¨®n m¨¢s honesta y la mejor para todos", ha dicho sobre su futuro. "Tengo que valorar la propuesta del club, mi sensaci¨®n personal y deportiva, ver c¨®mo se mover¨¢ todo el a?o que viene con tanta gente nueva", a?ade. "Estoy tranquilo y me siento feliz. Si tengo la suerte de que las lesiones me respeten me veo compitiendo al m¨¢ximo nivel. Me conozco". No ser¨¢ f¨¢cil encajar las piezas, ni para el club ni para jugador, ni tampoco asumir la situaci¨®n para el padre Jos¨¦ Antonio, ahora mismo dedicado a la empresa y especialmente a las Bodegas de Fuentealbilla.
Iniesta no quiere ser un estorbo ni un amuleto sino sentirse ¨²til y seguir siendo el s¨ªmbolo de una manera de entender y vivir el futbol que no tiene edad, incluso siendo un manchego que vive en Catalu?a, juega en el Camp Nou y se siente el m¨¢s espa?ol de los internacionales del Bar?a. El reto sigue siendo el de siempre: salir del callej¨®n en el que ha estado metido desde que parti¨® de Castilla-La Mancha, igual que un jilguero se escapa de la jaula sin que nadie sepa c¨®mo, feliz en Barcelona o en la China.
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