La aguda crisis de Carlsen
El campe¨®n del mundo, de 26 a?os, peligra como n¨²mero uno, puesto que logr¨® por primera vez en 2010
Pocos dudan de que el genial Magnus Carlsen est¨¢ capacitado para batir todas las marcas de Gari Kasp¨¢rov, incluida la que roza lo imposible: ser el n¨²mero uno durante 20 a?os consecutivos. Pero sus enormes apuros para defender el t¨ªtulo ante Sergu¨¦i Kariakin en 2016 (desempate r¨¢pido) y sus tres fracasos de 2017 en los torneos Tata (Wijk aan Zee, Holanda), Grenke (Baden-Baden, Alemania) y Altibox (Stavanger, Noruega) cuestionan su dominio.
¡°Por encima del n¨²mero uno no hay nada. Y por debajo hace mucho fr¨ªo¡±. Es el resumen de una conversaci¨®n muy profunda (cuyos detalles promet¨ª no publicar) que mantuve con Henrik Carlsen, padre de Magnus, hace a?o y medio en Wijk aan Zee. Henrik me explic¨® lo dif¨ªcil que es motivar a Magnus para mantenerlo en el camino de b¨²squeda de la perfecci¨®n, sobre todo si ve que triunfa incluso jugando por debajo del nivel que se exige a s¨ª mismo. En esas situaciones tampoco es muy eficaz decirle -como hacen con frecuencia sus familiares y amigos- que la p¨¦rdida del n¨²mero uno implicar¨ªa el adi¨®s a muchos privilegios y dineros.
Y todo ello encaja muy bien con una sabia observaci¨®n que otro astro del tablero, el holand¨¦s Anish Giri, le hizo a mi colega David Llada: ¡°Lo que peor soporta Magnus es el aburrimiento¡±. Ciertamente, Carlsen no es Kasp¨¢rov, para quien la vida tendr¨ªa muy poco sentido sin plantearse objetivos grandiosos, uno tras otro: ser el campe¨®n del mundo m¨¢s joven, el mejor de la historia, destruir a los dirigentes mafiosos que dominan la Federaci¨®n Internacional (FIDE), destronar a Vlad¨ªmir Putin, lograr que los derechos humanos se respeten en todos los pa¨ªses¡
Aunque ser¨ªa muy injusto decir que el noruego carece de conciencia social o pol¨ªtica -ha dado claras muestras de su sensibilidad en ese sentido desde muy joven-, hasta ahora no ha mostrado s¨ªntoma alguno de que quiera poner su genialidad al servicio de otra causa que no sea el ajedrez competitivo, pero tampoco se marca la meta de superar a Kasp¨¢rov: ¡°Aunque rara vez planifico un r¨¦gimen estricto de entrenamiento (s¨®lo en v¨ªsperas de un Campeonato del Mundo), yo estoy pensando casi siempre en alguna partida o posici¨®n. Cuando camino por la calle, o voy en avi¨®n, o esqu¨ªo o cualquier otro momento. Es una de las pocas cosas que me hacen feliz¡±, me dijo hace unos a?os en Oslo. Pero si le faltan est¨ªmulos para lograr el m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa, puede llegar el aburrimiento que menciona Giri.
La relajaci¨®n tras renovar el t¨ªtulo por los pelos a primeros de diciembre en Nueva York ante Kariakin puede haber causado esa falta de est¨ªmulos. Para Carlsen, todo lo que no sea ganar un torneo es un fracaso. Incluso cuando no lo gana con claridad, como en el Grand Chess Tour de partidas r¨¢pidas de hace unos d¨ªas en Par¨ªs, suele ser muy autocr¨ªtico. Quienes le seguimos desde que era un ni?o sabemos que se pone el list¨®n as¨ª de alto, y evaluamos sus resultados en consecuencia. Por tanto, sus tres torneos de ajedrez cl¨¢sico en lo que va de a?o han sido tres fracasos: 2? en Wijk aan Zee, tras Wesley So; 2? en Baden-Baden, tras Lev¨®n Aroni¨¢n; y pen¨²ltimo (9? de 10) en Stavanger, donde s¨®lo gan¨® a Kariakin; sin esa victoria, hubiera sido la primera vez desde 2007 (cuando ten¨ªa 16 a?os) que el noruego se ir¨ªa de un torneo sin ganar una sola partida. El triunfo muy justito en Par¨ªs (1? en r¨¢pidas, 5? en rel¨¢mpago, vencedor del desempate contra Vachier-Lagrave) y lo que pueda hacer estos d¨ªas en Lovaina (B¨¦lgica), segundo torneo r¨¢pido del Grand Chess Tour, no empa?an esa calificaci¨®n.
El excampe¨®n del mundo Vlad¨ªmir Kr¨¢mnik lo acaba de decir con gran claridad durante una entrevista con el diario ruso Nezav¨ªsimaya Gazeta: ¡°Si Carlsen sigue jugando como ¨²ltimamente, alguien lo alcanzar¨¢ pronto. No s¨¦ si Aroni¨¢n o yo. Est¨¢ claro que ya es hora de que vuelva a su ser y salga de la crisis; de lo contrario, a finales de a?o habr¨¢ perdido el n¨²mero uno¡±. Hay mucha estad¨ªstica que apoya a Kr¨¢mnik. Por ejemplo: Carlsen ten¨ªa 2.889,2 puntos Elo el 21 de abril de 2014, unos 75 puntos m¨¢s que el n¨²mero dos de entonces, Aroni¨¢n; hoy ha bajado a 2.822,3, s¨®lo 10,8 m¨¢s que Kr¨¢mnik. Tambi¨¦n ha descendido mucho en la modalidad rel¨¢mpago (de 2.948 a 2.899); s¨®lo se mantiene muy firme en la de r¨¢pidas, donde incluso ha subido (de 2.906 a 2.923,8).
En mis conferencias me preguntan a menudo si creo que Carlsen puede batir las marcas de Kasp¨¢rov. Soy pesimista en eso, porque ser el n¨²mero uno del mundo dos decenios seguidos en el ajedrez actual roza lo imposible. Suelo dar este argumento: ¡°?Qu¨¦ pasar¨¢ el d¨ªa en que Magnus se enamore? Kasp¨¢rov se ha casado tres veces y ha tenido cuatro hijos en esos matrimonios, pero ser el n¨²mero uno siempre fue para ¨¦l de una importancia extrema, lo que resulta casi inhumano. Y dudo mucho que Carlsen pueda llegar a ese extremo¡±.
Nunca, en 34 a?os de profesi¨®n, he publicado algo sobre la vida privada de los jugadores, salvo cuando hab¨ªa una clara conexi¨®n con el rendimiento deportivo (por ejemplo, cuando Kasp¨¢rov estaba unido a la actriz Marina Ney¨®lova durante sus primeros duelos con Anatoli K¨¢rpov). Y tampoco lo voy a hacer ahora, porque no hay indicio s¨®lido alguno de que las relaciones sentimentales de Carlsen est¨¦n incidiendo en la calidad de su juego. Todo indica que Kr¨¢mnik tiene raz¨®n: ¡°Los ¨¦xitos atraen a los ¨¦xitos como el dinero atrae al dinero. Es probable que los resultados de Magnus en su mejor momento estuvieran sobrevalorados con respecto a su juego, pero estaba en racha. Ahora ocurre lo contrario, porque ha bajado m¨¢s de lo que indica su juego, que no es tan malo. Pero sus rivales se han dado cuenta de que es vulnerable, y eso crea un fondo psicol¨®gico negativo¡±.
?Y qu¨¦ dice Carlsen? ¡°S¨¦ que puedo jugar, pero ya no estoy tan convencido sobre mi capacidad para ganar. Es una combinaci¨®n de falta de confianza y de buen juego de mis rivales, lo que no es precisamente una buena mezcla para m¨ª¡±. Pero el noruego no tiene intenci¨®n alguna de abandonar la arena de los gladiadores, ni siquiera parcialmente: ¡°?Por qu¨¦ deber¨ªa tomarme un descanso? Me gusta mucho el ajedrez. Es una de las cosas m¨¢s divertidas que hago¡±.
Tal vez ahora, cuando por primera vez empieza a sentir el aliento de sus perseguidores en el cogote, encuentre la motivaci¨®n que le falta. Y quiz¨¢ se decida por fin a trabajar con un psic¨®logo especializado en el deporte de alta competici¨®n. Ya lo reconoci¨® cuando le pregunt¨¦ por ello en Nueva York, un d¨ªa despu¨¦s de ganar el desempate contra Kariakin: ¡°Mi punto m¨¢s d¨¦bil es el control de las emociones¡±.
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