Pizzi, el antipersonaje
Alejado del dogmatismo y el liderazgo ¨¦pico de sus predecesores, Bielsa y Sampaoli, el seleccionador de Chile hered¨® el cargo en el momento m¨¢s dif¨ªcil y cedi¨® el protagonismo a los jugadores
El 26 de junio de 2016 fue el d¨ªa m¨¢s glorioso de su carrera como entrenador. Pero cuando Juan Antonio Pizzi se sent¨® en la sala de conferencias del estadio de Nueva Jersey tras conquistar la Copa Am¨¦rica, una profunda arruga le parti¨® la frente. Parec¨ªa un hombre abatido mientras emit¨ªa el mensaje protocolario sin expresar apenas un sentimiento de felicidad, hasta que un periodista le pidi¨® que revelara lo que hab¨ªa en ¡°su alma¡±. Ante tama?a demanda, el interpelado lanz¨® una mirada desesperada al inquisidor y dej¨® entrever la tormenta por una ranura. ¡°Todas las cosas que he conseguido en mi vida me han costado un enorme sacrificio¡±, dijo, con la voz quebrada. ¡°He tenido y seguir¨¦ teniendo muchas m¨¢s desilusiones que alegr¨ªas. En el vestuario pensaba en la final que perdimos con la Universidad frente a la Cat¨®lica; y me acord¨¦ de una final con Rosario Central que tambi¨¦n perdimos; y de la final que perd¨ª con San Lorenzo, y de la final que perd¨ª con Le¨®n, y de la semifinal que perd¨ª con el Valencia en la Liga Europa¡±.
En la cumbre de su vida profesional Pizzi se acord¨® del gol que le meti¨® Mbia al Valencia en el minuto 94, truncando en Mestalla (3-1) la posibilidad de disputar la final de la Liga Europa de 2014 y permitiendo al Sevilla de Unai Emery conquistar el primero de sus tres trofeos europeos consecutivos. Ese verano, despu¨¦s de seis meses en los que logr¨® mejorar la clasificaci¨®n, Peter Lim lo despidi¨®.
¡°En el Valencia lo hizo muy bien¡±, observa el exseleccionador espa?ol Javier Clemente; ¡°pero se encontr¨® con una situaci¨®n muy complicada y cuando Lim compr¨® el club ¨¦l tuvo que irse. Son cosas de presidentes. Los presidentes no entienden de f¨²tbol¡±.
¡°Para ser buen entrenador no se puede ser mala persona¡±, dice Clemente, que le llev¨® al Mundial de Francia aprovechando su doble nacionalidad, hispanoargentina, su instinto goleador, y el cari?o de sus colegas. ¡°Juan Antonio es una persona extraordinaria¡±.
Los futbolistas que se ganan la vida haciendo goles suelen ser gente exaltada. A la mayor¨ªa los embarga el fanatismo autorreferencial, conscientes de que su acierto depende de su fe, y de que su fe depende de alimentar el amor propio. Pizzi, que naci¨® en la ciudad argentina de Santa Fe hace 49 a?os, fue un nueve cl¨¢sico pero su temperamento le distanci¨® del arquetipo. En el ganador del pichichi de la Liga en 1996 el ego permanece clausurado. Met¨ªa goles por bravura y porque razonaba cada movimiento con sentido administrativo. Como entrenador ha logrado que sus equipos jueguen un f¨²tbol acad¨¦mico, incluso exultante, arm¨¢ndose de una dial¨¦ctica sencilla. Lidera sin carisma y se expresa lac¨®nico. Su car¨¢cter es el opuesto de sus predecesores, Marcelo Bielsa y Jorge Sampaoli, ambos objeto de la fascinaci¨®n popular que inspiran los personajes m¨ªticos.
"Hasta los enfermos de Alzheimer se acuerdan de c¨®mo juega Chile", juzga el exinternacional Leonardo V¨¦liz
A Bielsa, figura que en Chile alcanz¨® categor¨ªa de pr¨®cer nacional, la gente le llamaba Loco regocij¨¢ndose en su extremismo. A Sampaoli, otro exc¨¦ntrico, la prensa le impuso el ep¨ªteto de Mini Yo, en referencia a Austin Powers. A los chilenos les chiflan los sobrenombres. Pero no saben c¨®mo rebautizar a Pizzi.
¡°Yo no tengo nada especial¡±, cuenta en su biograf¨ªa, Creer lo imposible; ¡°pero como delantero siempre sab¨ªa que tendr¨ªa una oportunidad de marcar¡±.
Lejos de pretender dejar su sello, Pizzi conserv¨® la estructura de Sampaoli. Ante el af¨¢n contempor¨¢neo de fabricar narrativas, ¨¦l permanece distra¨ªdo. El mercado, siguiendo el estruendo, tampoco le valor¨®. La federaci¨®n chilena no le consider¨® cuando Sampaoli present¨® la renuncia. Primero llam¨® a Bielsa, luego a Berizzo.
Tras la apoteosis de la Copa Am¨¦rica de 2015, en Chile se esperaba un gestor del declive. Bielsa se impuls¨® en la juventud de la plantilla. Sampaoli se apoy¨® en la determinaci¨®n de los jugadores por demostrar que eran ellos los relevantes y no Bielsa. Las palabras de Arturo Vidal al diario alem¨¢n S¨¹ddetusche Zeitung, exhiben las motivaciones del vestuario: "Bielsa no tiene nada que ver con nuestro ¨¦xito".
Despu¨¦s de la fiesta el panorama que encontr¨® Pizzi fue de anticl¨ªmax. La reconquista de la Copa Am¨¦rica el a?o pasado result¨® una gesta inesperada para casi todos. El m¨¦rito tambi¨¦n corresponde a un t¨¦cnico que dej¨® que los protagonistas ¡ªpor fin¡ª fuesen los futbolistas.
Leonardo V¨¦liz, alias Pollo, fue pol¨ªtico despu¨¦s de ser entrenador y miembro de la selecci¨®n chilena en el Mundial de 1974. "Hasta un enfermo de Alzheimer", dictamina, "se acuerda de c¨®mo juega esta selecci¨®n".
A fuerza de procurar que todo fluya sin alteraciones artificiales, el seleccionador consigui¨® que el equipo de Chile se constituya en un fen¨®meno con vida propia. Una realidad pret¨¦rita, presente y futura, en la que ¨¦l parece ocupar un lugar accesorio.
Esta tarde Chile enfrentar¨¢ a Alemania en la final de la Copa Confederaciones con un precedente nefasto. Los chilenos jam¨¢s en su historia se impusieron a Alemania en un partido oficial. En este juego lo normal ¡ªlo sabe Juan Antonio Pizzi¡ª es perder.
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