Sin Sagan no hay sangre en el Tour
Sprint limpio y caballeroso en Troyes, donde Marcel Kittel conigue su segunda victoria
No estaba Sagan y el sprint result¨® necesariamente soso, y tambi¨¦n la etapa Ni cambios de humor, ni adrenalina ni locura m¨¢s all¨¢ de la habitual Ni siquiera una sombrilla loca que decidi¨® desamparar a sus usuarios en la cuneta, y v¨ªctimas del sol canicular, para volar sin sentido y caer en mitad del pelot¨®n fue capaz de hacer sangre en el asfalto. Y en la recta final en la vieja Troyes, Arnaud D¨¦mare, autor de un par de peligrosas maniobras para ganar en Vittel a la sombra del paso imposible de Cavendish entre las vallas y el codo del campe¨®n del mundo, pudo hacer similar adelantamiento al ciclista que ten¨ªa por delante: el tranquilo Boasson Hagen no se atrevi¨® a cerrarle la puerta. No por eso gan¨® el franc¨¦s que ha cambiado su maillot tricolor de campe¨®n nacional por el verde de los puntos.
Fue un sprint de caballeros sin malos gestos ni peleas, solo algunas acrobacias de lucimiento, que gan¨® el sentimental alem¨¢n Marcel Kittel, especialista en arrancadas cortas e imparables, sin lanzadores ni nada, como se lleva en este Tour. El peso de la llegada se desplaz¨® a la izquierda, y Kittel, retrasado por la izquierda, se encontr¨® por delante una avenida ampl¨ªsima para remontar sin obst¨¢culos y lograr su segunda victoria del Tour del 17, la 11? en su carrera. Despu¨¦s se ech¨® a llorar.
En Troyes, ya entrando en tierras de Champagne, donde el girasol, el ma¨ªz y la colza dejan su espacio al Pinot Noir,siempre planas, gan¨® en el a?o 2000 otro sprinter alem¨¢n, Erik Zabel, y en su anterior d¨ªa Tour, un sprinter asturiano, Manuel Jorge Dom¨ªnguez. Ninguno de los dos protagoniz¨® una acci¨®n tan ciclista como la del ganador de 1960, el desconocido franc¨¦s Pierre Beuffeuil, quien andaba descolgado despu¨¦s de una aver¨ªa y no se enter¨® de que el pelot¨®n se iba a parar en Colombey les Deux ?glises para saludar al general De Gaulle, que estaba all¨ª de vacaciones y se hab¨ªa quedado en la cuneta para ver pasar el Tour. Cuando alcanz¨® al pelot¨®n y vio que estaba parado, Beuffeuil sigui¨® adelante y lleg¨® solo victorioso a Troyes. El director del Tour, Jacques Goddet, quiso que procesaran ¡°alta traici¨®n¡± al ciclista que no respet¨® a su presidente, pero se ech¨® atr¨¢s cuando le recordaron que Francia era una rep¨²blica y no una monarqu¨ªa absoluta. Y por si acaso, tras recordar que no sab¨ªa nada de que De Gaulle estuviera ah¨ª, Beuffeuil record¨® que ¨¦l siempre votaba a De Gaulle. En el 17 el Tour no par¨® en el pueblo, por el que pas¨® a toda velocidad disputando una meta volante. La direcci¨®n de la carrera s¨ª que aprovech¨® para detenerse y meditar a la sombra de la cruz de Lorena, la de dos travesa?os, el gigantesco monumento a la memoria de De Gaulle.
Beuffeuil pas¨® de perseguidor a perseguido en un esfuerzo individual y casi loco que decidi¨® aplicando una vieja ley ciclista que valida la persistencia en el error: cuando uno se da cuenta de que no va hacia ning¨²n sitio, decide seguir para evitar haber hecho tanto esfuerzo en vano. El suicidio es una raz¨®n que justifica el esfuerzo, como entendi¨® el mi¨¦rcoles el BMC, protagonista en el camino de la Planche des Belles Filles de una acci¨®n que muchos no comprendieron. Pese a no ser el equipo del l¨ªder, los compa?eros de Richie Porte asumieron en pleno la responsabilidad de perseguir y controlar la fuga. Llegado el momento, Porte no estuvo a la altura y ni atac¨® ni gan¨® la etapa. Directores de otros equipos, como Nicolas Portal, del Sky, o Jos¨¦ Luis Arrieta, del Movistar, aplaudieron la acci¨®n, que demostraba que un equipo cre¨ªa en su l¨ªder. ¡°Y¡±, dice Portal, ¡°cuando trabajas nunca sabes cu¨¢l va a ser el resultado, pero lo importante es trabajar para conseguirlo¡±. No lo vieron as¨ª algunos directores del propio BMC, que aseguraron que la decisi¨®n de poner el equipo a tirar fue de David Bailey, un brit¨¢nico, entrenador personal de Porte, y que si de ellos hubiera dependido, el BMC no habr¨ªa aparecido ni en pintura.
¡°As¨ª nos va. Solo vamos a quedar para conducir el coche¡±, dice uno de ellos. ¡°Los entrenadores parece que son los ¨²nicos que saben qu¨¦ tiene que hacer un ciclista, qu¨¦ tiene que comer y c¨®mo tiene que correr, y ya quieren decidir hasta la t¨¢ctica del equipo. Est¨¢n todos los d¨ªas hablando de vatios y midiendo¡ Qu¨¦ a gusto me quedar¨ªa si prohibieran los medidores de potencia¡±.
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