Froome sobrevive en una etapa extrema, en la que pierde rivales
El colombiano Ur¨¢n se impone en la fotofinish despu¨¦s de cinco horas en las monta?as que vieron la ca¨ªda pavorosa de Porte, que abandon¨®, y el hundimiento de Contador
No hubo truenos ni rayos ni tormentas temidas. Solo unas carreteras asesinas, estrechas, de grano ¨¢spero; unas subidas verticales y calurosas y unos descensos espeluznantes. All¨ª, en las monta?as jur¨¢sicas del Este de Francia, todas las emociones que puede despertar el ciclismo y que el aficionado espera, disfruta y teme, las ofreci¨® el Tour en apenas cinco horas, que terminaron con la victoria de etapa incre¨ªble para un d¨ªa de alt¨ªsima monta?a, por un tubular al fotofinish, de un colombiano, Rigoberto Ur¨¢n en Chamb¨¦ry, all¨ª donde la civilizaci¨®n relev¨® a la monta?a y donde Froome volvi¨® a subir de amarillo al podio.
El ciclismo no es un juego; es la vida acelerada y peleada con rabia sin aire en los pulmones y con el coraz¨®n a 200 y la desmemoria r¨¢pida, y el Tour, la monta?a, su exaltaci¨®n. Hubo tragedia y pena (los golpes: Porte evacuado en camilla con conmoci¨®n cerebral y una fractura de clav¨ªcula y cadera; Thomas, en coche con la clav¨ªcula rota; otros tres abandonos por ca¨ªdas), hubo golpes de astucia (un ataque de Aru con Froome pidiendo auxilio por aver¨ªa); hubo casi violencia (el codazo que le solt¨® Froome a Aru cuando cesaron las hostilidades) y gestos de deportividad (Porte exigiendo a Aru que levantara el pie despu¨¦s de su ataque); hubo suspense y audacia (el ataque de Bardet en el descenso criminal del Chat, la persecuci¨®n al fugado Barguil, el cron¨®metro y el cuentakil¨®metros peleando); hubo mal ciclismo (el miedo del Astana, el equipo de Aru y Fuglsang, quiz¨¢s los m¨¢s fuertes, a jug¨¢rselo todo a una carta ante un Froome aislado, y lo perdi¨® todo); hubo soledades so?adas, las de los atacantes que no cesaron, y soledades indeseadas y temidas, las que hacen a los h¨¦roes, las de Contador y Nairo, escaladores enfrentados en cuestas intratables al fracaso de sus aspiraciones, a la fuga de sus sue?os, y sin dejar de sufrir y pedalear.
Y por encima de todos, de la tormenta que no estall¨®, de todas las peripecias, miedos, aventuras, ataques y defensas y golpes, hubo un ciclista, Chris Froome, que super¨® todos los avatares y los sobrevivi¨® ejerciendo como patr¨®n sin discusi¨®n de una carrera en la que su autoridad es suprema aunque no gane etapas y no marque las diferencias que marcaba otros a?os, y aunque en tiempo solo aventaje en 18s a su m¨¢s cercano perseguidor, Fabio Aru, y en menos de un minuto al cuarto, Ur¨¢n, y en 2m 13s al octavo Nairo Quintana, que lucha y no se rinde pese a todo.
Faltan apenas 12 kil¨®metros para la meta. Ha terminado el descenso y un grupo de cuatro (Froome, Ur¨¢n, Fuglsang y Aru) persigue a Bardet, que se ha escapado en el descenso y persigue a Barguil, en fuga en todo el d¨ªa. Bardet es peligroso. Est¨¢ a solo 47s en la general. Puede arrebatarle el liderato al ingl¨¦s, su bien m¨¢s preciado.
Los libros de ciclismo se?alan que en estas circunstancias, el l¨ªder debe ponerse en cabeza y cazar solo, y los dem¨¢s est¨¢n obligados a aprovecharse de su esfuerzo y a atacarlo cuando se agote, lo que es previsible dado el terrible esfuerzo. Pero Froome, un solo gesto de su brazo, al estilo de los dictadores pero sin el autoritarismo que les distingue, consigue que todos se pongan de acuerdo, releven con fiereza y cacen. Y todos parecen sentirse felices, incluidos Aru y el dan¨¦s, los dos Astana que asienten, y colaboran para ayudar al l¨ªder que los derrota. Solo entre ellos pelear¨¢n llegado el momento por los puestos en el podio.
Quiz¨¢s sientan compasi¨®n y pena por el ingl¨¦s, que en pocos kil¨®metros ha visto c¨®mo los dos ¨¦quipiers que m¨¢s se han entregado por su vida, Geraint Thomas, el gal¨¦s de siempre, el primer l¨ªder del Tour, que en su tercera ca¨ªda en el Tour se rompi¨® por fin, y Richie Porte, su amigo rival, que toma mal una ese en el descenso del Chat, pisa hierba, pierde el control del interior y rebota con violencia contra el suelo a m¨¢s de 70 kil¨®metros por hora. El australiano le ayud¨® a ganar dos Tours a Froome, y en este se postulaba como su mayor rival, y p¨²blicamente Froome llor¨® por ¨¦l.
Cuando se cay¨® Porte la etapa ya se hab¨ªa aclarado. Nairo y Contador se hab¨ªan quedado; Aru se hab¨ªa calmado y Froome se hab¨ªa recuperado el ataque de p¨¢nico de la aver¨ªa de su bici y del ataque de Aru, producido justo tres segundos despu¨¦s de que Radio Tour anunciara que Froome necesitaba auxilio mec¨¢nico.
El ingl¨¦s se retras¨® en el grupo y Aru, que le ve levantar el brazo, ataca a su espalda. Le siguen Nairo y Porte, pero no le relevan. Froome pierde unos metros. Sus Sky se quedan con ¨¦l y le devuelven al grupo. En la siguiente curva, Froome le da con el codo a Aru, que casi se cae en la cuneta. Despu¨¦s ataca Aru de nuevo. Nieve y Landa, sus ¨²ltimos ayudantes, ya no pueden responder. En persona Froome se defiende acelerando. Despu¨¦s, se olvida de todo. ¡°No recuerdo que Aru me atacara cuando la aver¨ªa¡±, dice. ¡°No, no le di con el codo¡±.
Entre los aspirantes a algo est¨¢ Ur¨¢n, que ya ha cumplido 30 a?os y al que podr¨ªa considerarse como el padre del nuevo ciclismo colombiano. Desde los 20 a?os corre en Europa, donde ha mostrado la v¨ªa y abierto el camino a la generaci¨®n de Henao, Nairo y Chaves. Dicharachero y feliz, tras a?os de niebla ha vuelto a ver la claridad. ¡°Vine a buscar un puesto en la general y a ganar una etapa¡±, dice. ¡°Y parece que voy por el buen camino¡±. El lunes, el Tour, que ha cubierto un tercio de su recorrido, descansa. Todos lo necesitan.
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