Pereda, del Indauchu al Madrid
El Athletic descart¨® fichar al jugador por su origen: se form¨® en Bizkaia pero hab¨ªa nacido en Medina de Pomar, Burgos
¡ª?Qu¨¦ club ha tenido m¨¢s jugadores en Primera sin haber jugado nunca en Primera?
¡ªEl Indauchu.
Era una pregunta cl¨¢sica de trivial futbol¨ªstico. Y seguir¨¢ siendo v¨¢lida la respuesta, salvo que consideremos al Castilla, al Bar?a B clubes distintos de la matriz.
La pol¨¦mica en torno al Athletic por el caso del joven Diarra me ha recordado el lejano caso de Pereda, y la epopeya del Indauchu a caballo de los cincuenta y los sesenta. Con un pie en el Colegio de Jesuitas y el otro en la Escuela de Industriales y campo en Garellano, a dos manzanas de San Mam¨¦s, el impulso de un h¨¦roe civil llamado Jaime de Olaso reg¨® la Primera Divisi¨®n de jugadores. Entre ellos, Pereda y G¨¢rate.
En la posguerra, el Indauchu era un equipo amateur que lleg¨® a ser campe¨®n de Espa?a de la categor¨ªa en 1945 y subcampe¨®n en el 47 y el 48.
En 1955 apareci¨® en Segunda Divisi¨®n, saludado con entusiasmo por el resto del Grupo Norte, ya que incorpor¨® a los veteranos Ontoria, Panizo y Zarra. Sus visitas dejaban excelentes taquillas, pero a Garellano iba poca gente. Olaso vio que s¨®lo ten¨ªa dos caminos: o apoyarse en el Athletic o convertirse en un club vendedor.
Lo primero no pudo ser. Aunque del Indauchu saltaron al Athletic primero Azc¨¢rate y luego Uribe, Olaso siempre pens¨® que pretend¨ªan pagarle mal sus jugadores y empez¨® a venderlos fuera. Y de pretendido equipo nodriza pas¨® ser visto como enemigo local, acusado de sustraer del control del Athletic promesas vizca¨ªnas y venderlas fuera.
Gran esc¨¢ndalo produjo el caso de Pereda, nacido en Medina de Pomar, Burgos. Olaso quiso que fuera al Athletic. Era de fuera, pero se hab¨ªa hecho jugador en Bizkaia. El criterio del Athletic con este asunto ha variado seg¨²n ¨¦pocas y conveniencias. (V¨¦ase ahora el caso Diarra). Olaso cuenta en su libro sobre aquellos a?os (Cuando el bal¨®n no es redondo), que coincidi¨® en un viaje con Enrique Guzm¨¢n, presidente del Athletic, en un restaurante de Somosierra. Comieron juntos, le insisti¨®, pero Guzm¨¢n descart¨® el fichaje por su origen.
Quien fich¨® a Pereda fue el Madrid y en Bilbao se arm¨® la marimorena. Guzm¨¢n se call¨® que hab¨ªa descartado el fichaje, dej¨® a Olaso a los pies de los caballos. Para m¨¢s inri, la final de Copa de ese a?o, 1958, enfrent¨® al Madrid y al Athletic. Pereda la jug¨®, como extremo izquierdo, por lesi¨®n de Gento. Gan¨® el Athletic, con once vizca¨ªnos, los once aldeanos. Asusta pensar a lo que se hubiera enfrentado Olaso si un gol de Pereda llega a decidir aquel partido.
Algo parecido pas¨® con Miguel Jones. Hijo de un importante hombre de negocios guineano, estudiaba en Deusto. A Daucik, entrenador del Athletic, le maravill¨® su velocidad. Olaso le permiti¨® que entrenara con el Athletic, pero el club no accedi¨® a ficharle, porque no era de all¨ª. El Indauchu lo vender¨ªa al Atl¨¦tico de Madrid.
Y fueron desfilando fuera otras figuras del club: Isasi, al Zaragoza de Los Magn¨ªficos, Cobo al Sevilla, Eusebio R¨ªos al Betis¡
Con la entrada de Javier Prado por Enrique Guzm¨¢n en la presidencia del Athletic, la situaci¨®n se alivi¨®. El Athletic accedi¨® a que sus jugadores en formaci¨®n terminaran de cuajarse en el Indauchu, casos de Argoitia y Zorriqueta, por ejemplo, a cambio de un derecho de tanteo en cada traspaso del Indauchu. Pero rara vez quiso poner sobre la mesa lo que Olaso pretend¨ªa, y siguieron saliendo: Era?a al Sporting, Mendieta al Madrid (es padre adoptivo del jugador de no hace mucho), Irusquieta, al Zaragoza con Isasi y, sobre todo, G¨¢rate, en cuyo caso tambi¨¦n cupieron dudas, porque hab¨ªa nacido en Buenos Aires, aunque desde muy ni?o vivi¨® en ?ibar.
Olaso se sinti¨® definitivamente amargado con el caso Larrauri. El Athletic maniobr¨® para qued¨¢rselo por menos de lo acordado. Tir¨® la toalla en 1966. Para entonces, Pereda era figura en el Bar?a, y campe¨®n de Eurocopa con Espa?a. En la final ante la URSS marc¨® el primer gol y dio el pase del segundo a Marcelino. A los dos a?os el club baj¨®, y nunca m¨¢s se le ha visto por las alturas.
En aquel tiempo fabric¨® para la Primera Divisi¨®n m¨¢s de ochenta jugadores. A¨²n desde Segunda B fabric¨® una figura notable, Amorrortu.
En su frustrado empe?o por sacar al Indauchu adelante como club nodriza de su querido Athletic, Olaso hasta lleg¨® a desestimar una oferta de Bernab¨¦u, que admiraba su ojo cl¨ªnico, para ser secretario t¨¦cnico del Madrid.
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