Rasmussen: ¡°Todos sab¨ªan lo que hac¨ªa falta para ganar el Tour¡±
El dan¨¦s fue obligado a retirarse de la carrera cuando iba l¨ªder, dejando el maillot amarillo a Alberto Contador
Para muchos, y no es literatura ni met¨¢fora, el Tour es una cuesti¨®n de vida o muerte. Hay ciclistas que matar¨ªan por ganarlo o dispuestos a morir si no lo consiguen.
La noche del 25 de julio de 2007, el deseo de suicidarse que le asalt¨® a Michael Rasmussen fue tan grande que aun hoy, 10 a?os despu¨¦s, al ciclista dan¨¦s a¨²n se le erizan los pelos de sus brazos y de sus piernas cuando lo recuerda. ¡°Mira, mira, c¨®mo se me pone la piel de gallina¡±, dice con una triste sonrisa Rasmussen, de 43 a?os, y es as¨ª, como impelidos por un im¨¢n los largos pelos rub¨ªsimos de sus brazos, casi blancos, se erizan. ¡°El hotel en el que pas¨¦ la noche m¨¢s negra de mi vida ya no existe. Lo descubr¨ª hace unos a?os, cuando quise volver al lugar¡±.
Unas horas antes de aquella noche, Rasmussen hab¨ªa consolidado su triunfo en el Tour con una gran victoria en el Col del Aubisque. En el autob¨²s de vuelta al hotel de Pau con todo el Rabobank, Teo de Rooy, el director del equipo, le comunica que la direcci¨®n el banco que les patrocina ha decidido que debe retirarse, que las sospechas de dopaje que le rodeaban (hab¨ªa mentido en su paradero para evitar que la UCI le hiciera controles, hab¨ªa dicho que estaba en M¨¦xico), da?aban la reputaci¨®n del banco y que la situaci¨®n era tan insostenible, y tan altas las presiones, que prefer¨ªan perder un Tour que ten¨ªan ganado a lidiar con ellas en defensa de su ciclista. ¡°Al llegar a nuestro hotel de Pau, el Mercure, hab¨ªa tantos periodistas y tanta expectaci¨®n que De Rooy me oblig¨® a salir por la puerta de la cocina y entrar en un coche sin marcas de Rabobank y me llev¨® a un peque?o hotel de un pueblo perdido. All¨ª por poco no supero la noche. Todos, la direcci¨®n del equipo, la direcci¨®n del banco, sab¨ªan lo que era necesario hacer para ganar el Tour. No eran ingenuos. Sab¨ªan lo que hab¨ªa hecho, y c¨®mo¡±.
A?os despu¨¦s, Rasmussen volvi¨® a Pau, a su habitaci¨®n en el Mercure. ¡°Me encerr¨¦ all¨ª en 2013 para escribir Fiebre amarilla, el libro en el que cuento mi vida como ciclista y mi relaci¨®n con el dopaje¡±, dice el dan¨¦s en la sala de prensa de Chamb¨¦ry, donde cubre el Tour para el diario de Copenhague Ekstra Bladet. ¡°Desde all¨ª reviv¨ª todo a la perfecci¨®n¡±.
Rasmussen dej¨® el Tour el 25 de julio, cuando Alberto Contador, que se alojaba con todo el equipo Discovery en el hotel Ville Navarre, en el centro de Pau, a unos kil¨®metros, estaba ya dormido. Al chico de Pinto, que marchaba segundo en la general, le despert¨® su compa?ero de habitaci¨®n, Benjam¨ªn Noval, para decirle que al d¨ªa siguiente saldr¨ªa con el maillot amarillo de l¨ªder, y que, dado que solo quedaba una contrarreloj, y sacaba casi dos minutos a Cadel Evans, seguramente cuatro d¨ªas despu¨¦s ganar¨ªa el Tour en Par¨ªs.
Contador ten¨ªa 24 a?os y en los Pirineos se hab¨ªa mostrado como el ¨²nico rival que pod¨ªa acercarse al dan¨¦s, al que incluso derrot¨® tras un gran duelo en los Pirineos en el Plateau de Beille.
La noticia de que un espa?ol iba a ganar el Tour porque el l¨ªder se retiraba fue el apogeo del caos que vivi¨® la edici¨®n de 2007 de la grande boucle. Un par de d¨ªas antes, tambi¨¦n en Pau, dej¨® el Tour el Astana en pleno, despu¨¦s de conocerse el dopaje por transfusiones de Vinok¨²rov y Kasheckin; y unas horas despu¨¦s se fue tambi¨¦n en pleno el Cofidis de Bradley Wiggins por el positivo de uno de sus corredores, el italiano Moreni. En la etapa del Aubisque, la m¨¢s dura de aquel a?o, 11 espa?oles terminaron entre los 20 primeros.
¡°Aquel Tour yo fui el m¨¢s fuerte pero el ganador fue Contador¡±, dice Rasmussen, que nunca ha hablado en profundidad con el espa?ol de lo que ocurri¨® aquel 2007. ¡°Todos ¨ªbamos igual seguramente., el ciclismo estaba as¨ª, pero yo no tengo nada contra Alberto ni contra ning¨²n ciclista, solo contra la hipocres¨ªa de los puritanos¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.