Muguruza abre una nueva era
La hispano-venezolana, de 23 a?os, arrolla a la pentacampeona Venus Williams (7-5 y 6-0, en 1h 17m) y eleva en Wimbledon su segundo Grand Slam. Es la primera espa?ola que gana en Par¨ªs y Londres
Londres, el marco catedralicio del tenis, como origen y ahora episodio del segundo gran fasto de Garbi?e Muguruza. Lo hizo Garbi?e, lo consigui¨®. Primero Par¨ªs, Roland Garros, la tierra; ahora, nada m¨¢s y nada menos que el All England Tennis Club, la hierba, Wimbledon. El santuario brit¨¢nico, el lugar donde hace dos a?os eclosion¨®. Entonces, en los albores de una carrera que se agranda y agranda, no pudo con un imperio, el de Serena Williams, pero esta vez s¨ª. Derrot¨® a la herman¨ªsima Venus, otra tenista imperial, y conquist¨® su segundo Grand Slam con solo 23 a?os. 7-5 y 6-0 (en 1h 17m). ?D¨®nde est¨¢ el l¨ªmite?
El tiempo lo dir¨¢. De momento, hasta hoy dice que el tenis espa?ol cuenta definitivamente con otro basti¨®n, Muguruza, a la que en los tres ¨²ltimos a?os se la ha podido ver ya en tres grandes finales, de las que ha ganado dos. Es un supuesto anticipo, un tentempi¨¦, porque a Garbi?e se le augura un largo recorrido y en ella se adivina a toda una n¨²mero uno. De momento ya ha hollado la cima de dos de los cuatro grandes, Roland Garros y Wimbledon, algo que ninguna otra jugadora espa?ola hab¨ªa logrado hasta ahora.
Si el a?o pasado su triunfo en Par¨ªs ya marc¨® un punto de inflexi¨®n, esta victoria en Londres viene a confirmar que el tenis femenino abre una nueva etapa. La victoria contra Venus, la segunda ante una Williams, fue de lo m¨¢s simb¨®lica, el paso de una p¨¢gina a otra, del ayer al ma?ana. La estadounidense, de 37 a?os, acab¨® arrollada y rendida a la evidencia. Resisti¨® hasta el tramo final del primer parcial, pero Muguruza fue abri¨¦ndose paso e impuso su casta. El equilibrio de fuerzas se rompi¨® cuando Garbi?e salv¨® dos bolas de set en contra con 4-5 y 15-40. A partir de ah¨ª, vol¨®.
Con La Catedral techada, porque lloviznaba en Londres, en la central se confrontaban dos generaciones. La jugadora que definitivamente ha tumbado la puerta de la historia ante Venus, pentacampeona en Wimbledon, siete grandes, una gigantesca carga hist¨®rica a sus espaldas. Aspiraba la norteamericana a convertirse en la ganadora de mayor edad, pero se qued¨® con las ganas. La profec¨ªa de hace dos a?os de su hermana Serena se cumpli¨®: ¡°Garbi?e, alg¨²n d¨ªa ganar¨¢s este trofeo¡±. Y lo hizo esta con una demostraci¨®n de fuerza brutal, de un modo salvaje.
Dos puntos de set salvados... e inflexi¨®n
El punto de giro lo marc¨® las dos bolas de set que salv¨® Muguruza, 4-5 abajo, presi¨®n, infinita presi¨®n. Coraz¨®n a mil revoluciones. Ah¨ª estuvo la final. Libr¨® primero un peloteo precioso, de los pocos que hubo, porque ambas jugaron a muy pocos tiros, de palo en palo; despu¨¦s, un saque certero; y para rematar, dos zarpazos que emocionalmente le dieron la vuelta al partido: primero un break, el que decant¨® la fortuna de su lado, e inmediatamente despu¨¦s un arranque demoledor (rotura de entrada) en el segundo set, en el que Venus no fue Venus, sino una veterana zarandeada.
De inicio, la estadounidense no dej¨® jugar, resolviendo todos los puntos a una carta, evitando el peloteo. No quer¨ªa entrar al peloteo y Garbi?e no encontraba una v¨ªa clara por la que hacerle da?o. Su bola plana obligaba a Williams a flexionar y retroceder, y ah¨ª s¨ª que sufr¨ªa, pero se recompon¨ªa todo el rato a partir del saque. Sin embargo, el hecho de no conseguir cerrar la primera manga la diluy¨® y la desdibuj¨®. Dud¨® Williams, s¨ª; 37 a?os, pero dud¨®, y de repente se hizo vulnerable. Entr¨® Garbi?e en ese terreno pantanoso con todo, desencadenada, con ese torrencial enorme de tenis, y la pulveriz¨®. Sin miramientos.
Pero sin perder el temple que ha multiplicado estos d¨ªas de la mano de Conchita Mart¨ªnez, nerviosa ella en el box. 11 errores no forzados recogi¨® la hoja estad¨ªstica, por los 25 de su rival, asfixiada conforme Muguruza apretaba y apretaba con violentos raquetazos, un juego tras otro: uno, dos, tres, cuatro¡ y as¨ª hasta nueve sucesivos, hasta el t¨ªtulo de Wimbledon, que lleg¨® con suspense: Ojo de Halc¨®n, revisi¨®n, bola larga de Venus y el ¨¦xtasis. Garbi?e arrodillada sobre la hierba del santuario, pero con la historia a sus pies. Ya son dos grandes: Par¨ªs y Londres. 23 a?os y todo por delante.
?D¨®nde est¨¢ el l¨ªmite? Da la sensaci¨®n de que para la nueva n¨²mero cinco no existen fronteras. Nunca nadie hab¨ªa conseguido doblegar a las dos Williams en finales de Grand Slam, pero ayer se consolid¨® el tormento de las hermanas. Se llama Garbi?e. Y hay Garbi?e para rato.
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