Un retorno inesperado: Froome recupera el amarillo en una cuestecita
El l¨ªder Aru, descolocado y d¨¦bil, cede 24s en el repecho de Rodez, donde se impone el sprinter australiano Matthews
Todo es duro en el Aveyron, donde, en una peque?a cuesta de 500 metros, Chris Froome efect¨²a un retorno inesperado al maillot amarillo.
El Tour en el que por fin se cree que puede pasar todo lo que se sue?a tiene cosas como esta: un final a lo Sagan que proclama ganador a un duro veloz, un sprinter, el esperado australiano Michael Matthews, abre casi m¨¢s brechas de segundos entre los m¨¢s grandes de la general que las dos etapas pirenaicas juntas y que el d¨ªa extremo de Chamb¨¦ry. En Rodez, Aru perdi¨® el amarillo y 24s, lo mismo que gan¨® en Peyragudes; Yates y Bardet, 4s. Detr¨¢s de Froome todos, incluidos Ur¨¢n y Martin que aguantaron su rueda jadeando, y tambi¨¦n Landa (14s), Nairo (21s) y Contador (21s), que devolvieron algunos segundos de lo ganado en Foix.
En el Aveyron, Occitania, son duros los ciclistas de la tierra, como los ganadores de antes de la guerra, Trisselier y Garrigou, el ¨²nico que ascendi¨® el Tourmalet en 1910 sin bajarse de la bici, y es duro el sol de julio que rebota en el asfalto ¨¢spero que agarra como con dedos invisibles las ruedas de las bicis y deja a los ciclistas clavados en el esfuerzo, y les recuerda que est¨¢n muertos de cansancio tambi¨¦n porque en los Pirineos no se dieron respiro, y el d¨ªa siguiente tampoco. Y que ya llevan 14 etapas sin parar.
Y desde el pecho de Froome amarillo en el podio, el sol duro se refleja en la cara del ingl¨¦s, y la convierte en el Emoji de la alegr¨ªa loca, tan grande la boca abierta en la sonrisa inmensa y comi¨¦ndose el resto del rostro, la naricilla y los ojillos; y el dedo pulgar de la mano derecha, levantado en OK tremendo al final de su brazo extendido hasta el techo del escenario. Si la alegr¨ªa de la recuperaci¨®n es proporcional a la pena de la p¨¦rdida, habr¨¢ que convenir que al ingl¨¦s le doli¨® como pocas cosas en la vida ceder el liderato el mi¨¦rcoles en Peyragudes. Vestido de nuevo de su color favorito, Froome se reafirma como patr¨®n de la carrera (lo que se crey¨® virtualmente durante la anarqu¨ªa del mando de Aru, y su equipo invisible) y como l¨ªder sin discusi¨®n de su equipo, el Sky, borrando las dudas levantadas por la fuerza de Landa.
Otra ley sobre la proporcionalidad de las fuerzas en conflicto podr¨ªa fijarse tambi¨¦n en Rodez, la capital del Aveyron que el domingo recorrer¨¢ el Tour, su alta meseta, a m¨¢s de 1.000 metros, las vacas de carne en trashumancia salpican sus campos crudos y los puertos, Aubrac, Peyra Taillade, tienen nombres bruscos, con resonancia de crujido, de dureza de piedra, y los corredores, que los conocen, los temen, y al calor que se anuncia y al rodillo Sky de nuevo.? El desconcierto que provoca en los derrotados, la herida que deja en su alma vulnerable, se puede medir perfectamente calculando la amplitud de la sorpresa de la victoria inesperada. O su fingimiento.
Froome y todo su Sky trabajaron para el golpe de efecto de Rodez, que deber¨ªa servir, y sirve, para demostrar el poder del equipo y el de su l¨ªder indiscutido. Kwiatkowski, su excape¨®n del mundo particular, le coloc¨® en el mejor sitio, y luego le jaleaba por el pinganillo, explica Froome. ¡°A tope, a tope, que detr¨¢s la gente se est¨¢ cortando, que est¨¢s abriendo brecha, dale, dale¡±, le grit¨®. Contador dice que entr¨® mal colocado y Nairo que pas¨® miedo entre gente tan grande y tan potente y que prefiri¨® perder segundos a partes de su cuerpo.
Aru perdi¨® el maillot amarillo. Ser¨ªa una buena noticia para sus intereses ¨Cse quita el peso su Astana de tener que llevar la carrera sin hombres capacitados para ello¡ªsino fuera por el estilo con que lo perdi¨®. Perdido atr¨¢s sin poder adelantar a ciclistas que adrede se paran y dificultan la progresi¨®n. Sin nadie del equipo para empujarle. Sin fuerzas, aparentemente, para empujarse a s¨ª mismo. No sab¨ªa qu¨¦ decir en la meta. Solo asumi¨® un error de colocaci¨®n al comienzo de la cuesta.
¡°No, no pienso perder ya este maillot¡±, dice Froome feliz. ¡°Y seguir¨¦ peleando por cada segundo. En este Tour todos los segundos son importantes¡±.
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