Di¨¢logo de fil¨®sofos en el Tour de Francia
Pedro Horrillo se encuentra en la salida del Tour con Guillaume Martin, ciclista, escritor y fil¨®sofo, como ¨¦l


De ni?o, Guillaume Martin no jugaba a ciclismo con chapas sino, hijo de su ¨¦poca, con un juego de ordenador, ProCycling Manager. ¡°Y me acuerdo de que en mi equipo ten¨ªa como sprinter a un espa?ol llamado Pedro Horrillo¡±, dice una docena de a?os m¨¢s tarde en el espa?ol que aprendi¨® en el colegio. Se lo dice personalmente en persona al mismo Horrillo, que le saluda en la salida de la etapa y le dice que justamente en Normand¨ªa, hace ya 15 a?os, qued¨® tercero en una etapa, su mejor resultado como ciclista en el Tour. ¡°Fue en Avranches, un sprint en cuesta que anticip¨¦ atacando a un kil¨®metro. A falta de 20 metros me adelantaron McGee y Kirsipuu¡±, le cuenta. ¡°Yo era lanzador de Freire, pero ese d¨ªa se hab¨ªa ca¨ªdo con Armstrong¡¡±
Dos fil¨®sofos se encuentran en el Tour y hablan de ciclismo, de sprints y monta?as, de su vida y de su infancia, no de Nietzsche ni de Plat¨®n, como mucho, y por causalidad, de las afinidades electivas y de la obra de Goethe, uno de los cuatro libros que Martin se ha llevado para leer en su primer Tour . Ambos charlan uniformados. Guillaume Martin, con el maillot de su equipo, el Wanty belga, lo hace sin bajarse de la bicicleta, pues est¨¢ a punto de salir con el pelot¨®n para ascender el Izoard; Pedro Horrillo se mantiene de pie, apoyado en la valla, vestido con el niki blanco de conductor de Skoda para ense?ar el Tour a empresarios y ejecutivos invitados.
Casi inconscientemente y siempre guiado por el hilo del ciclismo, Martin, franc¨¦s de Normand¨ªa y titulado con master de Filosof¨ªa por la Universidad de Nanterre, ha seguido, con casi 20 a?os de diferencia, los pasos de Horrillo, que se qued¨® a una sola asignatura de quinto para lograr su licenciatura en Filosof¨ªa. ¡°Pas¨¦ a profesional y ya no puede combinar los estudios con el ciclismo. El director me dijo que para pensar ya estaba ¨¦l, que yo solo estaba para pedalear¡±, explica Horrillo, de 42 a?os y corredor hasta que una ca¨ªda en el Giro de 2009 le oblig¨® a abandonar. Horrillo tiene cuerpo de rodador, grandote y musculoso, casi 1,90 metros, mientras Martin luce el t¨ªpico tipo de escalador, menudito, ligero, y un rostro casi de ni?o con espinillas. Tiene 24 a?os y debuta en el Tour. ¡°Yo pude terminar porque el ¨²ltimo a?o pude hacer el master por internet, a distancia¡±, dice Martin, cuya memoria de grado versa sobre Nietzsche y el deporte. ¡°Y aqu¨ª, en el Tour, todos los d¨ªas me hacen reportajes dici¨¦ndome que soy un caso excepcional, el intelectual del pelot¨®n, el estudioso, y yo les recuerdo que antes estuvo un tal Horrillo y que cada vez hay m¨¢s ciclistas que han ido a la universidad¡±.
Para completar el c¨ªrculo de las afinidades ambos se descubren simult¨¢neamente escritores-cronistas. Horrillo cont¨® su ciclismo durante muchos a?os en EL PA?S, desde su sill¨ªn y desde su sill¨®n, mientras que Martin lo hace en Le Monde. Sin embargo, mientras el corredor de Ermua escrib¨ªa cada d¨ªa despu¨¦s de la etapa en el autob¨²s del equipo ¨C¡°y me ven¨ªa muy bien para desconectar¡±, le explica a Martin, ¡°me pon¨ªa los cascos, abr¨ªa el ordenador y me met¨ªa en mi mundo¡±--, Martin lleg¨® al Tour con los deberes hechos. ¡°Me pidieron cuatro grandes piezas y las escrib¨ª antes¡±, dice el escalador del Wanty, que antes del Izoard marchaba 20? en la general. ¡°La primera iba sobre la diferencia entre el tiempo y la duraci¨®n, sobre como cinco horas de aburrimiento en una etapa llana son mucho m¨¢s largas que los mismos 300 minutos de una etapa de acci¨®n, de monta?a, y no solo para los espectadores, sino tambi¨¦n para nosotros, los ciclistas¡±.
Y la conversaci¨®n est¨¢ a punto de entrar en la filosof¨ªa dura cuando la llamada a la salida la rompe. ¡°Y despu¨¦s del Tour voy a escribir un libro¡¡±, le da tiempo a anunciar a Martin, el ciclista-fil¨®sofo que ten¨ªa a Horrillo en su equipo.
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