Boasson Hagen, un sprinter, gana en solitario en Provenza
Froome decide que, la v¨ªspera de la contrarreloj que coronar¨¢ su cuarto Tour en Marsella, el d¨ªa no puede ser estresante
Por el bulevar de Nostradamus, destinado a un triunfo ya profetizado el d¨ªa en que tres diezmil¨¦simas de segundo le separaron de Marcel Kittel, el noruego Edvald Boasson Hagen entra en Salon de Provenza, donde el bochorno y la humedad sustituyen al aire de los Alpes que ha hecho campe¨®n a Chris Froome. Para celebrarlo, el ingl¨¦s, mediada la etapa choca los cinco alegre con el Diablo que anima en la cuneta todos los Tours. ¡°Did¨ª [el nombre del Diablo], qu¨¦ leyenda del Tour¡±, dice.
El Tour se acaba ya, en dos d¨ªas m¨¢s dar¨¢n los ciclistas vueltas por los Campos El¨ªseos, y solo en la ¨²ltima oportunidad una fuga triunfa, aunque, iron¨ªa, la domina un sprinter, qu¨¦ plaga. Para que ello pasara ha debido producirse una confluencia astral rara: sin Kittel en la carrera, el ¨²nico equipo capaz de pensar siquiera en controlar una fuga de 20 la etapa m¨¢s larga y cansada (222 kil¨®metros de la monta?a al Mediterr¨¢neo m¨¢s caldoso), el Quick Step, ni se tom¨® la molestia en decir que no; con el maillot verde decidido para Michael Matthews, sin necesidad perentoria de m¨¢s victorias o puntos; su Sunweb plet¨®rico prefiri¨® a un hombre en fuga que a siete trabajando; sin equipo suficiente para hacer la tarea, el Dimension Data del controlador Eisel, lanz¨® a su hombre r¨¢pido, Boasson Hagen a la fuga, y, como el Tour se decide el s¨¢bado en la contrarreloj de Marsella, el Sky de Froome quer¨ªa un d¨ªa sin estr¨¦s. M¨¢s de 10 minutos despu¨¦s del Boasson Hagen espl¨¦ndido ¨Cun ejercicio magn¨ªfico de persecuci¨®n, astucia y estilo con el viento de cara, desde una rotonda que toma por la derecha, llevando la contraria a sus compa?eros, de izquierdas, en los tres ¨²ltimos kil¨®metros le permiti¨® desgajarse de los ocho ¨²ltimos compa?eros de la fuga: no quiso arriesgarse a otra fotofinish¡ªentr¨® a paso de caracol ¨Chomenaje a la trama urbana de la ciudad que se desenrolla espiral al pie del castillo del Emp¨¦ri y donde huele a jab¨®n de Marsella-- el pelot¨®n en la vieja ciudad provenzal, donde Eddy Merckx esperaba a Froome de amarillo para darle un poco la chapa.
¡°Ya llevas cuatro y no me importar¨ªa en absoluto que ganaras seis o siete¡±, le dice el Can¨ªbal, ganador de cinco, como los m¨¢s grandes, Anquetil, Hinault e Indurain, ¡°pero deber¨ªas tambi¨¦n ganar la contrarreloj de Marsella. Eso dar¨ªa m¨¢s grandeza a tu victoria¡±. Pero Froome, despu¨¦s de doblar el espinazo y reverenciar a quien considera una ¡°leyenda¡±, responde como el ganador peque?o de un Tour medido al segundo y hasta a las diezmil¨¦simas de segundo. ¡°Lo importante no es ganar la contrarreloj sino no perder el Tour¡±, dice. ¡°La disputar¨¦ a tope pero no me arriesgar¨¦ limando en las curvas¡¡±
No es el Diablo David Brailsford, en todo caso el inventor y gerente del Sky se tomar¨ªa m¨¢s por el Fausto del ciclismo, poseedor de conocimientos ilimitados sobre las dos ruedas, que por las noches se re¨²ne con los agentes de los campeones para jugar con ellos y con sus destinos sobre su tablero. De esas conversaciones por las ma?anas emanan rumores que envenenan el pelot¨®n, o, si la noche la ha pasado solo, elucubraciones que sorprenden o sonrojan. Su ¨²ltima producci¨®n, reci¨¦n llegada a la sala de prensa, habla de que si su Chris Froome no ha podido demostrar superioridad en la monta?a y solo, y muy limitada en las contrarreloj, no es tanto porque no pueda sino porque piensa m¨¢s all¨¢. ¡°Ha sido capaz de arriesgar el Tour para ganar la Vuelta dentro de un mes¡±, ha llegado a decir Brailsford en las ¨²ltimas horas. ¡°Su verdadero objetivo es el doblete Tour-Vuelta, y quiere llegar a Espa?a con m¨¢s fuerzas que otros a?os¡±. Nadie consigue ganar las dos el mismo a?o desde que lo hizo Hinault en 1978, cuando la Vuelta era en mayo.
Visto as¨ª, la Vuelta, en la que ha quedado tres veces segundo y una cuarto, deber¨ªa ser la gran frustraci¨®n del ¨²ltimo dominador del Tour. Cuando Flecha, despu¨¦s de tirar una moneda al aire, decide preguntarle por ello en Eurosport, Froome le corta seco y sonriente. ¡°Ahora no pienso en la Vuelta¡±, responde. Ya se sabe: l juego es simplemente no perder un Tour ya ganado.
Un amarillo sin burbujas m¨¢gicas para el l¨ªder
Froome saldr¨¢ de amarillo, ¡°y encantado de hacerlo¡±, en una contrarreloj ¡°rapid¨ªsima¡± que decidir¨¢ el Tour. Son 22,5 kil¨®metros con salida y llegada en el estadio de f¨²tbol del OM y ascensi¨®n a mitad a la iglesia de Notre Dame de la Garde. El ingl¨¦s parte con una ventaja de 23s sobre el segundo, Bardet, y de 29s sobre el tercero, Ur¨¢n, pero es tal su superioridad en la especialidad, que en vez de hablarse de sus rivales, la v¨ªspera se habla de las burbujas m¨¢gicas, los v¨®rtices que hacen del maillot del Sky el m¨¢s r¨¢pido entre un mill¨®n. Ir¨®nicamente, obligado por la organizaci¨®n, Froome deber¨¢ llevar el maillot oficial fabricado como todos, sin artificios aerodin¨¢micos. El asunto deber¨ªa ser preocupante si, como dicen los rivales, las burbujas podr¨ªan darle una ventaja de hasta medio minuto. ¡°No me importa¡±, dice. ¡°Prefiero ir de amarillo, que me da m¨¢s confianza¡±, dice. ¡°Y lo que cuenta de verdad son las piernas¡±. No se sabe si sus rivales usar¨¢n burbujas, lo que dar¨ªa cierta salsa al d¨ªa.
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