Mireia Belmonte logra el oro en los 200 mariposa de los Mundiales de nataci¨®n
La nadadora espa?ola consigue el metal que le faltaba tras vencer a la hero¨ªna local, la h¨²ngara Hosszu
Espa?a es un caso raro en la nataci¨®n mundial. El deporte de las carreras en l¨ªnea ofrece tanto prestigio que no falta una sola potencia relevante que no haya puesto medios para producir nadadores de primer nivel de forma m¨¢s o menos peri¨®dica con cierto ¨¦xito. Francia, Holanda, Alemania, Italia, Reino Unido, Suecia, Hungr¨ªa o Polonia, pa¨ªses de un entorno pr¨®ximo, poseen modelos eficaces desde hace d¨¦cadas. Espa?a no. Espa?a no tiene un modelo. Tiene una hero¨ªna solitaria llamada Mireia Belmonte. Una chica de 26 a?os sin cualidades f¨ªsicas sobresalientes con la tenacidad de un quijote. De su empe?o personal se desprende la medalla de oro que logr¨® ayer en los 200 mariposa del Mundial de Budapest, el ¨²nico objetivo que le quedaba por cumplir. En Hungr¨ªa, practicando el deporte m¨¢s querido por los h¨²ngaros, y midi¨¦ndose a la gran sacerdotisa de la nataci¨®n magiar, la multicampeona Katinka Hosszu en un clima incandescente.
Sobre las seis y media de la tarde se apagaron las luces y se oy¨® un estallido. La megafon¨ªa del Duna Arena, el gran pabell¨®n del Danubio, desencaden¨® una ola de hard core que sintoniz¨® con el clamor de la muchedumbre de fan¨¢ticos empapados de fervor nacionalista. M¨¢s de diez mil personas recibieron a Katinka Hosszu y a Liliana Szilagyi a todo pulm¨®n: ¡°?Hun-gri-a, Hun-gri-a...!¡±. La fiesta de la nataci¨®n se visti¨® de aquelarre cuando se anunci¨® la inminente final del 200 mariposa. Solo Mireia dio la impresi¨®n de permanecer ajena al bullicio cuando sali¨® de la sala de llamadas con una toalla colgada del hombro, estir¨¢ndose, como desperez¨¢ndose despu¨¦s de la siesta. Hace un a?o en R¨ªo de Janeiro, despu¨¦s de ganar el oro, la espa?ola anunci¨® que su siguiente objetivo se centrar¨ªa en repetir la conquista en Budapest. En su almanaque se?al¨® en rojo el 27 de julio. Un a?o despu¨¦s se colg¨® el oro en una carrera agotadora, m¨¢s que por las condiciones de la final en s¨ª, por el programa demoledor que se han impuesto las nadadoras en estos campeonatos, con efectos evidentes en su salud.
¡°El plan era ser valiente¡±, dijo la espa?ola, cuando acab¨® el trabajo, ¡°y ya est¨¢¡±.
Como si fuera tan sencillo. El plan era no dejar que Hosszu se alejara demasiado en los primeros 100 metros. El plan era no permitir que la campeona mundial de 200 y 400 estilos se escapara en su famosa salida r¨¢pida. Los c¨¢lculos de los t¨¦cnicos indicaban que Hosszu pasar¨ªa por el meridiano de la carrera en un tiempo que ir¨ªa por debajo del minuto, y que Mireia deb¨ªa hacer un parcial aproximado al de R¨ªo, en donde pas¨® por el 100 en 1 minuto justo. La realidad, sin embargo, desmont¨® las perspectivas. A sus 28 a?os, despu¨¦s de nadar cuatro pruebas desde el inicio de la competici¨®n, Hosszu estaba fundida. Aun as¨ª, pas¨® por el 100 en primer lugar con 1m 0,41s. Mireia la sigui¨® en segunda posici¨®n con 1m 0,55s. Dentro del plan. El plan del coraje, que implica salir r¨¢pido quemando mucha energ¨ªa y dejando la reserva al l¨ªmite, arriesgando un hundimiento en el regreso. ¡°No s¨¦ c¨®mo ha ido la prueba¡±, dijo la espa?ola. ¡°No sab¨ªa en qu¨¦ posici¨®n iba porque Hosszu estaba muy lejos de mi calle. Solo pod¨ªa seguir a la alemana [Franziska Hentke]¡±.
La nataci¨®n es un deporte de introspecci¨®n, sensibilidad y detalles min¨²sculos. Los nadadores suelen ser mani¨¢ticos. Mireia sufr¨ªa obsesion¨¢ndose con lo accesorio. Ya no. Cuando sali¨® del agua aclar¨® que el estruendo en la piscina de Budapest no solo no le molest¨® sino que hasta le result¨® estimulante. ¡°Estoy acostumbrada¡±, dijo. ¡°Esto es espectacular. La verdad es que es especial competir en un ambiente as¨ª. No me rompe la concentraci¨®n. Estoy acostumbrada a meterme en lo m¨ªo. Si la gente local anima a sus nadadores, no puedes impedirlo. Debes concentrarte en lo que sabes hacer y ya est¨¢¡±.
Error de principiante
Mireia sali¨® del viraje del 100 a toda marcha. Se puso por delante en cuatro brazadas, nad¨® en agua limpia, y lleg¨® al 150 transmitiendo una sensaci¨®n de control total mientras Hosszu, Hentke y la coreana An se encog¨ªan en su estela.
¡°Me he sentido fuerte pero sab¨ªa que el ¨²ltimo 25 me iba a costar y me ha costado¡±, dijo. ¡°Lo bonito de mis pruebas es que son ajustadas. Sufro al final¡±.
Los ¨²ltimos metros tuvieron una dosis inesperada de dramatismo. ¡°?Mir¨® la placa mientras la tocaba!¡±, se escandaliz¨® Fred Vergnoux, el entrenador de Mireia, se?alando un escorzo irracional, contraindicado desde que los ni?os entran en las escuelas de nataci¨®n. La primera regla es no mirar la placa que se debe tocar para desactivar el cron¨®metro al llegar a la meta, porque en el gesto de levantar la vista el cuello tira del tronco y el tronco tira de los brazos retrasando el contacto. Eso hizo Mireia. Se fren¨® inconscientemente y luego par¨® el crono en 2m 5,26s, medio segundo m¨¢s que su mejor marca. Fue suficiente. Hentke toc¨® en 2m 5,39s y Hosszu en 2m 6,02s.
Por si a Mireia le faltaran obst¨¢culos que superar, el oro de Budapest fue producto de una crisis. En el ¨²ltimo toque, y a primera hora del d¨ªa, como revel¨® la protagonista. ¡°Me he levantado muy enferma¡±, dijo. ¡°Me dol¨ªa mucho la garganta y la cabeza y no sab¨ªa c¨®mo podr¨ªa competir esta tarde. Pero me dije: ¡®?Voy a tirarme y que sea lo que Dios quiera!¡±.
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