Serpiente
El Madrid, como el diablo, mata moscas con el rabo cuando se aburre
Los amistosos de verano son el reverso de los documentales de La 2: supuestamente no interesan a nadie pero todo el mundo los ve. Hay una audiencia inversa, lo cual es interesante porque al final los espect¨¢culos son partidos de prueba para los entrenadores y sociol¨®gicos para los espectadores. Es conocido el caso de un experto que, tras analizar al detalle los amistosos y el primer partido del Bar?a en la Liga, escribi¨® que Guardiola era una de las bromas m¨¢s grandes del universo: era verdad, pero en sentido inverso. Se rieron los que pudieron.
El Madrid es un equipo de espejos. Esa es una de las razones por la que juega Gareth Bale, y por eso tiene alrededor un debate que se inici¨® el primer d¨ªa, cuando no pod¨ªa jugar al f¨²tbol, y sigui¨® despu¨¦s, cuando su alineaci¨®n deb¨ªa ser intervenida por Servicios Sociales. En un tiempo en el que los juicios p¨²blicos llegan a causa de un control en los entrenamientos, los amistosos de Bale han adquirido una trascendencia de final de campeonato. Tendr¨ªa gracia si no fuese porque Bale decidi¨® dos de ellas en la primera temporada en el Madrid, una de ellas con un gol de antolog¨ªa.
El suyo es un caso conocido y afecta a aquellos jugadores cuya ausencia desequilibrar¨ªa lo m¨¢s importante del Madrid: su capacidad de atracci¨®n. En el momento en que se fue Morata creci¨® una pol¨¦mica divertida que no ten¨ªa que ver con su traspaso millonario, sino con el ataque del Madrid. ¡°Sin Morata, el Madrid necesita urgentemente un delantero¡±. Cuando se hizo p¨²blica la negociaci¨®n del Madrid con Mbapp¨¦, la encuesta estaba clara: ¡°Alguien sobra en la delantera del Madrid¡±. Esta lecci¨®n se tard¨® en aprender, pero cuando se aprendi¨® las conclusiones fueron escandalosas y andan por ah¨ª colocadas en la vitrinas. Por eso hay pocas cosas m¨¢s estimulantes que un amistoso del Madrid: es como decir que una noche al a?o Batman evita el crimen s¨®lo como atracci¨®n tur¨ªstica.
Al final de tanto estar en el alambre, el Madrid ha desarrollado un blindaje po¨¦tico en cualquier circunstancia: si te intentan convencer de que tu estabilidad depende de un partido en septiembre terminar¨¢s pensando que en julio se acaba el mundo. El Madrid, como el diablo, mata moscas con el rabo cuando se aburre; como el aburrimiento est¨¢ prohibido, matan las moscas por ¨¦l: siempre sobra alguien, siempre falta alguien. No hay amistosos en el infierno porque siempre hay una deuda que saldar y un futbolista jug¨¢ndose la vida; los que sobrevivimos a la marcha de ?zil sabemos que Bale no es una cuesti¨®n futbol¨ªstica, sino sociol¨®gica.
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