Williams desorienta al Girona
Dos asistencias del extremo dan la victoria a un Athletic paciente y ordenado
Hay partidos que se resuelven en grupo, la mayor¨ªa, y otros en los que se cuela alguien para reclamar el foco. Y en el Athletic eso sucede pocas veces, pero cuando ocurre algo tiene que ver habitualmente I?aki Williams. El extremo del Athletic tiene en sus piernas un motor de dif¨ªcil calibraci¨®n que arranca y no para. Y en San Mam¨¦s devor¨® kil¨®metros y el Girona no pudo hacer otra cosa m¨¢s que mirar y preguntarse, como el coyote, ?qu¨¦ era eso?
Y eso que el equipo de Mach¨ªn empez¨® tocando la pelota en el sal¨®n, organizando la escena, d¨¢ndole brillo con cadenas de pases que parec¨ªan no tener fin mientras el Athletic perd¨ªa su papel de anfitri¨®n, sin saber muy bien qu¨¦ estaba pasando. Tuvo el equipo de Ziganda un comienzo de velada t¨ªpico de las cenas improvisadas, en las que crees saber lo que va a pasar, pero no eres capaz de reaccionar cuando todo sucede. El Girona es un equipo reconocible, gustoso en el trato del bal¨®n, valiente en el planteamiento (un novato en Primera con defensa de tres no es algo f¨¢cil de ver), tan entendido en su tarea que no le cuesta llevarla a cabo. Por eso los primeros quince minutos del partido fueron suyos, tan suyos que movi¨® el bal¨®n de un lado a otro todas las veces que quiso, jug¨® con la presi¨®n del Athletic como un le¨®n con su presa (iron¨ªas del destino) y meti¨® en m¨¢s de un apuro a un rival que ve¨ªa todo revuelto.
Pero lo malo que tiene revolver y no encontrar es que desespera. Y el Athletic demostr¨® paciencia para esperar a que ese torbellino terminase y rebajara su intensidad. Ah¨ª apareci¨® Williams, un delantero que juega sin veloc¨ªmetro capaz de registrar sus zancadas, y que luce mejor como asistente que como asistido, al menos por el momento. Un centro suyo desde la banda derecha lleg¨® hasta Muniain, que lanzado en plancha remat¨® con la espinilla tan lejos de los brazos de Iraizoz que parecieron los de un ni?o. Los aplausos que recibi¨® el que fuera portero del Athletic durante una d¨¦cada dejaron de sonar dulces para el meta del Girona. Con ese gol madur¨® el Athletic y se desorient¨® el Girona. Olvid¨® el pase y trat¨® de culminar sus jugadas con disparos desde fuera del ¨¢rea que nunca parecieron suficientemente fuertes ni colocados como para sorprender a Herrer¨ªn.
Si durante el comienzo del partido San Jos¨¦ y Be?at sufrieron ante Granell y Pons, con el marcador encarrilado la ansiedad cambi¨® de barrio. Ya los pases no eran tan r¨¢pidos ni precisos y Aduriz y Ra¨²l Garc¨ªa empezaron a establecer esa legislaci¨®n que tan mal se lleva con los centrales. Salto y ca¨ªda. A veces de uno, otras del otro. Siempre queda alg¨²n dolorido en el camino. Solo Muniain llev¨® la batalla al verde, donde se mueve ¨²ltimamente como un agente libre. Y ante esa presencia imprecisa se perdi¨® el Girona. Solo Aday por la banda izquierda y Stuani en alg¨²n bal¨®n a¨¦reo complicaron a la defensa rojiblanca. N¨²?ez cumpli¨® ante el uruguayo y Lekue blind¨® su banda.
La corriente llev¨® al Athletic a seguir apostando por la cadena de Williams y el extremo, tras proteger un bal¨®n en largo de Herrer¨ªn se lo cedi¨® a Aduriz para que manso, enga?ando a Iraizoz desde el punto de penalti, marcase su 150.er tanto como rojiblanco. Si el Girona ya qued¨® marcado con el primer zarpazo, no encontr¨® forma de disimular el golpe tras el segundo gol. Lo intent¨®, porque la valent¨ªa no entiende de adversidades, pero choc¨® una y otra vez sin encontrar el hueco.
El conjunto de Pablo Mach¨ªn se llev¨® de San Mam¨¦s la pena de quien se sabe la materia, pero no es capaz de plasmarla en el papel. Y el Athletic es de momento una asignatura por recuperar.
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