Los empates pasajeros
Son una forma de empezar sin sustos. Los inicios exultantes, llenos de goles, a veces llevan a la melancol¨ªa
Los empates se envuelven en un aire de suave cat¨¢strofe que recuerda al d¨ªa que a uno se le muere un grillo, y tendr¨ªa que estar triste, pero no sabe c¨®mo. Cuando escampa, siempre queda un factor de consuelo: el m¨ªsero punto, casi decorativo. Mi abuela se puso un d¨ªa a fre¨ªr pimientos para 20 personas sin campana extractora de gases, que olvid¨® conectar. Despu¨¦s de una hora friendo salvajemente, se fij¨® en la jaula de los canarios, que el idiota de mi primo, seg¨²n dije despu¨¦s para no admitir que fui yo, hab¨ªa dejado en la cocina. Los canarios estaban tan muertos, y con las patas hacia arriba, como despidi¨¦ndose, tan graciosos, que a la abuela le entr¨® un triste ataque de risa. Fue uno de esos d¨ªas en los que cocinar se volv¨ªa algo maravilloso porque hab¨ªa peligro de por medio. Ella se pas¨® la comida diciendo ¡°Ay, que los mat¨¦ con los pimientos¡±, que los comensales encontramos buen¨ªsimos, mientras le dec¨ªamos que no era para tanto. En eso, creo yo, consiste en esencia un empate como los dos que han firmado Madrid y Atl¨¦tico en sus tres primeros partidos de Liga: una desgracia que no es para tanto, pasajera.
En defensa de los empates pasajeros, cuando ni siquiera hemos abandonado el verano, siempre se podr¨¢ decir que son una forma de empezar sin sustos, y que los inicios exultantes, llenos de goles, a veces conducen a la melancol¨ªa, porque un final raramente podr¨¢ estar a la altura de un comienzo perfecto. El empate no paraliza, simplemente levanta un bisbiseo que, m¨¢s all¨¢ del molesto ruido, no interfiere en la templanza. Con la cabeza fr¨ªa, m¨¢s dif¨ªcil de mantener tras una derrota, cualquier echa cuentas y concluye que dos empates son cuatro puntos perdidos, que vienen muy bien para rebajar tontas euforias. Hay que tener cuidado con hacer las cosas bien. En su ¨²ltima etapa, Julio Camba amenazaba a Luis Calvo, director de ABC, con dejar de escribir columnas porque ¡°la gente me llama por tel¨¦fono para felicitarme y me despierta¡±.
En el empate, cuando acaba el partido, el ¨¢nimo del aficionado decae tenuemente, hasta que se fija en el reloj, y se dice que no va a estar todo el d¨ªa as¨ª, alica¨ªdo. Por suerte para ¨¦l, solo han transcurrido dos minutos desde que el ¨¢rbitro pit¨® el final, as¨ª que recoge el punto del empate ¡ªy algo de dinero¡ª y se va a celebrar que no hay nada que celebrar. Pero tal vez no le guste tomarse la vida a la ligera. Fue el caso de un amigo madridista que al consumarse el segundo empate en el Bernab¨¦u proclam¨® en Twitter que hab¨ªa que admitir ¡°la cruda verdad¡±, es decir, que se hab¨ªa acabado la temporada y que ahora tocaba ¡°centrarse en ganar la Champions de 2019¡±. Despu¨¦s de eso, todo sucedi¨® como en los mejores funerales de la juventud, cuando los amigos nos mir¨¢bamos con fijeza para ver qui¨¦n de todos se manten¨ªa m¨¢s tiempo circunspecto, imitando al muerto, hasta que aquella seriedad impostada se romp¨ªa en una risa convulsa en mitad de la iglesia.
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