El Atl¨¦tico gana en el Wanda como en el Calder¨®n
Los rojiblancos ganan 1-0 al M¨¢laga en el estreno de su nuevo estadio con un gol de Griezmann y una actuaci¨®n soberbia de Oblak
Un estadio cambia, el f¨²tbol, no. Un coliseo nuevo, reluciente, te?ido de rojo, desprendiendo aires de infierno desde el color rojizo que transmiten las gradas y la iluminaci¨®n que cuelga de la espectacular cubierta. Un escenario que trasladaba una extra?a sensaci¨®n de final europea por su lustroso y moderno aspecto y por la falta de costumbre. Y en la hierba, la pelota que no miente ante una alineaci¨®n austera. Otra vez los cuatro mediocentros. Sa¨²l, Thomas, Gabi y Koke, la f¨®rmula de la solidez, jugando en casa, contra un rival que era muy consciente de esos problemas que le suelen aparecer al Atl¨¦tico cuando el rival le cede el campo para que piense desde la tenencia del bal¨®n. La apuesta inicial de Simeone no fue acorde con la fiesta de la hinchada por estrenar su nueva casa.
Faltaba cintura y sobraba m¨²sculo y pizarra. Por momentos, el partido fue un ejercicio de costumbrismo extrapolado del Calder¨®n al Wanda Metropolitano. Los mismos c¨¢nticos, incluido el himno del Manzanares, y el mismo juego plomizo y previsible bajo la moderna y nueva carcasa que envuelve al terreno de juego.Solo cuando Simeone rectific¨® sentando a Thomas para dar entrada a Carrasco en el inicio del segundo tiempo el Atl¨¦tico fue ambicioso, desde la alineaci¨®n y desde el juego. Correa, con una maniobra ratonil y un centro, reivindic¨® que contra lo previsible, el arte del enga?o, el regate. El del menudo delantero argentino, ensamblando con un pase al primer palo le vali¨® a Griezmann para ser el primer goleador del Wanda Metroplitano y para entrar en la historia por abrir el camino hacia la primera victoria en el nuevo domicilio.
Con ese once reserv¨®n, el Atl¨¦tico tuvo que pelar y pelear el partido ante el M¨¢laga, bien plantado, con Borja B¨¢st¨®n como ¨²nico estilete y el resto del bloque, gran¨ªtico, dedicado a tapar los espacios por dentro, donde naufragaban Koke y Sa¨²l al ritmo cansino de las circulaciones que iniciaban Thomas y Gabi. El capit¨¢n fue el ¨²nico que acert¨® a resquebrajar al M¨¢laga con un pase filtrado a Juanfran. El centro atr¨¢s de este, rematado por Koke llegando desde atr¨¢s, fue interceptado por un defensa del M¨¢laga. Esa fue la acci¨®n m¨¢s brillante del Atl¨¦tico en el primer tiempo. Demasiado poco para una cita tan especial. Solo unas pinceladas de Correa, con ca?o a Rosalales incluido, fueron dignas de un estreno tan especial. Fue el menudo delantero argentino el primero en probar las manos de Roberto. ?En el minuto 44! Poco antes, el f¨²tbol pudo ser muy cruel con el Atl¨¦tico, que a punto estuvo de encajar un gol a la contra. Borja Bast¨®n tuvo en sus botas poder ejecutar a los rojiblancos con su hist¨®rica arma. En la medida que el M¨¢laga desarrollaba la contra, crec¨ªa la tensi¨®n en la hinchada rojiblanca ante la posibilidad de que fuera un visitante el primero en reventar las redes del estadio. Lo evit¨® Oblak tapando con el cuerpo su intento de picada. De nuevo, Oblak, de nuevo, en el Metropolitano como en el Calder¨®n.
El Atl¨¦tico fue otra cosa tras la salida de la caseta. Ten¨ªa otra pinta con m¨¢s afilada con Carrasco a la izquierda, m¨¢s acorde con lo que demandaba el partido y con la ambici¨®n de un aspirante. La presencia de Sa¨²l en el medio tambi¨¦n le da otro aire al equipo. Su crecimiento f¨ªsico y con la pelota comienza a degenerar en despilfarro cuando juega en un costado.
Al par de minutos de la reanudaci¨®n, el belga ya hab¨ªa bailado dos veces por su costado. Suya fue tambi¨¦n una jugada de caracoleos trastabillados que acab¨® con Koke estampando el bal¨®n de puntera contra el pecho del Roberto. Tambi¨¦n suyo fue un disparo duro y centrado que el meta del M¨¢laga desvi¨® a c¨®rner con las manos dobladas. Al poco vino esa jugada de Correa, cuyo desmarque en el costado atisb¨® bien Juanfran. A su centro acudi¨® el gris¨¢ceo Griezmann para culminar por fin el estreno del recinto con un gol. No hubo m¨¢s. Se march¨® Correa y entr¨® Fernando Torres. La hinchada aclam¨® al ¨ªdolo y apreci¨® su esfuerzo por recuperar balones que hab¨ªa perdido previamente. En la banda, Simeone, el otro t¨®tem, trataba de activar la coreograf¨ªa de aspavientos que incendiaba hasta el r¨ªo Manzanares. De nuevo, las escenas del Calder¨®n en el este nuevo Meropolitano. De, nuevo un 1-0. De nuevo, Griezmann y Oblak. Y de nuevo, ese viejo sufrimiento en ese remate de Rol¨¢n que ataj¨® el meta esloveno. Un estadio cambia, el f¨²tbol no. Bueno, con Correa y Carrasco y un mediocentro menos, s¨ª.
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