Eslovenia se corona entre l¨¢grimas
Sobreviviendo a la lesi¨®n de Doncic, al apag¨®n final de un magistral Dragic (35 puntos) y a la orgullosa resistencia de Serbia, los eslovenos inauguran su palmar¨¦s con el oro continental
Eslovenia es el nuevo rey de Europa. Gan¨® el mejor. Invictos, intr¨¦pidos y voraces de principio a fin, superando la lesi¨®n de Doncic mediado el tercer cuarto de la final, y rindiendo la rocosa resistencia de Serbia (93-85), los eslovenos alcanzaron la cima con 35 puntos del mvp Dragic. La primera medalla en la historia joven de un pa¨ªs peque?o (poco m¨¢s de dos millones de habitantes). Un oro con cara de ni?o prodigio, cuerpo de ilustre veterano y alma de baloncesto eterno.
El duelo de talento desmembrado de la antigua Yugoslavia no defraud¨®. La final fue vertiginosa y dram¨¢tica a partes iguales. A la carrera, sin minutos de tanteo, ni miedos ante el escenario, los dos contendientes se lanzaron a un febril intercambio de canastas desde el salto inicial. Mientras Dragic y Bodgdanovic encontraban la manera de escapar a sus grilletes, Muric y Kuzmic comenzaron a encargarse de la intendencia. Vista la veta en la pintura, redobl¨® la apuesta interior Djordjevic con la inclusi¨®n de Marjanovic. Y, mientras Eslovenia buscaba la manera de contener al gigante de los Pistons (2,22m), Bogdanovic aprovech¨® la dispersi¨®n de su vigilancia. El l¨ªder serbio, que la pr¨®xima temporada se convertir¨¢ en el novato mejor pagado en la historia de la NBA (8 millones de euros) firm¨® una poderosa penetraci¨®n a canasta que oblig¨® al seleccionador esloveno a pedir un tiempo muerto para repasar la lecci¨®n (13-18, m. 7). Respondi¨® de inmediato Prepelic con un triple desde el rinc¨®n pero, para entonces, Serbia ya hab¨ªa marcado territorio en la pelea por el rebote y en la batalla del car¨¢cter. Pero su agresividad tuvo un efecto boomerang.
Un contundente manotazo de Marjanovic sobre Doncic desat¨® las primeras hostilidades sobre la pista y encendi¨® a la grada eslovena por la afrenta al ni?o de sus ojos. Hab¨ªan llegado 11 vuelos ch¨¢rteres desde Liubliana para impulsar el sue?o del oro y las gradas del Sinan Erdem de Estambul eran, en su mayor¨ªa, una marea vestida de verde manzana, el color nacional. Con su impulso y la entrada en juego de Randolph y Dragic, Eslovenia contuvo la primera embestida serbia y comenz¨® a crecer a base de orden y defensa. La acci¨®n sobre Doncic espole¨® a su equipo, que entendi¨® que hab¨ªa que subir las revoluciones.
Bogdanovic segu¨ªa haciendo camino y Dragic cog¨ªa carrerilla. La final ya solo esperaba a Doncic y apareci¨® a lo grande. La joya eslovena pesc¨® el bal¨®n bajo su aro, aprovechando un triple que se qued¨® corto de Bogdanovic, y emprendi¨® una carrera imparable hacia la canasta rival. El coast to coast, en el que dribl¨® con furia a todos los defensores serbios que le salieron al paso, concluy¨® con un mate en la cara de Bircevic y un grito de furia y liberaci¨®n para enardecer a su hinchada. El efecto de la jugada fue devastador para Serbia.
Eslovenia desat¨® la osad¨ªa que le hab¨ªa llevado invicta y en volandas hasta la final, y Dragic se puso el traje de superh¨¦roe. Primero lider¨® un parcial de 16-4 entre premonitorios gritos de ?mvp! Cada vez que iba a la l¨ªnea de tiros libres (43-32, m. 16). Despu¨¦s entr¨® en ebullici¨®n con dos triples estratosf¨¦ricos y consecutivos que dejaron grogui a la tropa de Djordjevic (56-45, m. 20). Iluminado e intenso, mezclando aceleraci¨®n y precisi¨®n, el capit¨¢n esloveno complet¨® un segundo cuarto para la historia, con 20 puntos, dos rebotes, una asistencia y cuatro faltas recibidas en poco m¨¢s de ocho minutos. No par¨® en toda la noche.
Dragic regres¨® antes que nadie a la pista tras el paso por los vestuarios. No quer¨ªa perder el pulso ni la afinaci¨®n y lo consigui¨®. La primera noticia de la segunda mitad fue un triple suyo. La vida sonre¨ªa a Eslovenia hasta que un escalofr¨ªo recorri¨® a su equipo, a sus aficionados y al pa¨ªs entero. En un mal apoyo, tras una embarullada pugna por un rebote, el tobillo izquierdo de Doncic se dobl¨® y su equipo se qued¨® sin ¨¢ngel. El madridista no volvi¨® a la pista y asisti¨® al resto del partido tapado con una toalla, al fondo del banquillo y llorando desconsoladamente.
Serbia aprovech¨® la circunstancia para regresar de las catacumbas y reengancharse a la final. Con Lucic y Bogdanovic al frente, los de Djordjevic castigaron el destemple esloveno y recuperaron el terreno perdido (63-61, m. 27). Prepelic y Dragic apretaron los dientes para sostener el castillo, pero los biorritmos del partido hab¨ªan cambiado. Los triples de Dragic ya no entraban, se hab¨ªa quedado seco, y los pretorianos serbios estaban armados de confianza (77-78, a 4m 44s).
Cuesti¨®n de orgullo y personalidad. Dimitieron las pizarras y el oro comenz¨® a disputarse en el territorio de los valientes (82-82, a 2m 35s). Sin Dragic en pista, sentado por Kokoskov en plena ofuscaci¨®n de cara al aro, Prepelic y Randolph sostuvieron a Eslovenia hasta la gloria. Mientras Djordjevic estrellaba botellas de agua contra el suelo jurando contra los ¨¢rbitros, Doncic se secaba las l¨¢grimas y comenzaba a agitar su toalla. Estambul parec¨ªa Liublina. Eslovenia era campeona de Europa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.