El Chelsea se italianiza, el Arsenal pierde calidad y el United saca ventaja
El derbi de Londres exhibe la crisis de dos de los aspirantes m¨¢s fuertes al t¨ªtulo (0-0) y el equipo de Mourinho lo aprovecha con victoria ante el Everton (4-0)
No llueve. No est¨¢ nublado. Stamford Bridge luce radiante al sol de la tarde y en las gradas no hay m¨¢s ambiente de derby que de comilona de empanadas de carne. No llueve sobre Londres pero la hinchada local canta como si estuviese empapada y perpleja. Esto cada d¨ªa se parece menos al viejo f¨²tbol de las Islas. El espect¨¢culo que le brinda su equipo es digno de la Cremonese.
Corre el minuto 90 y el Chelsea-Arsenal est¨¢ 0-0. Marcos Alonso alcanza la l¨ªnea de fondo, levanta la cabeza en busca del destino de su centro, pero lo que ve le disuade de intentar el env¨ªo. En el ¨¢rea del Arsenal no hay un solo atacante de su equipo. Solo el mediocentro defensivo, N¡¯golo Kant¨¦, rodeado de tres defensas, espera un bal¨®n que tiene todas las de perder.
La Premier anuncia un producto vibrante y atrevido que la realidad de los partidos casi nunca ofrece. La ¨²ltima jugada de ataque del Chelsea contra el Arsenal en el gran derby de Londres, uno de los partidos supuestamente m¨¢s atractivos de la jornada, resume las contradicciones del campeonato.
El Arsenal se ha gastado 300 millones de euros en refuerzos durante los ¨²ltimos cuatro a?os. El Chelsea lo ha superado con 550 millones, un presupuesto solo equiparable al del PSG. Se supone que toda esta inversi¨®n ayudar¨ªa a transformar la Liga inglesa en una competici¨®n m¨¢s atractiva, pero eso, de momento, no se produce. El Arsenal y el Chelsea proponen estilos opuestos. Pero coinciden en lo fundamental. Ambos equipos juegan cada vez peor, lastrados por plantillas que pierden recursos.
Furia y prudencia, alternativamente, hicieron del encuentro un tr¨¢mite opaco. La expulsi¨®n de David Luiz por un planchazo rabioso sobre Kolasinac en el minuto 87 provoc¨® una decisi¨®n muy frecuente en Antonio Conte: con tal de no modificar el esquema t¨¢ctico quit¨® a Morata y tap¨® el hueco dejado por David Luiz con Christensen. Un central por otro porque la prioridad es preservar la forma de la defensa de cinco. El mensaje es n¨ªtido: el 0-0 es un resultado conveniente. Todos parecen comprenderlo menos Alonso que insiste llev¨¢ndose un bal¨®n por la banda y procurando el gol de la victoria en un esfuerzo in¨²til, porque solo le acompa?a Kant¨¦. Y Kant¨¦ no es un goleador: suma tres goles en tres temporadas en Inglaterra.
El Chelsea reivindica el esp¨ªritu del calcio en el m¨¢s inh¨®spito de los territorios. El Chelsea es el ¨²ltimo basti¨®n de un entrenador italiano en la Premier. Un resabio extra?o, a poco m¨¢s de un a?o del triunfo del Leicester de Ranieri. Aqu¨¦l ¨¦xito, que alumbr¨® un tibio amago de italianizaci¨®n, ha tenido muy pocas repercusiones en un ¨¢mbito cultural poco receptivo a los c¨¢lculos de pizarr¨®n. El p¨²blico y los dirigentes ingleses no acaban de soportar este tipo de f¨²tbol.
La agresi¨®n de David Luiz expresa el disgusto de los jugadores ante la incapacidad de completar una sola jugada elaborada. El Chelsea consumi¨® la tarde enviando pelotazos frontales a Morata desde todos los ¨¢ngulos de su retaguardia. Con todas las ventajas para los centrales rivales. En Stamford Bridge los ¨²nicos que parecieron satisfechos este domingo fueron los centrales. Especialmente Koscielny, Mustafi y Monreal, que solo debieron defender pelotazos de cara. No hay tarea que agrade m¨¢s a un central. Mortata lo padeci¨® progresivamente. Su mejor socio, Pedro, fue reemplazado por Bakayoko tras el descanso. Su otro asistente potencial, Cesc, acab¨® el partido ba?ado en sudor despu¨¦s de correr kil¨®metros sin tocar una pelota.
El Arsenal procur¨® elaborar sin elementos. El equipo sigue apagado y la baja de ?zil por lesi¨®n agrava la falta de claridad de sus compa?eros en el mediocampo. Wenger no ha dado con los jugadores adecuados para su modelo y trata de protegerse con una defensa de cinco. Cada decisi¨®n empeora a la anterior. La entrada de Alexis S¨¢nchez en la segunda mitad eleva el pulso del partido, pero no es suficiente. Cunden las imprecisiones en los pases, las faltas, las anticipaciones de los centrales en las dos ¨¢reas. El 0-0 se inscribe como una sentencia inevitable. Imposible de alterar, al menos bajo estas circunstancias.?
El Manchester United tambi¨¦n se parece mucho a un equipo italiano. Su juego frente al Everton responde a la f¨®rmula elemental del repliegue, el orden defensivo, y el bal¨®n largo. Pero termin¨® por golear (4-0) en el ¨²ltimo cuarto de hora. Ahora es col¨ªder con el City con 13 puntos, tres m¨¢s que el Chelsea.
A diferencia de sus adversarios del sur, la enorme fortuna que se ha gastado el United en contrataciones a lo largo de las ¨²ltimas cuatro temporadas (550 millones de euros) comienzan a cuajar en la idea de Jos¨¦ Mourinho. El portugu¨¦s es primo hermano de Conte en la gran familia de entrenadores tributarios del calcio. En el otro extremo ideol¨®gico, solo el City de Guardiola y el Tottenham de Pochettino parecen en condiciones de hacerle frente en estos d¨ªas.
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