La bayoneta de Fischer
El genial adolescente produce otra joya que adem¨¢s ser¨¢ siempre un modelo de ataque al enroque
Blancas:Rb1, Td1, Th1, Dd2, Ab3, Ad4; peones en a2, b2, c2, e4, f3, g2 y h4.
Negras: Rg8, Tf8, Tc7, Ag7, Cf6, Db5; peones en a7, b4, d6, e7, f7, g6 y h7.
Los aficionados de alto nivel que conozcan bien los vericuetos de la variante Drag¨®n en la Defensa Siciliana quiz¨¢ no se sientan muy impresionados por esta partida. Pero deben tener en cuenta que el conocimiento de esas posiciones en 1958 no ten¨ªa nada que ver con la sabidur¨ªa enciclop¨¦dica de ahora. En realidad, este ataque de Fischer, en el torneo Interzonal de Portoroz (Yugoslavia), es un modelo que marc¨® una senda en la evoluci¨®n de esa l¨ªnea.
Los dem¨¢s amantes del ajedrez quedar¨¢n electrizados ante esta nueva muestra genial de aquel adolescente destinado a revolucionar el ajedrez. Adem¨¢s, la v¨ªctima tambi¨¦n es de post¨ªn: el dan¨¦s Bent Larsen (1935-2010) ten¨ªa entonces 22 a?os, e iba a ser uno de los poqu¨ªsimos occidentales capaces de dar disgustos deportivos a los todopoderosos sovi¨¦ticos. Pero entre ¨¦l y Fischer siempre hubo uno o dos escalones de diferencia.
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