¡°Es un partido dram¨¢tico¡±

¡°Me da miedo lo que pueda pasar despu¨¦s con los jugadores. A nosotros, los que perdimos la clasificaci¨®n en 1970, nos silbaban de los cuatro costados cada vez que toc¨¢bamos la pelota en cualquier cancha, y era un tiempo m¨¢s tranquilo. Me parecer¨ªa injusto que estos pibes a los que nadie puede negarles la entrega no puedan caminar m¨¢s por la calle¡±. Miguel ?ngel Brindisi, aquel volante que brill¨® en Las Palmas en los 70 y despu¨¦s dirigi¨® al Espanyol y al equipo canario, fue titular la tarde de agosto de 1969 en que la selecci¨®n argentina empat¨® 2-2 con Per¨² en La Bombonera y qued¨® fuera del Mundial de M¨¦xico. Nunca pudo olvidar ese partido, uno de los recuerdos m¨¢s dolorosos en la fecunda historia del combinado albiceleste.

La experiencia puede repetirse esta noche. Argentina necesita vencer a Ecuador en Quito en la ¨²ltima jornada de las eliminatorias sudamericanas para, al menos, asegurarse la opci¨®n de la repesca contra Nueva Zelanda. O en caso contrario, esperar que otros resultados la favorezcan para que Rusia 2018 no se le convierta, apenas, en un lejano espect¨¢culo televisivo.

El final ag¨®nico de la serie de clasificaci¨®n no deber¨ªa sorprender a nadie, dado que la selecci¨®n que capitanea Lionel Messi tuvo una marcha a tumbos desde el primer partido (0-2 ante Ecuador en Buenos Aires), pero sin embargo tiene perplejos a hinchas que no conciben ver un Mundial sin la presencia de su equipo. En definitiva, una gran parte de la actual poblaci¨®n del pa¨ªs no hab¨ªa nacido en 1970, es decir, que jam¨¢s vivi¨® una situaci¨®n semejante.

¡°La similitud m¨¢s grande que hay con lo que nos pas¨® en el 69 es el desorden¡±, afirma Brindisi; ¡°a nosotros nos cambiaron el entrenador un mes antes de empezar las eliminatorias; y en este proceso Argentina tuvo tres t¨¦cnicos distintos [Gerardo Martino, Edgardo Bauza y Jorge Sampaoli]. La gran diferencia es que nosotros no cont¨¢bamos con ning¨²n Messi que pudiera salvarnos de manera individual¡±.

Con un delantero

¡°La gente o los periodistas se la va a agarrar con los jugadores, que son los principales actores¡±, aventura Ricardo Daniel Bertoni, ex del Sevilla y campe¨®n del mundo en 1978, ¡°pero la responsabilidad es general, de los dirigentes, del desastre organizativo¡­ Es cierto que son los jugadores los que no definen las opciones de gol, pero todo va de la mano¡±.

Sergio Batista, campe¨®n del mundo en 1986 y entrenador de la selecci¨®n en el periodo 2010-2011, considera un error haber realizado tantos cambios en estos ¨²ltimos partidos: ¡°Contra Per¨² solo fueron titulares cuatro de los muchachos que llevan a?os en este proceso, y hay que ver si los que entran nuevos est¨¢n preparados¡±. Mientras que Ricardo Bochini, su compa?ero en el equipo campe¨®n en M¨¦xico hace 31 a?os, es m¨¢s puntilloso en el an¨¢lisis futbol¨ªstico: ¡°Ninguno de los tres t¨¦cnicos en este proceso confi¨® en un equipo fijo donde estuvieran siempre los mejores, y en estas circunstancias no se puede poner al ¨²ltimo que jug¨® bien un partidito¡±. Bochini va incluso un poco m¨¢s all¨¢: ¡°Los t¨¦cnicos han apostado por tener la pelota, pero a 40 metros del arco rival, sin nadie que cambie el ritmo, que tenga profundidad o llegada para sorprender a los ocho jugadores con los que nos espera el rival. Solo jugamos con un punta y por eso fracasaron todos los 9 que jugaron¡±. ¡°Dependemos demasiado de Messi¡±, concluye Batista.

La perspectiva para el encuentro en Quito tiende a ser sombr¨ªa. Nadie pierde la fe ni la esperanza en la resurrecci¨®n del equipo, aunque parece como si de pronto todo el mundo hubiera tomado conciencia de las dificultades. ¡°Futbol¨ªsticamente hablando, es un partido cercano a lo dram¨¢tico. Me tranquiliza haber visto contra Per¨² que los jugadores veteranos, como Mascherano, tienen la jerarqu¨ªa para apuntalar el equipo¡±, dice Bertoni. ¡°Ecuador no se juega nada y eso quiz¨¢s desemboque en un duelo abierto. A ver si lo aprovechamos. Hasta ahora, Argentina jug¨® mal con y sin espacios¡±, puntualiza Bochini.

Solo dos cosas parecen seguras antes del encuentro que cerrar¨¢ la eliminatoria sudamericana: que Messi y sus compa?eros desafiar¨¢n los 2.850 metros de altitud del estadio Atahualpa con un peso gigantesco sobre sus espaldas y que, pase lo que pase, el f¨²tbol argentino necesitar¨¢ de una profunda reflexi¨®n cuando todo acabe. Porque como dice Miguel Brindisi: ¡°La pus est¨¢ ah¨ª y en alg¨²n momento har¨¢ falta atacarla con sinceridad y cirug¨ªa a fondo. Claro que si esta noche en Quito no acertamos con el antibi¨®tico, revienta todo¡±.