Argentina, o sea, Messi
Pocas veces se habr¨¢ visto a un futbolista decidir un partido ¨¦l solo. Completamente solo
Hay quien no tiene en buena estima a los medios de comunicaci¨®n espa?oles, mayormente a los que al deporte se dedican. Ejemplos hay muchos, y van desde Van Gaal, con su c¨¦lebre ¡°t¨² eres muy malo, t¨² siempre negativo, nunca positivo¡±, a Luis Enrique, que acud¨ªa a las ruedas de prensa como quien va a la guerra de Vietnam, pasando por Mourinho, capaz de rodear junto a su grupo de secuaces a un reportero d¨ªscolo. Ninguno estaba satisfecho con las informaciones o comentarios que sobre ellos o sus equipos se realizaban. Sus razones tendr¨ªan, pero habr¨ªa que preguntarse cu¨¢l ser¨ªa su reacci¨®n si alg¨²n d¨ªa entrenaran en Argentina. Lean, lean lo que se dec¨ªa sobre la selecci¨®n de aquel pa¨ªs cuando su clasificaci¨®n para el pr¨®ximo Mundial pend¨ªa de un hilo: ¡°Todos son rehenes de tener que pasar la pelota al nene chiquito, que si no la tiene se pone mal. Y cuando la tiene tampoco te salva¡±. El nene chiquito, por si hay que aclararlo, es Messi. Sigamos: ¡°Esos goles importantes que hace Messi en el Bar?a, esa trascendencia que tiene en el f¨²tbol espa?ol, no la tiene aqu¨ª. Para venir y hacer eso, ?que no venga!¡±. Y una m¨¢s: ¡°El que no vea que Messi est¨¢ dos puntos por debajo de lo que es Messi, o no sabe de f¨²tbol o est¨¢ borracho¡±. Contentos no estaban los colegas argentinos. Y borrachos¡ No, no, seguro que no.
Pocos d¨ªas despu¨¦s de que a Argentina, o sea, a Messi, se le despellejara sin piedad, la ag¨®nica selecci¨®n albiceleste se jug¨® la vida ante Ecuador. O ganaba o adi¨®s al Mundial. Gan¨® Argentina, o sea, gan¨® Messi. Pocas veces se habr¨¢ visto a un futbolista decidir un partido de esa manera. Aquellos considerados rehenes de pasar la pelota al nene chiquito ejecutaron a la perfecci¨®n su papel. Le pasaron la pelota y el nene chiquito (ya es parad¨®jico llamar as¨ª a dios vestido de futbolista) sentenci¨® con tres goles. ?l solo. Pero solo. Sin estrellas reconocibles alrededor, m¨¢s all¨¢ de Di Mar¨ªa. Con Dybala, un jugador llamado a marcar diferencias, en el banquillo porque as¨ª lo quiso el seleccionador, Sampaoli, otro de esos t¨¦cnicos a quien sus aplaudidores consideran inventor del f¨²tbol, tantos como hay, inventores y aplaudidores. Argentina estar¨¢ en el Mundial porque as¨ª lo ha querido uno de los mejores futbolistas que jam¨¢s existi¨®, ese al que algunos, beodos quiz¨¢, no vemos dos puntos por debajo de nada.
Era inimaginable un Mundial sin Messi. Resulta curioso que la incidencia que el jugador tiene en sus equipos sea objeto de pol¨¦mica. La ¨²ltima salt¨® en el f¨²tbol ingl¨¦s, y tiene por protagonistas a dos t¨¦cnicos, Guardiola y Pochettino. Sucedi¨® que el primero se refiri¨® al Tottenham, que entrena el segundo, como ¡°el equipo de Kane¡±. Pochettino mont¨® en c¨®lera y calific¨® de ¡°irrespetuoso¡± a Guardiola, recordando que ¨¦l nunca llam¨® al Bar?a ¡°el equipo de Messi¡±. La controversia tiene poco recorrido, pues no ve uno a Guardiola faltando al respeto a nadie por una tontuna as¨ª. Y no es una falta de respeto considerar al Tottenham el equipo de Kane, que es una forma de citar la parte por el todo, como no lo es considerar al Bar?a de Guardiola el equipo de Messi. Y al Bar?a de Martino. Y al de Luis Enrique. Y al actual de Valverde. Porque Messi, all¨¢ donde va, rodeado de estrellas, como en el Bar?a, o de rehenes, como en Argentina, gana partidos ¨¦l solo. Y no hay que ser Einstein para entender que Guardiola, sin Messi, no tendr¨ªa la hoja de servicios que tiene. Y hablando de Einstein, tras el triunfo ante Ecuador uno de los comentaristas de los que habl¨¢bamos dec¨ªa esto: ¡°Menos mal que tenemos a Messi porque sin ¨¦l no habr¨ªa sue?o, lo que no significa que haya que chuparle las medias¡±. Quiz¨¢ chuparle las medias quede poco decoroso. Bastar¨ªa con limpiarle las botas.
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