El ¡®catenaccio¡¯ del Atl¨¦tico de Madrid se impone al Celta
El equipo de Simeone gana en Vigo con un gol de Gameiro y un partido ultradefensivo
Ante las dudas y la precariedad, catenaccio. As¨ª es el Atl¨¦tico de Madrid, un equipo que se refugia en el arte de defender cuando se siente m¨¢s inseguro. Tocado tras el fiasco de Qarabag, su propuesta en Vigo fue la de un equipo menor que aspira a reconfortarse y a atreverse a dar pasos hacia adelante agarrado a los resultados. Mientras, defender, que es lo que mejor sabe hacer. En eso no hay dudas. Gan¨® 0-1, fiado a su portero, y a la acumulaci¨®n de jugadores en su campo sin escr¨²pulo alguno. Enfrente, el Celta, hizo uno de esos ejercicios de autoritarismo frustrante. Se qued¨® con la pelota, fue siempre m¨¢s ambicioso, pero se encontr¨® con esa cruda realidad a la que somete el Atl¨¦tico a muchos de sus rivales. Con casi nada en ataque, y con mucho en defensa, salvo algunos descuidos a corregir, los rojiblancos se llevaron los tres puntos.
El arranque mostr¨® ese estado de inseguridad que vive el Atl¨¦tico. Replegado en su campo y jugando en largo, refugiado en su zona de confort. Los primeros minutos ofrecieron m¨²ltiples s¨ªntomas de los problemas que le agobian. Un saque de falta en corto en el que nadie obstaculiz¨® el disparo de Iago Aspas, ning¨²n intento de salir desde atr¨¢s y una escasa participaci¨®n de Sa¨²l y Correa, aislados en la banda, y de Griezmann, los tres futbolistas m¨¢s dotados del once para generar f¨²tbol ofensivo. De todas esas lagunas hubo una muy significativa en ese tramo inicial del p¨¢ramo futbol¨ªstico que dibujaban los jugadores de Simeone. Cuando trataba de presionar arriba en los saques de banda, el Celta le romp¨ªa l¨ªneas con facilidad. Esa presi¨®n genera situaciones de uno contra uno cuando la primera l¨ªnea de falla. Ah¨ª llega el turno de mediocentros y centrales. En sendas ocasiones Gabi y God¨ªn fueron superados por el juego de espaldas de Maxi G¨®mez y el Celta se encontr¨® con dos ataques francos que no aprovech¨®. Como en sus mejores tiempos, ante la inferioridad manifiesta, el Atl¨¦tico de Madrid recurri¨® mucho a las faltas t¨¢cticas. Faltitas que cargaban al Celta y le cortaban el ritmo en medio del dominio que ejerc¨ªa. No le dio para mucho. Prob¨® mucho a Juanfran con Pione Sisto, pero este se qued¨® en m¨¢s amagos de cintura que en regates y centros efectivos. Apurar, apur¨® a Oblak de vedad en un saque de falta lateral. Sergi G¨®mez conect¨® en el segundo palo un globo que se fue envenenando hasta obligar a Oblak a impulsarse hacia atr¨¢s y meter las dos palmas de sus manos. Ese palmoteo para sacar la pelota por encima del larguero describe a un portero muy pulido t¨¦cnicamente. De nuevo, el equipo de Simeone volvi¨® a agarrarse a su portero para aferrarse a un partido e intentar crecer.
Crecer, creci¨® poco el Atl¨¦tico, pero le dio para interpretar diez minutos de juego potable. Asom¨® la cabeza en ataque cuando cambi¨® el 4-4-2 para pasar a un 4-5-1. Eso supuso sacar de la banda derecha a Correa y a Sa¨²l de la izquierda. El argentino es hoy por hoy el ¨²nico capaz de ejercer de argamasa entre el centro del campo y al ataque. El ¨²nico que le pone sentido al arte de armar juego. Es curioso, que el futbolista m¨¢s atrevido del equipo, el que m¨¢s an¨¢rquico pueda resultar en ocasiones, sea el que le ponga sentido al juego. En ese tramo, de no mucho m¨¢s de cinco minutos, se sumaron Griezmann y Juanfran a Correa. A una combinaci¨®n entre este y Juanfran no lleg¨® por poco el franc¨¦s para culminarla. La siguiente jugada fueron dos paredes cortas muy de f¨²tbol sala entre Griezmann y Correa en la frontal del ¨¢rea. Ese tuya-m¨ªa desemboc¨® en un remate raso del franc¨¦s que gener¨® el saque de esquina que decidi¨® el partido. Gabi sac¨® el c¨®rner pasado, la pelota rebot¨® en la cabeza de Sergi G¨®mez y Gameiro la reba?¨® a la media vuelta en el segundo palo. Hac¨ªa tiempo que no sacaba r¨¦ditos el Atl¨¦tico de una jugada a bal¨®n parado.
Sin ning¨²n rubor, los rojiblancos ya defendieron esa renta durante una hora. Siguieron metidos atr¨¢s en el segundo tiempo, tras amagar con una presi¨®n adelantada en el inicio de ese segundo acto. Rompi¨® el Celta?ese intento de asfixia con un simple pase de su portero que gener¨® otro avance claro y ah¨ª se acab¨® esa presi¨®n. La jugada acab¨® con una volea de Aspas en la frontal a la que de nuevo respondi¨® Oblak. El aviso fue suficiente para radicalizar el recule rojiblanco en su campo. El equipo de Unzu¨¦ lo intent¨® por fuera y por dentro para estrellarse casi siempre en un equipo que fue reforzando su blindaje a medida que pasaban los minutos. Simeone sent¨® a Gameiro para meter a Gait¨¢n. Despu¨¦s, ante la amenaza de una expulsi¨®n, sent¨® a Gabi por Gim¨¦nez. El capit¨¢n, ya con una amarilla, se libr¨® de que el ¨¢rbitro le se?alara unas manos claras que se hubieran traducido en su expulsi¨®n y en penalti. Aspas astill¨® el larguero en un libre directo. Al poco, Griezmann cabece¨® desviado un centro de Sa¨²l. Esa fue la ¨²nica vez que pudo estirarse con algo de claridad el Atl¨¦tico, que estaba a otra cosa. A defender la renta ante la descarga final del Celta, ya con Emre Mor y Guidetti en el campo. Oblak,por colocaci¨®n, y Juanfran, al cruzarse en un disparo de Emre Mor, apagaron los intentos del Celta por empatar un partido en el que atac¨® m¨¢s y fue m¨¢s ambicioso. Pero enfrente estuvo un ultradefensivo equipo a la b¨²squeda de un golpe an¨ªmico en forma de victoria que le revitalizara. As¨ª ha sido siempre el Atl¨¦tico de Simeone. Ante las dudas, ?catenaccio!.
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