Honduras - Australia: equipo rico contra equipo pobre
Los contrastes en el viaje a Sydney de Australia y Honduras para jugar la resoluci¨®n de su repesca mundialista ilustran sobre las desigualdades que se exponen sobre el c¨¦sped
Solo hay un f¨²tbol, pero puede que existan dos mundos, al menos en lo que se refiere a su relaci¨®n con un deporte universal que alguna vez todav¨ªa iguala voluntades sobre el c¨¦sped, pero las separa tras la l¨ªnea de cal. La diferencia se expone en la eliminatoria que enfrenta a Australia y Honduras por una plaza en el pr¨®ximo Mundial de f¨²tbol. Ambas selecciones empataron sin goles el pasado viernes en partido celebrado en la localidad catracha de San Pedro Sula. La peripecia que lleva a ambos equipos hasta Ocean¨ªa para disputar el partido de vuelta invita a debatir sobre hasta que punto influyen las desigualdades econ¨®micas en el rendimiento deportivo. Hasta que el mi¨¦rcoles vuelva a rodar la pelota, que es redonda e imprevisible.
De vuelta de su experiencia centroamericana, Australia arrib¨® a Sydney a las doce de la ma?ana hora del domingo, hora local. En ese momento, sus rivales comenzaban a gestionar un tortuoso desplazamiento desde un hotel californiano hasta el aeropuerto de Los ?ngeles para subirse a un vuelo con una duraci¨®n prevista de 17 horas.
El operativo australiano fue un alarde propio de escapistas del primer mundo. El pitido final el partido de San Pedro Sula se produjo poco antes de las seis de la tarde, hora centroamericana. Setenta minutos despu¨¦s ya estaban expedici¨®n y valijas en el autob¨²s camino al aeropuerto local donde esperaba un Airbus 330 con los motores en marcha. Tres cuartos de hora tardaron en estar al pie del avi¨®n, as¨ª que el vuelo QF6032 fletado por la compa?¨ªa Qantas a instancias de los federativos australianos parti¨® con sesenta pasajeros y doce miembros de la tripulaci¨®n cuando apenas hab¨ªan transcurrido poco m¨¢s de tres horas despu¨¦s de la finalizaci¨®n del partido. Si alguien llega a acceder a ¨¦l mientras sobrevolaba el Pac¨ªfico es posible que lo hubiera confundido con un platillo volante. Las 300 butacas originales de la nave hab¨ªan desaparecido para configurar la nave con asientos que pod¨ªan convertirse en c¨®modos lechos. En la parte trasera del avi¨®n se montaron camillas por las que pasaron todos los futbolistas para recibir las atenciones de los fisioterapeutas. Bolsas de hielo, prendas comprensivas y un men¨² conformado por nutricionistas formaron parte de la estrategia de recuperaci¨®n tras el esfuerzo perge?ada por los m¨¦dicos australianos.
El viaje estaba dise?ado con una escala en Honolulu, en Hawai, donde los futbolistas no disfrutaron de la proverbial hospitalidad local, pero dispusieron de una amplia sala en el terminal del aeropuerto para realizar paseos y una tabla de estiramientos bajo la tutela de varios preparadores f¨ªsicos y readaptadores. El trayecto desde San Pedro Sula hab¨ªa durado nueve horas, algo m¨¢s de lo previsto porque el volc¨¢n mexicano Popocat¨¦petl lanz¨® m¨¢s ceniza de lo aconsejable durante las ¨²ltimas horas y oblig¨® a un peque?o rodeo. Durante ese tiempo la temperatura del avi¨®n se program¨® a 24 grados cent¨ªgrados y brillaron sus luces interiores. El objetivo era que los futbolistas no se durmiesen para poder as¨ª paliar en lo posible los efectos del jet-lag. La diferencia entre San Pedro Sula y Sydney es de 17 horas. Cuando amanece en Honduras ya est¨¢n pasando la hoja del calendario de ese d¨ªa en Australia.
La actividad a bordo del QF6032 fue desde el visionado de pel¨ªculas o las timbas de p¨®ker al empleo de gafas Re-Timer, dise?adas para aplicar un leve haz de luz sobre los ojos, favorecer el descanso, minimizar la fatiga e impedir el sue?o, un ingenio desarrollado en el pa¨ªs oce¨¢nico, seg¨²n explican sus creadores ¡°para que los humanos puedan manejar el reloj interno¡±. Ya sin ayuda de la tecnolog¨ªa, los australianos suelen tener experiencia en esas lides. ¡°Nosotros estamos acostumbrados a largu¨ªsimos viajes porque forman parte de nuestra vida. No s¨¦ si los futbolistas hondure?os lo est¨¢n tanto¡±, reflexiona el centrocampista Mile Jedinak, que juega en el Aston Villa ingl¨¦s.
Los futbolistas australianos dispusieron durante su desplazamiento de unas gafas especiales que ayudan a mitigar los efectos del jet-lag
La escala hawaiana abri¨® un nuevo plan. Eran las cuatro de la madrugada hora de Sydney cuando los futbolistas regresaron a los cielos. La temperatura del avi¨®n baj¨® entonces en seis grados, hasta los 18, se atenuaron las luces y cambiaron las gafas por unas con lentes naranjas que, seg¨²n los expertos australianos, invitan a Morfeo. Algo menos de diez horas despu¨¦s se abr¨ªan las puertas del avi¨®n en Sydney. Eran las doce de la ma?ana del domingo en la ciudad m¨¢s poblada de Australia y a 12.000 kil¨®metros los futbolistas catrachos acababan de finalizar un entrenamiento en Los ?ngeles.
Here's a closer look at the first leg of our journey from San Pedro Sula to Sydney. #AUSvHON
— Socceroos (@Socceroos) November 11, 2017
Be there on Wednesday. ? https://t.co/LEID7gDPTg pic.twitter.com/mTfsu6VG9C
La Federaci¨®n Hondure?a de F¨²tbol sonde¨® la posibilidad de contratar un vuelo privado que les desplazase a Ocean¨ªa. La FIFA les comunic¨® que a cada una de las selecciones que iban a disputar las repescas intercontinentales (Per¨² y Nueva Zelanda se cruzan en otra eliminatoria) les iba a ayudar con 150.000 euros. Australia ha pagado algo m¨¢s de un mill¨®n de euros por el desplazamiento, demasiado para las arcas de la modesta federaci¨®n centroamericana, un dispendio en un pa¨ªs en el que el salario medio de los trabajadores anda por los 300 euros mensuales. Honduras vol¨® en la madrugada despu¨¦s del partido hasta Los ?ngeles en un vuelo privado, sin mayores comodidades que la posibilidad de salir en un horario personalizado. En California pas¨® el equipo todo el s¨¢bado a la espera de tomar un vuelo comercial a Australia que part¨ªa en horario nocturno, reservaron unas habitaciones en un hotel para descansar unas horas, un campo de entrenamiento para soltar las piernas y en la madrugada del domingo emprendieron un periplo de 16 horas en el que se fue al limbo un d¨ªa. Al contrario que Phileas Fogg en la imaginaci¨®n de Julio Verne, Honduras no gan¨® un d¨ªa sino que lo perdi¨® al viajar hacia el oeste. Llegaron a Sydney poco antes de las nueve de la ma?ana del lunes, en horario local, casi 24 horas despu¨¦s que su rival. Adem¨¢s la expedici¨®n tan solo dispuso de quince billetes de primera clase, que se repartieron entre los presumibles futbolistas titulares y sus primeras opciones de reemplazo.
Con todo, los expertos australianos apuntan que a¨²n siendo importante el tiempo empleado en el desplazamiento no lo es tanto como la calidad con el que se hace. Y se remontan a lo ocurrido en 2005. Entonces en la repesca contra Uruguay tambi¨¦n fletaron un vuelo que dividieron en dos mitades tras una escala en una remota isla del Pac¨ªfico mientras los charr¨²as se embarcaron en un vuelo regular e incluso llegaron antes al destino. Pero mientras unos viajaron con camillas de masaje, todo tipo de atenciones y la posibilidad de estirar las piernas, otros se pasaron casi 20 horas bajo el rigor de la aviaci¨®n comercial. La pr¨®rroga y la tanda de penaltis, que finalmente dio el pase al Mundial a Australia, encontr¨® a los uruguayos sin gasolina.
Frescos como lechugas y sonrientes, los futbolistas que dirige Ange Postecoglou avanzaron el domingo por la ma?ana por el terminal del aeropuerto de Sydney y atendieron a los medios de comunicaci¨®n all¨ª presentes. ¡°No podemos pedir m¨¢s. Es algo incre¨ªble, un nivel superior¡±, resumi¨® Jackson Irvine, futbolista del Hull City. Un federativo australiano resumi¨® el despliegue con un discurso propio del primer mundo: ¡°En un deporte en el que cualquier ventaja puede ser m¨ªnima se trataba de un gasto m¨ªnimo¡±
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