Marc M¨¢rquez: ¡°Me sent¨ªa tan fuerte, no pod¨ªa ser ¡®amarrategui¡±
M¨¢rquez puso en juego el t¨ªtulo mundial porque ansiaba la victoria, no sab¨ªa que su madre le hab¨ªa pedido a Zarco que fuera suave
Las noches en el paddock son movidas. No acaban tarde, pero a menudo suenan a pol¨ªgono discotequero. En ese ambiente, trinc¨® la noche del s¨¢bado Roser Alent¨¤, madre de Marc M¨¢rquez, a un piloto que se iba a dormir en su scooter. ¡°Oye, Zarco, ma?ana, t¨®matelo con calma, ?eh?¡±, Y el franc¨¦s, segundo clasificado, que ans¨ªa su primer triunfo en MotoGP, asinti¨®. ?l fue quien cont¨® la an¨¦cdota ayer, sentado al lado del campe¨®n del mundo. ¡°Quiero que Marc sepa que le hice caso a su madre¡±. El piloto de Cervera no ten¨ªa ni idea de que Roser andaba haciendo el gran premio por su cuenta ¡ª¡°no me lo hab¨ªa contado, le hubiese metido bronca¡±¡ª, pero de haberlo sabido quiz¨¢ se hubiera ahorrado aquel sustazo en plena carrera por el t¨ªtulo. O no. ¡°Aqu¨ª, todos hacen su carrera. Te est¨¦s jugando un Mundial o no. Ya se vio en Australia, donde nos dimos palos hasta la ¨²ltima vuelta y nadie se quej¨®. Son cosas que pasan y t¨² las tienes que administrar de la mejor manera¡±.
¡°La verdad es que no he cometido ese error en la curva dos porque fuera pasado de vueltas, como tantas veces; despu¨¦s de pasar a Zarco, he tenido miedo de que entrara y entonces cayeran dos pilotos. Ah¨ª s¨ª que Dovi hubiera ganado muchas posiciones¡±, explicaba el piloto de Honda, finalmente tercero.
M¨¢rquez se vio en esa tesitura porque tuvo que compaginar multitud de sensaciones y voluntades. No quer¨ªa renunciar a la victoria, pero sab¨ªa que no pod¨ªa fallar. ¡°Pod¨ªa haber ido todo el rato quinto, cortar gas, es f¨¢cil. Pero ese no es mi estilo¡±, anunci¨®. ¡°Me sent¨ªa tan fuerte durante el fin de semana que me era muy dif¨ªcil defender una carrera a lo amarrategui, yendo ah¨ª detr¨¢s, no pod¨ªa¡±, a?ad¨ªa.
Y como, anunciado estaba, fue el M¨¢rquez de siempre hasta el final. Y se vio pr¨¢cticamente en el suelo cuando le quedaba escasas siete vueltas para ganar su sexto t¨ªtulo mundial. Muchos se preguntan c¨®mo puede ser que un piloto como ¨¦l que suma 27 ca¨ªdas (27 y media, apunt¨® el propio piloto entre risas) no se haya hecho da?o; otros tantos se sorprenden por que el n¨²mero de ca¨ªdas no sea mayor: maniobras como aquella que protagoniz¨® en la curva dos de Cheste se le conocen otras dos (y existe alguna otra que no es p¨²blica, aseguran).
As¨ª lo explica ¨¦l: ¡°Cuando se me va la moto de delante no quiero soltar la moto, pienso: ¡®yo me quedo aqu¨ª cogido y ya veremos si acabamos en la gravilla o en el muro¡¯, ah¨ª era donde ten¨ªa que arriesgar. Como se manten¨ªa el agarre trasero ha sido cuando he puesto, como digo yo, las cuatro ruedas, con el codo y la rodilla. Y despu¨¦s de salvar el asfalto ven¨ªa la gravilla. No he tenido ninguna prisa en salir porque ya me ca¨ª ah¨ª el a?o pasado. Despu¨¦s de eso, hasta me he visto con coraz¨®n de pillar a las dos Ducati¡±, concedi¨®, risue?o. Pero se lo pens¨® dos veces.
Repasar la carrera no le da ning¨²n pudor. Sin embargo, se sonroja cuando le aturullan con los r¨¦cords y las fasciantes cigras alcanzadas a sus 24 a?os. No es modestia. Es hambre de m¨¢s: ¡°Tengo la sensaci¨®n de que estoy viviendo un sue?o y no quiero que se termine. Y no quiero pensar en los n¨²meros mucho porque no quiero que me relajen, que aqu¨ª cuando te relajas puedes acabar quinto y perder la motivaci¨®n y el car¨¢cter. Es importante que tus rivales te vean fuerte, pero tambi¨¦n que t¨² no te veas superior a ellos¡±, apunt¨®, pues no dud¨® en confesar que nunca hubiera apostado que su rival por el t¨ªtulo ser¨ªa Dovizioso. ¡°Este a?o he aprendido a no subestimar nunca a nadie¡±, dijo.
Su ¨¦xito radica en la naturalidad con que vive. En unas rutinas apenas invariables. ¡°Aqu¨ª hay una f¨¢brica, mucha gente y mucho trabajo detr¨¢s, sin ellos no ser¨ªa posible. Yo, desde los once a?os estoy rodeado de la misma gente, no he tocado nada, ni me he movido de Cervera. Intento mantenerlo todo igual porque soy feliz, por eso he celebrado el t¨ªtulo con la misma ilusi¨®n que el primero¡±.
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