El Real Madrid las pasa canutas para eliminar al Fuenlabrada

Reflejaba el marcador el minuto dos de la segunda mitad. El Madrid, angustiado, se ve¨ªa sorprendido por un bravo y valiente Fuenlabrada que ten¨ªa entonces la pr¨®rroga a un solo gol de distancia. No estaba siendo la noche amable de muchos goles que quiz¨¢ imaginaban los pocos madridistas que desafiaron al fr¨ªo y a la lluvia para acudir al Bernab¨¦u. Pero en ese instante el foco dej¨® de estar en el rect¨¢ngulo de juego, donde mandaba el equipo peque?o. Todos miraron al banquillo. De ah¨ª sali¨®, m¨¢s de dos meses despu¨¦s de su lesi¨®n en Dortmund, Gareth Bale. Escoltado por el preparador f¨ªsico Antonio Pintus, el gal¨¦s, en solitario, enfil¨® la banda entre los aplausos de un p¨²blico que entendi¨® que el retorno del 11?iba camino de ser lo ¨²nico agradable de una noche pobre que bien pudo terminar en accidente y de los grandes. No les faltaba raz¨®n. Una asistencia genial de Bale sirvi¨® para finiquitar la ilusi¨®n del Fuenlabrada y calmar a un Madrid que las pas¨® canutas. El sofoco termin¨® en empate.

No atraviesa precisamente d¨ªas tranquilos este equipo de Zidane. A ocho puntos del Barcelona en la Liga y condenados a la segunda plaza en la Champions, hasta el Fuenlabrada se permiti¨® pegarle un susto en el Bernab¨¦u. Ni en la primera ronda de la Copa ante un Segunda B parece capaz de darse un masaje el Madrid. Durante una hora se asemej¨® m¨¢s a una tortura. La renta de dos tantos de la ida permiti¨® al t¨¦cnico franc¨¦s dejar en casa a sus habituales y reclutar a seis muchachos del Castilla. Aline¨® a tres en un once con siete canteranos, los cuatro fichajes de este verano, una media de edad inferior a los 22 a?os y el reclamo de la vuelta de Kovacic y Keylor, totalmente recuperados. Salvo Mayoral, autor de dos tantos, no luci¨® ninguno. S¨ª se gust¨® el Fuenlabrada, l¨ªder de su categor¨ªa, un equipo que mima la pelota y sabe lo que hace, con veteranos con nombre y j¨®venes interesantes, como Luis Milla. Precisamente fue el hijo del exjugador y actual entrenador el encargado de meter el miedo en el cuerpo a Zidane. Le cay¨® un bal¨®n franco en la frontal y con la colaboraci¨®n de un nervioso Keylor adelant¨® al equipo del sur de Madrid.

La sorpresa pudo llegar antes, pero Hugo Fraile y Matheus se asustaron al ver la gloria tan de cerca. No despert¨® un Madrid perdido, con Ceballos err¨¢tico y Th¨¦o negado y pitado por el p¨²blico. Sigui¨® a lo suyo un Fuenlabrada que agigant¨® su sue?o hasta el punto de que solo el larguero en un cabezazo del Cata le rob¨® el verse con la pr¨®rroga en la mano y a un gol de incendiar Chamart¨ªn. Pero entonces, cuando m¨¢s lo acariciaban, apareci¨® Bale y remat¨® Mayoral. Fue una noche feliz para el gal¨¦s, que se present¨® en el banquillo con gesto amable y el pulgar en alto. Dos meses despu¨¦s de aquella lesi¨®n en Dortmund que abri¨® m¨¢s de 60 d¨ªas de misterio muscular, reca¨ªdas, cambios de versi¨®n y un contratiempo en el aductor que le hundi¨® an¨ªmicamente, estaba listo. Calent¨® con Pintus, se salud¨® con Zidane y entr¨® al camp¨® en el minuto 56 entre una ovaci¨®n cerrada de la parroquia. No tard¨® en ocupar el flanco derecho del ataque y solo cuatro minutos despu¨¦s de pisar el verde se sac¨® de la manga una asistencia maravillosa con el exterior de la pierna izquierda que no desaprovech¨® Mayoral.

Sonri¨® el gal¨¦s, que se cruz¨® el campo para abrazar al canterano entre los ¨¢nimos de Llorente. Su entrada activ¨® a un Madrid que no se enter¨® de qu¨¦ iba la cosa. Jugaron con fuego los blancos y casi se queman. No lo permiti¨® Bale. Incluso pudo ponerle la guinda a su regreso, pero fall¨® ante Pol. No lo hizo Mayoral, oportuno para empujar el rechazo y firmar un doblete. Todav¨ªa le quedaba una ¨²ltima alegr¨ªa al equipo de Antonio Calder¨®n con el gol de Portilla. Al final el susto no termin¨® en tragedia en el Bernab¨¦u. Empat¨® el Madrid, se gust¨® el Fuenlabrada y regres¨® Bale. Por fin.