El Athletic escribe un final feliz contra el Zorya
Los de Ziganda llegaron a Ucrania con la soga al cuello y regresan clasificadoa como l¨ªderes del grupo
Sobre el pesado c¨¦sped del Arena Lviv, el bal¨®n se comportaba como un bulto sospechoso que los jugadores apartaban del pasillo lanz¨¢ndolo hacia arriba, lo m¨¢s alto posible, con el imposible deseo de que no volviera jam¨¢s. As¨ª anduvieron unos y otros durante media hora quit¨¢ndose de encima esa cosa redonda tan odiosa con la que nadie quer¨ªa trato alguno. El Zorya, que gan¨® en San Mam¨¦s, es una animosa tropa sin m¨¢s talento que la ilusi¨®n. Muy atr¨¢s queda aquel t¨ªtulo de Liga de la URSS en los a?os 70, toda una sorpresa en la f¨¦rrea dictadura deportiva de las capitales sovi¨¦ticas. Pero el Athletic, m¨¢s acreditado, tiene un problema b¨¢sico: no sabe muy bien a qu¨¦ juega, sea cual sea el rival que se le oponga y la necesidad que le apremie, ayer la m¨¢xima, en su obligaci¨®n de no perder para seguir vivo en Europa.
Media hora tirada a la basura, con algunos agobios a bal¨®n parado (el mejor argumento de los equipos sin posibles), con la ¨²nica noticia positiva para el Athletic de mantener el empate salvador. El bullicio de Susaeta, por toda la l¨ªnea ofensiva, y el tacto de Ra¨²l Garc¨ªa, eran las ¨²nicas buenas noticias, siendo generoso con el lenguaje. Como lo malo y lo bueno se contagian por igual, el virus del error le caz¨® al juez de l¨ªnea con las fosas nasales de par en par y por all¨ª se le col¨® un fuera de juego imaginario que anulo el gol de Williams, tras la asistencia de Aduriz. Ninguno de los dos rojiblancos lo estaba, pero el tanto se fue al limbo del linier, o sea al olvido. Al menos despert¨® al Athletic que fue cosiendo algunas combinaciones y algunos remates de m¨¦rito (uno acrob¨¢tico de Ra¨²l Garc¨ªa) como si al fin hubiera comprendido que m¨¢s vale ser amigo del bal¨®n que su enconado enemigo.
Tanta amistad trab¨® que la segunda mitad fue casi un mon¨®logo del Athletic, con la urgencia de recuperar el tiempo perdido. Aduriz toc¨® a rebato con una cabalgada que contradec¨ªa su edad y que exigi¨® los reflejos del joven portero Lunin para repeler un disparo seco y helado. De ah¨ª en adelante, el Athletic creci¨® y el Zorya se encogi¨®. El bal¨®n era suyo y suyas las ocasiones para madurar el gol. Ra¨²l Garc¨ªa cabece¨®, empujado por un defensa, al larguero en un saque de esquina. A la tercera fue la vencida. Y la tercera le toc¨® a Aduriz, que cabece¨® casi de espaldas, rodeado de defensores, un libre indirecto de Susaeta.
El gol era la sentencia del partido y de la clasificaci¨®n. Pero Ra¨²l Garc¨ªa ten¨ªa el gol entre ceja y ceja. Se lo impidi¨® Lunin con un parad¨®n cuando cabece¨® a bocajarro, pero no le perdon¨® al borde del final al rematar por raso otro libre indirecto de Susaeta, el asistente de lujo. Y lo que parec¨ªa el gui¨®n de una novela negra acab¨® convertido en una cr¨®nica de viaje que le lleva al sorteo de dieciseisavos del lunes y como primero de grupo. El f¨²tbol tambi¨¦n cultiva los finales felices.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.