Memoria
Un equipo de ¨¦poca como el que aspira a ser el Madrid de Cristiano Ronaldo se construye desde el recuerdo, la rutina
A veces a los equipos de f¨²tbol hay que estudiarlos siguiendo el escrupuloso m¨¦todo de ?rase una vez el cuerpo humano, que Woody Allen recre¨® con eficacia adulta en Todo lo que usted siempre quiso saber sobre sexo y nunca se atrevi¨® a preguntar. En esa pel¨ªcula est¨¢n dos escenas majestuosas, de las mejores de Woody Allen, a la altura de aquella de Manhattan en la que su novia le dice que quiere hacer en la cama cosas nunca vistas y ¨¦l corre a buscar un traje de buzo (?). Una es la mirada de Gene Wilder cuando ve entrar a una oveja en su despacho de la que se enamora apasionadamente; hay que ser un actor de primera para interpretar un flechazo con una oveja, si bien hay que decir que se lo pusieron f¨¢cil: la oveja era guap¨ªsima. La segunda es aquella en la que puede observarse el cuerpo humano desde dentro: un hombre est¨¢ a punto de eyacular, los espermatozoides se preparan para salir, blanquitos todos ellos, y de repente la c¨¢mara enfoca a un negro diciendo: ¡°Pero qu¨¦ hago yo aqu¨ª, qu¨¦ hago yo aqu¨ª¡±. Todo ese movimiento lo dirige una gigantesca sala de mandos que es el cerebro (donde aparece, alborotado, un cardenal pidiendo explicaciones por la erecci¨®n).
La primera parte del partido del Madrid el s¨¢bado fue un buen momento para observar qu¨¦ ocurre cuando al cardenal se le ata a una silla y se deja trabajar al cerebro tranquilo. El Madrid no jug¨® bien sino que hizo algo mejor: recuper¨® la memoria. Se acord¨® del c¨®mo, el cu¨¢ndo y el qu¨¦: las tres preguntas que contestaba como una m¨¢quina la temporada pasada y a las que este a?o no encontraba respuesta. Con los mismos jugadores, en algunos casos con el mismo once, hasta los 45 minutos contra el Sevilla el Madrid hab¨ªa hecho de su juego una versi¨®n adulterada del que le llev¨® a Cardiff en mayo. Si uno pudiese meterse dentro de ese equipo podr¨ªa observar el s¨¢bado c¨®mo de repente, casi por arte de magia, con su parte de desesperaci¨®n por no haber sabido hacerlo antes, el Real despleg¨® todo lo memorizado a?os antes. Un equipo de ¨¦poca como el que aspira a ser el Madrid de Cristiano Ronaldo se construye desde el recuerdo, la memoria, la rutina: la mec¨¢nica de pases que un grupo de jugadores acostumbrados realiza casi sin pensar. El Madrid tiene la creaci¨®n de Modric y el big data de Kroos. Tiene una costumbre que ha costado un tiempo, en algunos casos desde 2009, fortalecer. Esas piezas imprescindibles ya no tienen que jugar bien: s¨®lo acordarse de cuando jugaban bien.
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