El Madrid no vuelve, el Madrid no se va
La forma m¨¢s extraordinaria que ha encontrado el club de no traicionar su historia ha sido no dejar de ganar nunca
Siempre que llegaba a Madrid, al ¨²ltimo gran revolucionario del f¨²tbol, Johan Cruyff, le temblaban las piernas. Uno de sus jugadores m¨¢s j¨®venes no lo entend¨ªa. La m¨¢quina perfecta que hab¨ªa construido Cruyff inspirada en la naranja mec¨¢nica de los 70 era desvirtuada por su creador en el mayor escaparate mundial, el Santiago Bernab¨¦u. ¡°?Por qu¨¦ aqu¨ª tenemos que cambiar?¡±, le pregunt¨® una vez el chico. ¡°Porque si no lo hacemos nos meten cinco¡±, respondi¨® Cruyff. La conversaci¨®n llev¨® a las ¡°esencias¡±, la naturalidad con la que jugaba siempre el Bar?a en todos los lugares menos en Madrid. Las esencias son m¨ªas, vino a decir Cruyff, traicionarlas es cosa m¨ªa y si perdemos el ¨²nico responsable soy yo, as¨ª que vosotros jugad tranquilos.
El chico era Guardiola, y en la previa de un Madrid-Bar?a tambi¨¦n traicion¨® su sistema de juego, pero en lugar de hacerlo para protegerse lo hizo para ponerle m¨¢s dinamita al Madrid: colocar a Messi flotando en la nada, que es donde Messi, como Dios, crea universos en siete minutos. Alguien en la previa tambi¨¦n le pregunt¨® por qu¨¦, y Guardiola respondi¨® con el mismo respeto al Madrid que Cruyff. Fue algo as¨ª. ¡°Si nos ponemos 0-1 hay que ir a por el 0-2, y con el 0-2 a por el 0-3. Si con el 0-3 no vamos a por el 0-4, nos ganan. Si con el 0-4 no vamos a por el 0-5, nos ganan. Para ganar aqu¨ª no hay que parar de marcar goles¡±. El resultado fue 2-6.
Hubo otro resultado m¨¢s que provoc¨® la humillaci¨®n de Guardiola: en verano, como en una especie de llamada de la selva, aterrizaron Florentino P¨¦rez, Cristiano, Benzema, Xabi y Kak¨¢ entre otros. No se gan¨® nada esa temporada, pero se esper¨®. Ronaldo, Benzema, Ramos y Marcelo, cuatro de once, son titulares indiscutibles nueve a?os despu¨¦s. Modric lleg¨® hace seis. El Madrid construy¨® memoria, un pasado que no remitiese al que no puede recordar en el campo, el de los Gento, Kopa y Di St¨¦fano, sino al suyo propio: pueden jugar con los ojos cerrados. Salvo cuando lo hacen literalmente, suele funcionar.
Es necesario recordar los ¨²ltimos diez a?os para entender ¨¦ste. La forma m¨¢s extraordinaria que ha encontrado el Madrid para no traicionar sus esencias ha sido no dejar de ganar nunca. Este Madrid se fund¨® en 2009, atraves¨® a?os de oscuridad y esplendor, estilos de juego y entrenadores tan distintos como galaxias, pero nunca dej¨® de estar arriba, y cuando lo hizo siempre tuvo algo que ofrecer a la hinchada como migajas con las que sobrevivir al invierno.?Ahora, adem¨¢s, ha hecho el mejor a?o de su historia, que es como decir que el Madrid de Cristiano, Zidane y Florentino ha superado durante un instante, como el paso fugaz de un cometa, al Madrid de Di St¨¦fano, Mu?oz y Bernab¨¦u.
En el a?o en que ha batido a Bayern, Atl¨¦tico, Juventus, Manchester United y Barcelona para levantar todos los t¨ªtulos posibles, el Madrid se ha ido en diciembre, Gremio mediante, a por el Madrid de los a?os 60, un equipo de ¨¦poca en el que reflejarse a gusto. El ¨²nico con el que sostener la mirada a trav¨¦s de unos a?os que, como aquellos, ser¨¢n recordados siempre. Al que ha ganado de la ¨²nica manera en que se ganan a los equipos educados en la victoria como una fe: marcando goles hasta el ¨²ltimo minuto de los ¨²ltimos d¨ªas del a?o. "El Madrid, como el amor, siempre vuelve", recuerda mi amigo ?scar Abou-Kassem. Pero no era eso: como tambi¨¦n ocurre con el amor, el Madrid no se va nunca.
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