Arsenal y Chelsea empatan un partido con m¨¢s f¨²tbol que l¨®gica
Beller¨ªn marc¨® para los 'gunners' en el tiempo de descuento y dej¨® al Chelsea compuesto y sin premio
Uno de los aspectos que convierte al f¨²tbol en una combinaci¨®n de factores indeterminados, es el que hace referencia a la predisposici¨®n de las fichas sobre el tablero. Emplear a jugadores espec¨ªficos por sus caracter¨ªsticas particulares con un fin concreto puede llevar a que ocurra exactamente lo contrario.
Le sucedi¨® al Chelsea ante el Arsenal, que acarici¨® la victoria en el Emirates Stadium cuando pareci¨® que con un punto ten¨ªa suficiente. Despu¨¦s del tanto inicial de Wilshere para los gunners Conte se conform¨® con el empate de Hazard, de penalti, a la vista de los cambios que hizo despu¨¦s. Drinkwater, un mediocentro defensivo, ocup¨® el lugar de Cesc, lo que dejaba a su equipo con tres anclas y un solo gu¨ªa. Bakayoko y Kant¨¦ apretaban el cintur¨®n, y solo Hazard quedaba libre de responsabilidades. Adem¨¢s, Zappacosta, lateral largo en zancada pero lateral a fin de cuentas, ocup¨® el lugar de Moses, un extremo que juega de carrilero, extremo a fin de cuentas. Pero dio la casualidad de que el defensa italiano centr¨® raso desde la banda derecha y su colega en el costado izquierdo, Marcos Alonso, un defensa que marca cada vez que pisa el ¨¢rea rival, certific¨® la moment¨¢nea remontada.
Por eso, en ese momento el Chelsea se dedic¨® a hacer todo lo que parec¨ªa que deb¨ªa hacer... Pero no pudo o no supo. El Arsenal es un equipo valiente, osado en la circulaci¨®n de bal¨®n, confiado en sus armas. Sin embargo, la defensa que present¨® en el campo, con los imberbes Chambers y Holding, no da para ganar un partido en la Premier, y a duras penas en la segunda inglesa. Morata fue el mayor beneficiado del sainete, pero no solo no sac¨® todo el petr¨®leo que deb¨ªa sino que sus errores fueron igualmente groseros. El espa?ol dispuso de dos mano a mano, claros, n¨ªtidos ante Cech y ni uno solo de sus remates termin¨® si quiera entre los tres palos. La desesperaci¨®n de Conte, golpeando el c¨¦sped una y otra vez, resum¨ªa a la perfecci¨®n la escena.
Mientras el Arsenal tocaba la pelota, pasando siempre por Xhaka, Wilshere y ?zil, un tr¨ªo de zurdos por momentos deslumbrante, el Chelsea recurr¨ªa a las piernas de Kant¨¦ y al cerebro de Hazard. El primero para robar balones y el otro para convertirlos en oro. El estado de forma del mediapunta belga le permite actualmente competir en velocidad con jugadores m¨¢s r¨¢pidos que ¨¦l y chocar con defensas m¨¢s fornidos y salir airoso. Todo lo que hizo tuvo peligro. Solo Cech, excelso, un pulpo con las llaves y el control del garaje, deshizo la obra de la estrella blue.
Tuvo competencia el portero checo en el Chelsea, pues Courtois tambi¨¦n demostr¨® que pocos porteros de su envergadura disponen de una agilidad como la suya. Primero desvi¨® un lanzamiento a bocajarro de Alexis que golpe¨® en los dos postes sin llegar a cruzar la l¨ªnea de gol, y despu¨¦s repeli¨® un disparo raso y fuerte de Lacazette con la punta de los dedos. En el gol de Wilshere, un misil que se col¨® tan pegado al primer palo que tuvo que golpear en ¨¦l para escapar de las garras del belga, nada pudo hacer. Y en el de Beller¨ªn, autor del penalti sobre Hazard, Cahill le tap¨® el tiempo suficiente como para no poder reaccionar a tiempo al disparo del lateral espa?ol, que vio calmado su tormento interno.
Si el f¨²tbol es de por s¨ª un juego basado en la variabilidad de sus ejecutores, el ingl¨¦s orbita en una dimensi¨®n distinta. Por eso los partidos se juegan m¨¢s que nunca en el tiempo de descuento. Y la mayor¨ªa de veces, como este ¨²ltimo, es ah¨ª donde se deciden. Tenga l¨®gica o no.
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