El vendaval Diego Costa no cesa y el Atl¨¦tico arrasa al Getafe
El delantero se reencuentra con su afici¨®n, marca y le expulsan en un partido estelar del conjunto de Simeone
El f¨²tbol siempre fue de los futbolistas y su disfrute de la grada, que suele comenzarlo con la lectura de la alineaci¨®n de su equipo. La que dispuso Simeone invitaba al optimismo al primer ojeo. Carrasco, Correa, Griezmann y Diego Costa. Mucha y variada artiller¨ªa en ataque. Un extremo, dos ratones y una flecha. Velocidad, desborde, improvisaci¨®n, brega, batalla y remate. Un once muy ambicioso, en la l¨ªnea de crecimiento que se le demanda al entrenador rojiblanco cuando juega en casa ante rivales inferiores. Todo ese muestrario dispuso para tratar de desmontar al Getafe, un equipo que se desfigura poco. Uno de esos bloques s¨®lidos que tantas veces se le han atragantado por jugar con cuatro mediocentros. Esta vez no porque prim¨® el desequilibrio sobre el equilibrio. Le cost¨® cerrar el encuentro al Atl¨¦tico, pero no hubo agon¨ªa alguna mientras imper¨® el 1-0 en el marcador.
Fue Costa el que termin¨® por sellar el triunfo, de nuevo en estado puro, de nuevo, como en Lleida, estelar, ofreci¨¦ndole al equipo todas sus virtudes. Culmin¨® una contra de libro, enganchando otra curva envenenada de Vrasljko, que ¨²ltimamente sale a platanito por partido. La emoci¨®n le castig¨® con el reglamento en la mano. Se fue a abrazarse con la hinchada y el colegiado le ense?¨® la segunda amarilla. Poco antes la hab¨ªa visto por afilarle el codo en la cara a Djen¨¦. El desconocimiento y el entusiasmo acortaron el reencuentro del ¨ªdolo con su afici¨®n.
Este es otro Atl¨¦tico, con el Costa guerrillero de siempre. Compareci¨® mand¨®n. Autoritario. Instalado en ese estado de optimismo que le ha insuflado el retorno de su delantero fetiche. Su regreso parece haber desatado un vendaval de autoestima en todo el equipo, que le busc¨® desde el primer pase. La primera pelota en l¨ªnea recta que recibi¨® de espaldas ya le sac¨® una falta a Djen¨¦. La segunda fue una rosca desde fuera del ¨¢rea que se escap¨® un par de palmos por encima del larguero. A ese inicio arrollador del Atl¨¦tico tambi¨¦n ense?¨® los dientes el Getafe. Intuyendo que la ¨²ltima l¨ªnea del Atl¨¦tico jugar¨ªa en campo contrario, a la primera recuperaci¨®n despleg¨® una contra que ?ngel quiso culminar con una vaselina sobre Oblak a la que solo le falt¨® potencia. Ni ese rasgu?o ni otro par de ocasiones m¨¢s o menos claras de Amath metieron en dudas al Atl¨¦tico.
Decidido sobre ese molde tan ofensivo, bajo el criterio y la direcci¨®n de Gabi y Koke en el medio supo mezclar en corto y en largo. Sobre esta ¨²ltima faceta tambi¨¦n parece haberse instalado en los futbolistas de Simeone la completa seguridad de que a cualquier pelota en largo Costa, de una u otra manera, le dar¨¢ continuidad. Gabi le lanz¨® una que dej¨® muerta de cabeza para la llegada desde atr¨¢s de Griezmann, que este empal¨® mordida. El gol lleg¨® por la v¨ªa del pase raso y r¨¢pido tras una p¨¦rdida del Getafe. Griezmann recibi¨® en la mediapunta, habilit¨® a Correa y este super¨® al debutante Emi Garc¨ªa con una definici¨®n intuitiva de alta escuela. Un toque curvo con el exterior de su pierna derecha para superar la salida del sustituto de Guaita, que va camino de la Premier.
La vuelta de Costa da para muchas lecturas ofensivas. M¨¢s all¨¢ de que Simeone juegue con la figura de su acompa?ante, primero fue Correa, luego Griezmann, con su presencia hay una liberaci¨®n de espacios que beneficia a todos los atacantes. Koke y Gabi siempre tuvieron muchas opciones de pase para hacer da?o. Tambi¨¦n se atisb¨® cierta democratizaci¨®n de los protagonismos en Correa, Carrasco y Griezmann. Los tres supieron aguardar pacientes sus momentos para intervenir en el juego. Bajo esa piel de equipo atrevido, el Atl¨¦tico redujo al Getafe a esa buena estructura ordenada que tambi¨¦n maneja con oficio el juego subterr¨¢neo. Ah¨ª, el colegiado le mir¨® mejor a la hora de sacar tarjetas y eso alter¨® tanto al equipo local, a Simeone y a su hinchada,
El descanso trajo la calma, pero no la intenci¨®n del Atl¨¦tico de seguir con ese guion de equipo dominador. Costa tuvo el 2-0 a la hora de juego. Otra vez una pelota larga, una disputa con Dami¨¢n, que no calibr¨® con quien met¨ªa el hombro. A bote pronto, el delantero de Lagarto lanz¨® su bien peleado vole¨®n alto. Ante el dominio sin ampliaci¨®n de ventaja, Simeone sent¨® al trabajador y menos individualista Carrasco para meter a Thomas. Ah¨ª, quiso mudar el Atl¨¦tico a su piel m¨¢s cl¨¢sica, a su se?a de identidad, el contragolpe. Y lo caz¨® con el manual de Luis Aragon¨¦s en la mano. Otra recuperaci¨®n, la pelota corriendo de izquierda a derecha, del lado fuerte al lado d¨¦bil de la defensa del Getafe. Correa, Vrsaljko y el nueve flechado al coraz¨®n del ¨¢rea para finalizarlo al primer toque. El ¨¦xtasis y la expulsi¨®n. El vendaval Costa no cesa.
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