El Madrid calienta para Europa
El equipo de Zidane vapulea a una Real Sociedad de plastilina con un gran primer tiempo coral y luego solo tramita el duelo con vistas a la llegada del PSG
Con el PSG en la sala de embarque nada mejor para el Real Madrid que un ensayo previo ante un equipo de monaguillos. La Real fue una secuela m¨¢s de la hist¨®rica Real del Bernab¨¦u, donde ha ganado en tres de sus 71 visitas, muchas de ellas cerradas con goleadas estruendosas como esta ¨²ltima. Al Madrid le bast¨® aplicarse en la presi¨®n gremial en campo ajeno para colonizar a su adversario y dejarle en tanga.
En esta Real todos tienen cara de buenos chicos, no hay quien se rebele y cada cual cumple a rajatabla con el guion, cueste lo que cueste. En Chamart¨ªn, el Madrid le sacudi¨® de lo lindo sin quitarse el ch¨¢ndal. Con la complacencia donostiarra, para los de Zinedine Zidane fue un calentamiento previo a la inminente cita del mi¨¦rcoles con el PSG. Los muchachos de Eusebio Sacrist¨¢n aceptaron su papel de sparring sin decir ni mu.
Antes del minuto el Madrid ya hab¨ªa convertido a su rival en un equipo de plastilina. A los 50 segundos, Lucas cabece¨® de maravilla un centro de Cristiano. Lucas es a la delantera lo que Nacho a la defensa, dos futbolistas tan fiables como titulares como desde la suplencia. Con Casemiro en el banquillo, lo mismo que Bale, todos los madridistas fueron casemiros. Sin renuncias y escaqueos, cada cual puso de lo suyo para atornillar a la Real en su rancho. A los realistas les gusta domesticar la pelota desde Rulli, pero en el Bernab¨¦u el dictado fue un espanto. El Madrid le acos¨® y le acos¨® sin remedio para los visitantes. O bien se venc¨ªan ante cualquier contrario o su portero largaba un zapatazo a cualquier anfiteatro. Durante el primer tiempo, cruzar el medio campo se convirti¨® en una gesta alpina para cualquier jugador de la Real Sociedad.
La zurra se ve¨ªa venir y lleg¨® sin que se alterara la pizarra de Eusebio. Y lleg¨® el baile. Antes del descanso el Madrid ya contabilizaba cuatro goles, dos remates al poste, un posible penalti de De la Bella a CR y dos oportunidades muy claras en los pies de Benzema y Asensio. El mallorqu¨ªn sobresali¨® entre el notable alto del colectivo. M¨¢s que ejercer de Bale hizo de Isco. Asensio transit¨® por distintos sectores del campo, siempre al auxilio, siempre con soluciones individuales y corales. Una estupenda maniobra suya deriv¨® en una aventura de Marcelo que cerr¨® CR con su primer tanto de la noche. Antes de su triunfal cabezazo para el segundo, Kroos marc¨® el gol de Kroos. No hay autor¨ªa como la del alem¨¢n para embocar desde el balc¨®n del ¨¢rea con remates con el interior del pie derecho. Una suerte que perita con la precisi¨®n de un cirujano. A la Real, encapsulada, le ca¨ªan palos por tierra y aire. Tan solo Odriozola, que es un tiro, daba con alguna tecla. Sin Willian Jos¨¦ y con Agirretxe con solo 53 minutos en Liga, Eusebio tuvo que enhebrar un ataque ortop¨¦dico. Pero s¨ª contaba con su n¨®mina de centrocampistas titulares, todos graduados en el f¨²tbol, y ninguno fue capaz de dar cuerpo al equipo.
Hasta el segundo acto, cuando el Madrid ya hab¨ªa pasado p¨¢gina, el grupo de Eusebio no tuvo tertulia alguna con el bal¨®n. Es m¨¢s, en todo el primer tramo, el ¨²nico periodo en el que hubo un simulacro de partido, no hubo visitante que dejara una migaja m¨¢s o menos cercana a Keylor.
Salvo en el caso de Modric, retirado antes del final, lejos de dar descanso a los pretorianos con vistas al reto con el PSG, Zidane acab¨® por hilar a la BBC cuando el duelo ya era una faena de ali?o. Para entonces, el Madrid ya no ten¨ªa el mismo colmillo. Y menos con la presencia de Bale, tan ajeno al tajo defensivo que defendi¨® a Bautista con las cejas en el gol del primer alivio para la Real. Ya se sabe que el gal¨¦s tiene m¨¢s ida que vuelta. Como prueba, en su primera descarga en la vanguardia provoc¨® un error de Rulli, que despej¨® con manos arrugadas un disparo del brit¨¢nico. El rechace le lleg¨® manso a CR, de nuevo con flechazo goleador cuando m¨¢s lo va a necesitar el Madrid.
El partido decreci¨® hasta el final. Los objetivos eran diametralmente opuestos. Los locales ya solo ten¨ªan ojos, piernas y esp¨ªritu para el PSG. Los visitantes, encantados con el maquillaje ¡ªcomo con el 5-2 de Illarra¡ª y con que su rival ya no hiciera ni guantes. El PSG no ser¨¢ la Real. Como recuerdo, al t¨¦rmino del choque, con la gente abroncando a Benzema por un fallo, por la megafon¨ªa son¨® el himno de la Champions.
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