Diamante escondido
Un ilustre desconocido crea una eterna obra de arte, cuya profundidad es tan grande como su belleza
Posici¨®n inicial:
Blancas: Ta1, Dd1, Tf1, Rg1, Ae2, Ae3, Cd4, Cd5; peones en a2, b2, c3, e4, f5, g5 y h2.
Negras: Tc8, De8, Cg8, Th8, Ad7, Rf7, Ag7, Ce5; peones en a7, b6, d6, e7, f6, g6 y h7.
M¨¢s de un experto ha calificado la partida de este v¨ªdeo como ¡°el sacrificio de dama m¨¢s impresionante de la historia¡±, y nada tendr¨ªa de extra?o que una votaci¨®n popular entre los aficionados diese el mismo resultado. El motivo de esa ampulosidad en los elogios hay que buscarlo en la enorme profundidad que implica la idea clave de la partida, a?adida a su gran belleza.
Con esas premisas, es l¨®gico suponer que semejante artista responde al nombre de uno de los grandes campeones de la historia. Pero no: apenas se sabe nada sobre Yuri G¨²sev, salvo que esta victoria en 1946 sobre E. Auerbach -otro ilustre desconocido que nada tiene que ver con el muy brillante Yuri ?verbaj- se encuentra con todos los m¨¦ritos en las colecciones de las m¨¢s brillantes de todos los tiempos. Es verdad que G¨²sev pudo ser a¨²n m¨¢s preciso en la ejecuci¨®n de su ventaja. Pero ser¨ªa excesivo pretender que un gran artista sea adem¨¢s una m¨¢quina.
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