Gloria al futbolista
A las malas noticias, respond¨ªa con una sonrisa, como si fuera un afortunado, optimista por naturaleza, bromista, muy querido en el Molin¨®n y en el Camp Nou
A Enrique Castro Quini le explot¨® el coraz¨®n, cansado seguramente de tanto querer, bondadoso como era, siempre agradecido, tan humilde, generoso y buena persona que a veces costaba reconocer al futbolista que gan¨® casi tantos Pichichi como Zarra. Nunca puso distancia con el aficionado, tampoco con el ciudadano, pr¨®ximo y sol¨ªcito para hablar del f¨²tbol y sobre todo de la vida, del Sporting y del Bar?a, de Gij¨®n y de Barcelona.
A las malas noticias, respond¨ªa con una sonrisa y una palmadita en la espalda, como si fuera un afortunado, optimista por naturaleza, bromista, muy querido en el Molin¨®n y en el Camp Nou, en los campos y ciudades de Espa?a. No fue casual que la selecci¨®n ganara por vez primera a Inglaterra en Wembley el d¨ªa que le liberaron, el 25 de marzo de 1981, despu¨¦s de ser secuestrado en Barcelona.
Todav¨ªa se recuerda su comparecencia p¨²blica para perdonar a quienes le retuvieron durante tres semanas a la salida del estadio
Todav¨ªa se recuerda su comparecencia p¨²blica para perdonar a quienes le retuvieron durante tres semanas a la salida del estadio despu¨¦s de golear al H¨¦rcules. Ante el llanto colectivo, opon¨ªa su optimismo contagioso. Y a quienes le requer¨ªan ¨²ltimamente para saber sobre su salud, conscientes de que hab¨ªa combatido un c¨¢ncer, les respond¨ªa que se encontraba estupendamente, como hab¨ªan certificado en su ¨²ltima visita al centro m¨¦dico donde se visitaba en Barcelona.
No se sabe de nadie que tenga una mala palabra para Enrique. No maldec¨ªa nunca, ni siquiera cuando su hermano Jes¨²s muri¨® ahogado despu¨¦s de rescatar del agua a un ni?o ingl¨¦s en la playa de Pech¨®n, persona de paz, reclamado tambi¨¦n antes de los derbis con el Oviedo. La figura de Quinocho se impuso con el tiempo a la del Brujo. Quini ser¨ªa el resumen de ambos, la bondad del gol, tan buena persona como jugador, miembro de equipos hist¨®ricos, como el Sporting de los Ferrero, Churruca, Mesa y Cundi y o el Bar?a de Maradona.
Quini no se cans¨® de meter goles y, sin embargo, a veces parece como si no hubiera sido futbolista
Aunque solo se recuerda la jugada del Pelusa ante Juan Jos¨¦, Quini tuvo a bien recordar no hace mucho que en 1982, tambi¨¦n en el Bernab¨¦u, meti¨® el 0-2 despu¨¦s de un pase precisamente del 10. No ha habido m¨¢s reivindicaci¨®n futbol¨ªstica por parte del entonces ariete del Bar?a. Quini no se cans¨® de meter goles y, sin embargo, a veces parece como si no hubiera sido futbolista, porque se valoraban m¨¢s sus gestos fuera del campo que sus remates en el ¨¢rea, menos acad¨¦micos que los de Santillana. No le acompa?¨® la est¨¦tica ni tampoco la historia porque en su tiempo un subcampeonato como el que consigui¨® con el Sporting no significaba precisamente la clasificaci¨®n para la Liga de Campeones.
El derecho de retenci¨®n le priv¨® de fichar por el Bar?a mucho antes de 1980, cuando a los 31 a?os se visti¨® de azulgrana y se convirti¨® en el s¨ªmbolo de la Copa y de la Recopa, trofeos de supervivencia y de resistencia, alejados de la pomposidad de la Copa de Europa y tambi¨¦n de la Liga, el trofeo que se le escap¨® cuando siendo su equipo l¨ªder fue raptado a su llegaba a su casa de Barcelona. Tampoco convivi¨® precisamente con la mejor selecci¨®n en tiempos de Kubala y Santamar¨ªa.
Quini, sin embargo, no solo fue un compa?ero de vestuario excepcional, sino tambi¨¦n un goleador ¨²nico que remataba igual de bien con las dos piernas y cabeceaba como los mejores arietes de la Liga. El tanto 3.000 en la historia del FC Barcelona lleva la firma de Enrique Castro. A buen seguro que en vida no se dar¨ªa ninguna importancia, as¨ª que ahora toca reivindicar su doble legado. No es extra?o que le fallara el coraz¨®n porque al fin y al cabo Quini hizo tantos goles como amigos. Su calidad humana no debe hacer olvidar su condici¨®n de Pichichi. Gloria al futbolista.
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