?La plantilla m¨¢s cara de la historia?
Ser del Bar?a es una lucha contra el capital mientras de blaugrana se visten los mejores por puro romanticismo, a menudo perdiendo dinero
Hace unas semanas apareci¨® publicado un estudio que se?alaba a la actual plantilla del Manchester City como la m¨¢s cara de la historia lo que, de buenas a primeras, no parece un hito menor. El detallado an¨¢lisis, basado en un complejo sistema de sumas simples con dos decimales, lo firmaba el CIES, un observatorio internacional con nombre de islas gallegas en las que, seg¨²n la tradici¨®n cantada, se mataba a los hippies, raz¨®n de m¨¢s para otorgar m¨¢xima credibilidad al citado documento. Las conclusiones que de ¨¦l se extraen han sido acogidas con cierta algarab¨ªa en nuestro pa¨ªs, a fin de cuentas, no est¨¢ la vida como para andar desechando instrumentos con los que desmerecer los ¨¦xitos de Pep Guardiola, pero tambi¨¦n con cierto desencanto entre quienes nos hemos acostumbrado a traducir los costes de cada traspaso en n¨²mero de orfanatos y hospitales: se puede uno indignar igual, s¨ª, pero no es lo mismo.
El estudio ha servido, entre otras cosas, para desinformar un poco m¨¢s al aficionado y delatar ciertos tics anticapitalistas que suelen aquejar a los hinchas de los grandes clubes espa?oles cuando son otros los que se gastan el dinero. La inflaci¨®n del mercado, los salarios de los futbolistas y otras variables complejas han quedado fuera de la ecuaci¨®n del CIES, de ah¨ª que muchos aficionados del Bar?a o el Madrid se lleven las manos a la cabeza ante el ingente pastizal desembolsado por la nueva aristocracia del f¨²tbol europeo. Resultan tan cambiantes las modas filos¨®ficas en este pa¨ªs que un a?o presume uno de rico para, al siguiente, hacerlo de pobre; poco importa que por el camino haya desembolsado el club de sus amores m¨¢s de 400 millones de euros en cuatro fichajes de nada.
En el caso concreto de los hinchas cul¨¦s ¡ªcada cual que aguante su vela¡ª la distop¨ªa en que solemos ambientar nuestras quejas parece tan evidente como dram¨¢tica. Hoy son Guardiola y los jeques, ayer Florentino P¨¦rez y las constructoras, anteayer el dictador Franco y los pantanos¡ Ser del Bar?a se ha convertido en una lucha eterna contra las garras del capital mientras de blaugrana siguen visti¨¦ndose los mejores jugadores del mundo por puro romanticismo, a menudo perdiendo dinero. El relato resulta tan gratificante que uno no puede menos que rememorar la escena final de El Padrino e imaginar a los ejecutivos del club bautizando a las futuras estrellas con formalismo casi religioso : ¡°Philippe Coutinho Correia, ?renuncias a Satan¨¢s?¡±.
As¨ª las cosas, conviene recordar que el f¨²tbol es m¨¢s complicado que el resultante de combinar informaci¨®n con matem¨¢tica b¨¢sica. Reducir el valor de una plantilla al precio de coste de sus futbolistas resulta tan impreciso como medir la distancia a la que debe situarse una barrera contando once pasos. Solo el aficionado m¨¢s ingenuo pensar¨ªa que con el dinero desembolsado por el Manchester City o el PSG se podr¨ªa comprar la plantilla del Real Madrid o el F¨²tbol Club Barcelona y, lo que es peor, ni el m¨¢s ingenuo de los ingenuos cambiar¨ªa unas por otras al peso.
?Por qu¨¦ mancillar el buen nombre de las C¨ªes pudiendo llamarse Siniestro Total? Eso s¨ª me parece digno de estudio.
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