El Liverpool cae en la trampa m¨¢s famosa del United de Mourionho
Lovren rompe su defensa para pelear con Lukaku los balones largos, y Rashford castiga a los visitantes con dos goles que afirman al equipo de Old Trafford en el segundo puesto
Resulta misterioso el esfuerzo mental que empe?an los entrenadores en intentar que Romelu Lukaku no juegue de cabeza. Jurgen Klopp y su pelot¨®n de analistas debieron emplear horas frente a las pantallas de sus ordenadores port¨¢tiles buscando alternativas que contrarresten al nueve del United con un cabeceador equiparable que le gane por arriba cada vez que De Gea sacara de porter¨ªa. Eligieron a Lovren. Un tipo duro, un malencarado de huesos agudos proclive a incrustarlos en los tobillos, las nucas y en los ri?ones de sus adversarios. Lo mejor que encontraron en la caja de herramientas de intimidaci¨®n. Sin efectos apreciables. Lovren no le hizo ni cosquillas a Lukaku, que se llev¨® dos balones por arriba, revent¨® el gran cl¨¢sico del norte de Inglaterra, y afirm¨® su equipo en el segundo puesto de la Premier a la espera del Sevilla en el regreso de los octavos de la Champions la semana que viene.
De Gea jug¨® en largo desde la porter¨ªa y Lukaku puso su cuerpo de gigante y estir¨® el cuello para conseguir dos proyecciones que abrieron las puertas de la defensa del Liverpool. Aprovechando que Lovren hab¨ªa perdido la posici¨®n para ir al choque, los atacantes del United convenientemente desplegados se encontraron con un paisaje despejado. Rashford meti¨® el 1-0 y el 2-0. Pero los c¨®mplices imprescindibles fueron De Gea, el portero, el cr¨¢neo de Lukaku, y Klopp, el t¨¦cnico rival, que mordi¨® el se?uelo.
Este United de Mourinho no necesitar¨¢ t¨ªtulos para pasar a la historia. Entrar¨¢ en el libro de oro de las extravagancias como el equipo m¨¢s caro y vulgar domiciliado en Old Trafford en los anales de la Premier, verdadera m¨¢quina de hacer goles con saques de porter¨ªa al cabo de m¨¢s de 750 millones de euros gastados en fichajes en las ¨²ltimas cuatro campa?as. Calidad, tiene. Necesidad de calidad, no tiene tanta.
La devoci¨®n consumista de los dirigentes del United se ve ampliamente compensada por un t¨¦cnico capaz de vivir con lo puesto. Mourinho no necesita jugadores de jerarqu¨ªa suprema para hacer ruido en el campeonato. Hoy el m¨¢s prescindible parece Paul Pogba, uno de los mejores volantes que existen, por el que pagaron 120 millones de euros en 2016, entonces el traspaso r¨¦cord. El parte oficial se?al¨® que Pogba fue baja por lesi¨®n contra el Liverpool. De todos modos, de haber estado este s¨¢bado, no habr¨ªa influido en el curso del juego. La pelota vuela demasiado alto en Old Trafford para que los centrocampistas puedan manejarla a gusto.
David de Gea aprovech¨® la resoluci¨®n de un c¨®rner en contra para jugar en largo hacia Lukaku en el minuto 14. Con el Liverpool a medio camino de regreso hacia su campo, el punta maniobr¨® con soltura. Lovren, destinado a discutirle la supremac¨ªa a¨¦rea, dej¨® su puesto en la zaga para ir a chocar, qued¨® aturdido, y cuando tuvo que girar ya era tarde. La pelota era de Rashford, que encar¨® mano a mano, a Arnold. El lateral se qued¨® solo ante el ¨¢gil extremo local porque Van Dijk se emparej¨® con Alexis y, a su izquierda, Robertson tom¨® a Mata. Tres contra tres, alarma en el ¨¢rea de Karius, finta de Rashford, disparo y gol.
Si la marca de Lukaku la hubiera asumido cualquiera de los interiores del Liverpool, dej¨¢ndole jugar de cabeza e impidi¨¦ndole girarse, la maniobra m¨¢s penetrante del United habr¨ªa quedado neutralizada por la superioridad num¨¦rica en defensa. Pero la salida de Lovren comprometi¨® toda la estructura. Un error que se repiti¨® diez minutos m¨¢s tarde con la intervenci¨®n de Mata, el despeje apurado de Van Dijk, y el remate de Rashford para convertir el 2-0. La ventaja result¨® insalvable para el Liverpool, due?o de la pelota pero no del ingenio. El equipo del Mersey tuvo evidentes problemas en la elaboraci¨®n frente a una defensa cerrada como pocas.
El f¨²tbol permite alcanzar la velocidad de dos maneras. Con espacios para que corran los jugadores y con precisi¨®n para que corra el bal¨®n. El Liverpool perdi¨® la velocidad que le caracteriza porque su rival le neg¨® los espacios y porque a sus jugadores les falt¨® precisi¨®n con la pelota. Millner dio demasiados toques, Oxlade perdi¨® demasiadas entregas, el juego se hizo discontinuo y la defensa del United, seis jugadores inamovibles atr¨¢s arropando a De Gea, resisti¨® con relativa comodidad. Mata cerr¨® a la derecha, Rashford a la izquierda, y poco a poco el portero madrile?o se qued¨® aislado en una c¨¢psula.
Sin tener que exponerse en un solo uno contra uno, sin perder la cohesi¨®n, hombro con hombro todos agrupados en el medio, la falange mourinhista apenas debi¨® despejar y corregir. Solo Van Dijk se aproxim¨® al gol durante la primera mitad, en un remate de cabeza que no logr¨® conectar con plenitud, a la salida de un c¨®rner. La din¨¢mica se acentu¨® al regreso del descanso.
La sustituci¨®n de Oxlade por Lallana alivi¨® en un grado la mala circulaci¨®n del Liverpool y el United comenz¨® a meterse en l¨ªos de tanto retroceder. Man¨¦, probablemente el mejor jugador visitante, desbord¨® por afuera y provoc¨® el 2-1. Se lo hizo en propia puerta Bailly, que despej¨® en un escorzo y envi¨® el bal¨®n a la red.
El Liverpool no dej¨® de apretar con valor pero sin suficiente agilidad. Los hinchas de Old Trafford vieron pasar la tarde inquietos y, quiz¨¢s, tambi¨¦n muy aburridos, pero triunfantes, al fin y al cabo. Al United le vali¨® con la jugada que le distingue: el pase largo de su portero a la cabeza inexpugnable de Lukaku.
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