PSG, tanto para nada
Toda la audacia financiera del verano de los 400 millones la confi¨® a un t¨¦cnico que cree que era pronto para jugar contra el Madrid y a la excitaci¨®n de los ultras
En las palabras de Emery se entienden m¨¢s cosas si se miran al rev¨¦s. El martes por la noche, despu¨¦s de que el PSG quedara fuera de la Champions, vino a decir que era demasiado pronto para ese partido, pero lo que suced¨ªa es que ya era demasiado tarde. ¡°Caer eliminado contra el Real Madrid no es una decepci¨®n. Caer eliminado en octavos, s¨ª¡±, dijo, y confes¨® que esperaban que un ¡°cruce tan violento¡± lo hubieran ¡°vivido un poquito m¨¢s adelante¡±. Pero siempre es tarde para ganar al Madrid; porque mientras se hace uno a la idea de que puede hacerlo, y siente que no es el d¨ªa, que el viento sopla raro, qu¨¦ s¨¦ yo; mientras duda, ya te ha ganado ¨¦l, y vuelve a ser tarde.
Cuando Emery trataba de calmarse y hablaba de ¡°paciencia para construir un equipo que en un futuro puede ganar¡±, en realidad, si se le daba la vuelta, lo que hac¨ªa es poner letra al misterioso idilio del Madrid con Europa. Ah¨ª los blancos parecen llegar siempre a tiempo, sincronizados de manera casi perpetua con la Champions, pese a que sus evidentes desajustes con otros husos horarios (Liga, Copa) sugieran la existencia de da?os profundos en el mecanismo. Al Madrid, la Copa de Europa siempre le parece un buen momento, en ocasiones hasta un b¨¢lsamo. Aunque sea en octavos, y desde el otro lado deslumbre el envoltorio millonario de un artilugio que en el mismo verano le birl¨® sendas joyas al Barcelona (Neymar) y a ellos mismos (que pujaban por Mbapp¨¦).
Los blancos no solo est¨¢n en hora con la Champions, sino que a veces da la impresi¨®n de que son quienes la fijan. El desfase temporal del PSG no se localiza solo en el banquillo, sino que emana directamente de los despachos. El esfuerzo institucional de estas semanas se ha dirigido a acompasar el club a los impulsos de los ultras y a diseminar terminolog¨ªa puramente glandular en torno al concepto ¡°uni¨®n sagrada¡±. Toda la audacia financiera del verano de los 400 millones, confiada a un t¨¦cnico que recuerda al segunda B que disfruta del viaje de probar los cuartos de la Copa, y a la excitaci¨®n, acunada con v¨ªdeos institucionales, de bengalas, petardos, acoso nocturno al hotel rival y pancartas de ¡°Puta Madrid¡±. La balcanizaci¨®n del lujo. Puros a?os ochenta. As¨ª de tarde va el PSG en Europa.
Emery proclamaba que es demasiado pronto, y Mbapp¨¦, que rechaz¨® al Madrid en verano, hab¨ªa podido entrever poco antes que ya se hab¨ªa ido demasiado. En concreto en el minuto 85, con 1-2 en el marcador, cuando su entrenador lo sac¨® del campo para introducir a Lass Diarra, futbolista que ha cubierto todos los pasados: fue jugador del Madrid y dej¨® de serlo e incluso se instal¨®, como quien aguarda el final, en Emiratos, un cl¨¢sico de los retiros dorados. Tres minutos antes, en el otro bando se hab¨ªa retirado Asensio, capital en la eliminatoria, y hab¨ªa entrado Isco, a¨²n con latido.
L¡¯?quipe, el diario que invent¨® la Copa de Europa, cuya primera edici¨®n ya gan¨® el Madrid en 1956 en el mismo Parque de los Pr¨ªncipes, necesit¨® en su portada del mi¨¦rcoles menos palabras que Emery: ¡°Todo esto para esto¡±. Como el del t¨¦cnico espa?ol, su lamento val¨ªa tanto para explicar el PSG como el Madrid.
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