La primera visita de Argentina
El partido de La Albiceleste en Chamart¨ªn en 1952 fue todo un acontecimiento. Espa?a perdi¨® 0-1
Aquel domingo 7 de diciembre de 1952 jugamos contra Argentina por primera vez. Fue el acontecimiento del a?o.
Conviene contextualizarlo. Por entonces, no nos quer¨ªa nadie. El mundo ve¨ªa a Franco como un vestigio cutre de la ideolog¨ªa que hab¨ªa llevado al mundo a una tremenda guerra. S¨®lo nos quer¨ªa Argentina, cuyo presidente, Juan Domingo Per¨®n, nos mandaba trigo y carne. En 1947 incluso nos mand¨® a su mujer, Evita Per¨®n, cuya visita tuvo aire entre gran cuesti¨®n de Estado y gira de una estrella del espect¨¢culo.
Espa?a hab¨ªa sido cuarta en Mundial 50, en el que gan¨® a Inglaterra, que acud¨ªa por primera vez, lo que nos dio gran nombrad¨ªa. Argentina no lo jug¨®, porque no le dieron la organizaci¨®n a ella, sino a Brasil. Pero se sab¨ªa que ten¨ªa un gran f¨²tbol. En el verano 48-49 hizo por aqu¨ª una gira el San Lorenzo de Almagro que impresion¨®.
As¨ª que aquella visita era un suceso. El escenario elegido, Chamart¨ªn (a¨²n se llamaba as¨ª, no tomar¨ªa el nombre de Bernab¨¦u hasta 1955) se qued¨® peque?¨ªsimo en sus entonces 72.500 espectadores de capacidad. Argentina quer¨ªa ganar prestigio ganando al ganador de Inglaterra, as¨ª lo dec¨ªan. Nosotros quer¨ªamos sacudirnos los repasos, casi humillaciones, del San Lorenzo de Almagro.
El fallo que cometi¨® Ramallets en el gol era impensabe para ¨¦l, y le perseguir¨ªa durante a?os
Escart¨ªn concentr¨® a sus chicos en El Escorial, donde era continuo el reguero en busca de entradas que nadie ten¨ªa. Fue llamado a ¨²ltima hora Fuertes, por lesi¨®n de Pasieguito, y lo primero que pregunt¨® fue a cu¨¢ntas entradas tendr¨ªa derecho.
Los argentinos llegaron el viernes, un d¨ªa m¨¢s tarde de lo previsto, por una niebla que les retuvo un d¨ªa en R¨ªo. ¡°Veintid¨®s jugadores, seis directivos y una mujer componen la expedici¨®n¡±, titula Marca. La mujer es la esposa de un directivo. Llegan cansados, pero componen una alegre muchachada que deja declaraciones de cari?o. Hablan con respeto de espa?oles que destacaron en el Mundial: Ramallets, Puchades, Basora, Ga¨ªnza¡ Entre quienes han ido a recibirles est¨¢ Pepe Iglesias El Zorro, argentino celeb¨¦rrimo aqu¨ª por su programa de humor en la SER.
La presencia de Argentina ocupa p¨¢ginas y p¨¢ginas en los peri¨®dicos de s¨¢bado y domingo. Qui¨¦nes son, d¨®nde juegan, qu¨¦ hacen. En dos apretados d¨ªas hay comida en el Instituto de Cultura Hisp¨¢nica, visitas a Toledo y El Escorial, capea en la finca de un amigo del presidente de la Federaci¨®n Espa?ola, Sancho D¨¢vila, que era muy taurino, cena en la Embajada, una tarde en el cine, para ver La Hermana San Sulpicio. Y hasta hubo tiempo para un entrenamiento, para tomar contacto con Chamart¨ªn. Les mosquea verlo h¨²medo, saben que Madrid lleva cuatro d¨ªas de sol. Les explican que es la escarcha que cae por las ma?anas, que luego deja humedad. No se lo creen.
El domingo, a las 15.30 (no hay luz artificial y anochece pronto) no cabe un alfiler. Est¨¢n atestadas las escaleras y los vomitorios. Entre los madridistas hay decepci¨®n porque no va a jugar Molowny, el favorito de la casa. El 10 lo llevar¨¢ el espa?olista Marcet. En el resto de la alineaci¨®n, que empieza por Ramallets y termina por Ga¨ªnza, hay relativa conformidad.
Mientras se discute eso, se retrasa el comienzo. S¨®lo luego se sabr¨¢ por qu¨¦. En la ¨¦poca no hab¨ªa cambios en los partidos oficiales. En los amistosos se permit¨ªa el del portero en cualquier momento, y el de un jugador de campo en el descanso o antes, no despu¨¦s. Los argentinos ped¨ªan otro cambio, tem¨ªan la fatiga y sospechaban que el campo se hab¨ªa regado de m¨¢s. Cuenta Sancho D¨¢vila en su libro De vuelta a casa que el partido lleg¨® a peligrar. Tras hora y media de discusiones aceptaron el criterio espa?ol, que respald¨® el ¨¢rbitro, Arthur Ellis, ingl¨¦s, el mejor del mundo, contratado para darle m¨¢s lustre al partido.
El primer tiempo de Espa?a es bueno, sobre todo por los extremos, Basora y Ga¨ªnza, que hacen maravillas. Pero la tripleta central, Fuertes, Escudero y Marcet (este nervioso, muy vigilado por el p¨²blico) no culmina. Hay sendos tiros al poste de Basora y Ga¨ªnza y cerca del descanso un remate a bocajarro de Marcet que se le queda milagrosamente entre las rodillas a Ogando, el meta argentino. Por Argentina s¨®lo ha gustado Tucho M¨¦ndez.
La mayor¨ªa madridista espera que ahora Escart¨ªn saque a Molowny, pero ah¨ª sigue Marcet y cunde el malhumor. Stabile s¨ª aprovecha su cambio, y justo en el diez: sale Grillo por Labruna y eso mejora a Argentina.
En el 58 llegar¨¢ la jugada de la que se hablar¨¢ durante a?os: una falta a 10 metros del ¨¢rea de Espa?a, se supone que un indirecto, porque Marcet (?siempre Marcet!) levant¨® demasiado la pierna ante Mouri?o. Lanz¨® Allegri, fuerte, por alto, justo donde esperaba Ramallets, que dud¨® si dejar pasar el bal¨®n, puesto que era indirecto, y finalmente meti¨® las manos, tarde y mal, y sale desequilibrado. El bal¨®n se le qued¨® en la raya, lo manote¨® para alejarlo y le cay¨® a Infante, que fusil¨®.
Un fallo as¨ª era impensable en Ramallets, y de hecho le perseguir¨ªa durante a?os. Espa?a se enfri¨® y el p¨²blico, m¨¢s. Tucho M¨¦ndez se qued¨® el bal¨®n para ¨¦l solo y aquello acab¨® as¨ª, 0-1. Aquel d¨ªa se perdi¨® el optimismo con que volvimos de Brasil, tras aquella sonada victoria sobre Inglaterra.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.