Lo ¨²nico que puede hacer Iago Aspas
Los galones de delantero titular (el cargo m¨¢s importante en este pa¨ªs, al menos en democracia) parecen destinados a Morata o Costa por puro aplastamiento informativo
A Iago Aspas nunca lo salpica el debate, seguramente porque jugar en un equipo mediano, como el Celta, no te procura grandes lealtades ni excesivas aversiones entre quienes suelen plantearlo. Las controversias que rodean a la selecci¨®n nacional acostumbran a dirimirse entre bandos enfrentados que confunden el territorio com¨²n con su propio barrio, a menudo reducidas a fricciones de ¨¢mbito local en las que pesa m¨¢s la cercan¨ªa con los aspirantes y sus respectivos entornos que los m¨¦ritos reales de los mismos. As¨ª las cosas, los galones de delantero titular para el pr¨®ximo mundial (el cargo m¨¢s importante al que se puede aspirar en este pa¨ªs, al menos en democracia) parecen destinados a Morata o Diego Costa por puro aplastamiento informativo, sin que el futbolista de Moa?a pueda hacer mucho m¨¢s que lo evidente: convencer al seleccionador.
Hasta el momento, nadie puede reprocharle que no lo intente y mucho menos que no lo merezca; algo hemos avanzado. Su actuaci¨®n en el ¨²ltimo amistoso contra Argentina no es m¨¢s que el reflejo de sus muchas virtudes, las l¨®gicas en un delantero con alma de centrocampista y veneno en las botas, un futbolista ilustrado que entendi¨® a la primera una de las m¨¢ximas del Teorema de Cruyff: nadie es tan r¨¢pido como la propia pelota. Su f¨²tbol intuitivo combina a la perfecci¨®n con unos compa?eros que lo buscan y encuentran de un modo natural, sin necesidad de forzar situaciones propicias para sus caracter¨ªsticas y esquivando, sin apenas reparar en ella, la ansiedad colectiva que a menudo provoca el ego natural del puro delantero centro.
Lejos del zafarrancho y el correcalles de anta?o, Espa?a ataca hoy con la cadencia suave e incisiva del mar: una ola tras otra ganando espacio a la arena, sin urgencias, de ah¨ª la importancia de contar con un jugador como Aspas. Es posible que la combusti¨®n inmediata de Costa y hasta la coartada ¡ªsea cu¨¢l sea¡ª de Morata resulten adecuadas para momentos puntuales del campeonato pero las esperanzas de nuestro combinado nacional deben sustentarse sobre una partitura reconocible que el gaiteiro de Moa?a interpreta como nadie, no en vano es la suya tierra de m¨²sicos, marineros y alg¨²n que otro contrabandista. La furia ¡ªparafraseando al Sito Mi?anco de la serie Fari?a¡ª es para Terito y para los viejos; la inteligencia es el futuro.
Sea como fuere, Lopetegui ha demostrado el suficiente car¨¢cter como para no dejarse influir por las corrientes de opini¨®n que soplar¨¢n con fuerza de aqu¨ª al verano. Cabe intuir, pues, que Iago Aspas partir¨¢ en igualdad de condiciones con los favorit¨ªsimos del foro al asalto definitivo a la titularidad aunque no parece que una cosa o la contraria vayan a cambiarle la vida en exceso. Suceda lo que suceda en Rusia, intuyo que seguir¨¢ dej¨¢ndose ver en su bar de siempre, jugando a las cartas con los amigos o leyendo el peri¨®dico al final de la barra, junto a la m¨¢quina de los pistachos. ¡°No s¨¦, yo soy feliz aqu¨ª, no necesito m¨¢s¡±, se confesaba hace poco m¨¢s de un a?o en una estupenda entrevista concedida a Eduardo J. Castelao. La frase tiene su truco, como todo lo que define a Iago Aspas y a Galicia, que para el caso son la misma cosa: sabe, s¨ª sabe.
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