Un partido de f¨²tbol en Pyongyang visto desde dentro por un espa?ol
El gallego Dani Cancela relata su periplo de cinco d¨ªas para jugar con la selecci¨®n de Hong Kong en la inh¨®spita capital de Corea del Norte
De vuelta a Hong Kong y ya con una conexi¨®n de internet sin restricciones Dani Cancela escribi¨® en twitter a uno de sus programas favoritos para explicarles que ¡°la vida moderna¡± es pasear por Pyongyang escuchando un podcast del exitoso espacio radiof¨®nico de David Broncano en la Cadena SER. Moderno por inaudito; surrealista y chocante, tambi¨¦n. Fueron cinco d¨ªas para el recuerdo en la vida de un futbolista de 36 a?os con tres carreras, la de derecho, la de periodismo y la deportiva, un coru?¨¦s que defiende la camiseta de la selecci¨®n de Hong Kong, un regalo para un tipo anal¨ªtico y curioso que durante las jornadas que pas¨® en Corea del Norte recogi¨® esas vivencias en un diario al que espera dar forma a¨²n no sabe en qu¨¦ formato. Pero que desde ya mismo las comparte.
Cancela, lateral izquierdo formado en la cantera del Deportivo y con recorrido en Fuenlabrada y Lugo, dio el salto hace ocho a?os al Kitchee, un club puntero de Hong Kong. El pasado verano obtuvo el derecho a solicitar el pasaporte y a ser elegible por la selecci¨®n local para participar en la fase de clasificaci¨®n de la Copa de Asia. Mir¨® entonces el calendario que ven¨ªa por delante, dos partidos como local contra Malasia y L¨ªbano y uno a domicilio contra Corea del Norte. ¡°Pens¨¢bamos que no ¨ªbamos a ir all¨ª porque contra Malasia jugaron en terreno neutral, seguramente por la crisis que se abri¨® tras la muerte del hermano de Kim Jong-un en Kuala Lumpur¡±. Pero hace diez d¨ªas se subi¨® a un avi¨®n con destino a Pek¨ªn. Porque all¨ª comenz¨® su partido m¨¢s singular. ¡°Eran necesarios tres d¨ªas en suelo chino para obtener el visado de entrada en Corea del Norte y adem¨¢s solo se operan vuelos a Pyongyang los martes, jueves y s¨¢bados desde Pek¨ªn o desde Shenyang, la megal¨®polis m¨¢s pr¨®xima a la pen¨ªnsula coreana¡±.
As¨ª, el pasado d¨ªa 24 la expedici¨®n de la selecci¨®n de Hong Kong aterriz¨® en su destino final. En ella viajaban adem¨¢s de Dani Cancela dos espa?oles m¨¢s, otro veterano futbolista, Jordi Tarr¨¦s, y un integrante del cuerpo t¨¦cnico, Carlos Ant¨®n. El zaguero Fernando Recio se qued¨® sin viajar porque estaba lesionado. ¡°Casi mejor que no viniese porque le tiene mucho respeto a los aviones y volamos en uno de Air Koryo que ten¨ªa un mordisco en un ala¡±, detalla Cancela, que en el transcurso del desplazamiento entre el aeropuerto y la capital extrajo sus primeras conclusiones: ¡°Era como si la gente viviese encapsulada en una burbuja en la que todo lo nuevo rebota. Vimos alg¨²n coche moderno en el aeropuerto, incluso de marca japonesa, pero luego la mayor¨ªa transita en antiguas bicicletas de ruedas grandes y sobre todo andando por los arcenes de la carretera. Ya en la ciudad no hay escaparates, ni tiendas ni restaurantes. No hay moda, la gente viste con colores oscuros, neutros¡±.
A Cancela le impresion¨® el silencio. ¡°Es muy fuerte estar en una ciudad tan monumental en el sentido de que hay grandes avenidas, plazas o edificios, pero no se escucha nada, de d¨ªa pasan coches cada dos minutos y de noche apenas hay luces¡±, describe antes de recordar como ya instalados en un hotel del centro de la capital se sorprendieron porque a las once de la noche comenz¨® a sonar una tonadilla en un entorno espectral. ¡°Hab¨ªa altavoces por las calles y se escuchaba una m¨²sica que no s¨¦ como calificar¡ Te asomabas a la ventana del hotel, la escuchabas y mirabas para los edificios, que de noche e incluso de d¨ªa parecen todos vac¨ªos, como sin vida¡±.
Con tres d¨ªas por delante antes del partido, el equipo necesitaba activarse. Nada m¨¢s llegar negociaron con el ¡°gu¨ªa¡± asignado por el gobierno local un paseo por los alrededores del hotel. Se lo negaron y en su lugar les sugirieron, antes del entrenamiento, un desplazamiento en autocar a una especie de paseo fluvial. All¨ª les acotaron un espacio para estirar las piernas. En otra ocasi¨®n acudieron a una zona m¨¢s c¨¦ntrica de la ciudad, cerca de una estaci¨®n ferroviaria en la que no percibieron mucho tr¨¢fico porque adem¨¢s vaciaron un entorno de unos cien metros cuadrados para que no pudieran cruzarse con ning¨²n nativo. ¡°Era como el show de Truman, pero logramos ver a unos ni?os con patines en l¨ªnea e incluso en una pista de skateboard. Cerca del hotel hab¨ªa tambi¨¦n una bolera¡±. Fueron las ¨²nicas concesiones a la vida moderna que percibieron. En alg¨²n folleto que hab¨ªa en el hotel se enteraron tambi¨¦n de que la ciudad ten¨ªa un acuario y un parque acu¨¢tico. ¡°Nos dieron adem¨¢s un peri¨®dico de tres planas en ingl¨¦s en el que se deslizaban cr¨ªticas a Estados Unidos y alabanzas a Rusia¡±, cuenta Cancela. En las noticias deportivas glosaban que los equipos del pa¨ªs en competiciones continentales las disputaban con ¨¦xito y sin derrotas. ¡°Y nosotros sab¨ªamos que un equipo de Macao hab¨ªa estado all¨ª y gan¨® 2-3¡±.
Porque despu¨¦s de todo hab¨ªa un partido de f¨²tbol. E importante. Un triunfo le daba a Hong Kong el pase a su primera fase final de una Copa de Asia, una derrota era un fracaso estrepitoso para una selecci¨®n como Corea del Norte, mundialista en 1966, cuando sorprendi¨® al mundo con un triunfo ante Italia, y en 2010. El partido iba a disputarse en el Rungrado May Day, el estadio de mayor capacidad del planeta, una desmesura que se dice que puede albergar a 150.000 espectadores. Pero los coreanos alegaron que el c¨¦sped estaba en mal estado y la liza se traslad¨® a un coliseo menor, con 30.000 espectadores en las gradas y tepe artificial. Y de nuevo los extra?os silencios. ¡°Cuando llegamos al campo la gente estaba a las puertas ordenada como si fuesen piezas de un gigantesco domin¨® para entrar en orden. Durante el calentamiento ya estaba todo lleno, pero no se escuchaba nada. Tampoco cuando dieron las alineaciones¡±, recuerda Cancela. Deb¨ªa jugarse con un bal¨®n de una marca americana, pero no fue as¨ª. Ganaron (2-0) los coreanos, que tienen un interesante futbolista, Han Kwang-Son, que disputa la Serie A italiana con el Cagliari. Marcaron dos delanteros que juegan en Austria y en Suiza. ¡°Jugamos con temor, no esc¨¦nico, pero no dimos nuestro mejor nivel¡±, asume Cancela, que no dej¨® de observar al final. ¡°El estadio se vaci¨® por filas y columnas como si todos fuesen por ra¨ªles. Sorprendente de por s¨ª y m¨¢s en un contexto como el asi¨¢tico, donde todo suele ser un caos¡±.
Era martes y el avi¨®n a Shenyang ya hab¨ªa partido, pero el gobierno de Kim Jong-un flet¨® uno para que el equipo visitante, los ¨¢rbitros y sus cuatro jugadores que act¨²an en el exterior pudieran llegar a sus destinos cuanto antes. As¨ª al d¨ªa siguiente la selecci¨®n de Hong Kong dej¨® su hotel y a Cancela le reintegraron en el aeropuerto el m¨®dem que le hab¨ªan confiscado al llegar. Lo que no le devolvieron fue una foto que llevaba dentro de un libro, una imagen de su mujer en la playa.
Pautas para entrar en un pa¨ªs que no admite c¨®mics
Cinco d¨ªas en Pyongyang son tambi¨¦n un desaf¨ªo para mantener la conexi¨®n con el exterior. El Kitchee de Dani Cancela se cruza estos d¨ªas en la Champions asi¨¢tica con el Tianjin Quanjian, el equipo chino en el que destaca Alexandre Pato. Los futbolistas dominan los rudimentos tecnolog¨ªcos m¨¢s precarios como si fuesen enviados especiales a zonas de conflicto. En Pyongyang montaron en un ordenador una suerte de red local con la conexi¨®n a internet del hotel. A cinco d¨®lares americanos se cotizaba la media hora. ¡°Pero sin restricciones ¨Caclara Cancela- porque funcionaba todo: correo, skype, youtube, whatsapp. No como en China que tienes que llevar roaming o instalarte una VPN (una red privada virtual) y emplear una aplicaci¨®n local de mensajer¨ªa¡±.
Ese precario soplo de libertad se contrapon¨ªa con los consejos que tuvieron que observar durante su estancia en el pa¨ªs. No pudieron llevar peri¨®dicos, revistas, c¨®mics o libros de tem¨¢tica religiosa, tampoco introducir alimentos, productos o moneda surcoreana. Adem¨¢s a los aduaneros del aeropuerto de Pyongyang debieron proporcionarles acceso a tel¨¦fonos m¨®viles y ordenadores port¨¢tiles porque no pod¨ªan entrar con art¨ªculos, fotos o v¨ªdeos de cariz pol¨ªtico o pornogr¨¢fico ni tampoco con pel¨ªculas o series estadounidenses.
Los modelos de comportamiento del r¨¦gimen norcoreano pautaban tambi¨¦n la conducta ante las estatuas que representan al l¨ªder local Kim Jong-un: ¡°No se puede hacer ni el signo de la victoria ni adoptar la misma postura que ella, ni sentarse o acostarse a su lado¡±, advirtieron a los futbolistas a los que recomendaron llevar su propio cepillo y pasta de dientes, toalla, gel de ducha, champ¨² y maquinilla de afeitar. La comida la pusieron los norcoreanos, no precisamente una dieta para deportistas. ¡°Muchos rebozados de pollo y pescado con m¨¢s harina que del resto. Y arroz. No era buena comida, pero suficiente para los d¨ªas que estuvimos¡±, detalla Dani Cancela.
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