Otro monumental Cristiano en la goleada del Real Madrid a la Juventus
El Real Madrid vapulea a la Juventus con dos tantos del luso, uno de ellos para la posteridad, y otro de Marcelo. La solvencia de Keylor y sus zagueros, claves mientras el duelo tuvo pulso
Resumiendo: Cristiano es infinito. Hoy, rima como nadie en la Copa de Europa. Con el portugu¨¦s a hombros, el Real Madrid sali¨® de Tur¨ªn a un me?ique de la semifinal de la Champions. Lo hizo a lo grande, porque solo a lo grande se puede golear a la Juve en un estadio en el que solo hab¨ªa perdido en seis de 178 partidos oficiales. El Madrid dej¨® en la lona a un hidalgo rival al que fundi¨® las neuronas en las dos ¨¢reas.
Las portadas para CR, autor de un tanto tan acrob¨¢tico como monumental, uno de esos goles muse¨ªsticos para los incunables. Pero entre emboque y emboque del luso, Ramos ¡ªque se perder¨¢ la vuelta por sanci¨®n¡ª, Varane y Navas fueron las perchas madridistas. En un partido de puertas abiertas, cuando la Juve a¨²n tuvo credo pese al 0-1 de CR, la zaga del Real Madrid tambi¨¦n se impuso en los asaltos capitales. Tras fajarse en el cuerpo a cuerpo, el cuadro de Zidane enhebr¨® de nuevo a Cristiano. Mientras el genial delantero brindaba por el que ser¨¢ uno de sus goles testamentales, la estrella contraria, Dybala, fue expulsada minutos despu¨¦s. Fin de partido, fin de eliminatoria.
Zidane resolvi¨® la inc¨®gnita con retrospectiva. De entrada, Isco, una forma de rebobinar a la final de Cardiff. Con la misma tropa titular de entonces, un gui?o a las cicatrices del Juventus tras la goleada en tierra galesa. Desde las alineaciones ya se advirti¨® un cruce de caminos. Con Isco, el Madrid envidaba por coser la pelota, por la b¨²squeda de rutas interiores. Con dos parejas por las orillas ¡ªDe Sciglio-Douglas y Asamoah-Alex Sandro¡ª, el cuadro italiano quer¨ªa remar por las alas. Pero antes de que cada cual surcara por su zona, madrug¨® Cristiano.
A estas alturas de la Copa de Europa, al que es uno de los jugadores tot¨¦micos en la historia del torneo, se le dispara la cilindrada. El f¨²tbol le debe una autor¨ªa. Lo mismo que se define la zona Cesarini para los goles terminales en los ¨²ltimos minutos, ya deber¨ªa registrarse la zona Cristiano. Es decir, sus goles cl¨ªnicos cuando la Champions entra en combusti¨®n. Por ejemplo, en los ¨²ltimos 14 partidos, 24 dianas. En Tur¨ªn le bastaron tres minutos, para ¨¦l menos de un parpadeo. Un gol que desminti¨® a la Juve. Con su universal reputaci¨®n de equipo viscoso, con diez jugadores por detr¨¢s de la pelota y en el per¨ªmetro de su ¨¢rea, Marcelo filtr¨® un pase a Isco, que emergi¨® liberado por la banda izquierda. El malague?o ech¨® un vistazo no a CR, sino al sector donde intu¨ªa que asomar¨ªa el luso. Tal cual. Cristiano se anticip¨® a los zagueros juventinos y dej¨® tiritando a la vieja dama del calcio.
Hasta la siguiente ceremonia de CR, el Madrid fue de m¨¢s a menos. Perdi¨® la costura del fluido Isco inicial y el choque se qued¨® sin cortafuegos en el medio campo. Modric y Kroos se vieron obligados a escoltar a sus camaradas de los costados, lo que aislaba a Casemiro. Dybala y Khedira lo percibieron y por el eje amenaz¨® la Juve. Pero con m¨¢s fogueo del que hubiera supuesto la presencia del sancionado Pjanic. Con todo, en ese punto del partido se agigantaron Ramos y Varane, decisivos en dos cruces ante Dybala y otro ante Betancur. Tambi¨¦n hubo turno para Keylor, que vaya usted a saber de d¨®nde sac¨® una mano para desviar a un remate en sus morros de Higua¨ªn. Buffon, mientras, solo fue espectador de un trallazo de Kroos al larguero. Cerrado el primer acto, un oc¨¦ano entre los dos conjuntos. El que separa a Cristiano de Higua¨ªn.
Se corrigi¨® bien Zidane al despertar del segundo acto. Antes de la hora dio carrete a Lucas en detrimento de un Benzema con poca huella. De esa forma, con el gallego de cierre por fuera, Modric pudo centrar su posici¨®n y el Madrid ya tuvo otro timbre de autoridad. La Juve comenz¨® a sentir que se columpiaba en todos los renglones del campo. El Real ya embridaba el juego. Para subrayarlo lleg¨® la gal¨¢ctica chilena de CR, que pill¨® en primera fila a seis defensores locales que poblaban el ¨¢rea en ese instante. Llegado el Madrid, no hubo rastro alguno de ese equipo gabardina, impermeable, que etiquetaba a la Juve.
Enfilada la eliminatoria se produjo la expulsi¨®n de Dybala, que en la gran pasarela de la Copa de Europa y con el Mundial en juego se qued¨® corto. Alguna chispita, sin m¨¢s. Con 0-2 y diez el Juventus, el Madrid jug¨® con confetis y serpentinas. Un martirio para la Juve, a la que CR tuvo incluso al borde de una zurra hist¨®rica, que pudo anticipar Marcelo con su gol. Pero la gran faena ya estaba m¨¢s que finiquitada. El hechizo del Madrid con Europa se perpet¨²a a las semifinales. Lo mismo que el flechazo de CR con un torneo en el que se mueve en pantuflas.
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