El penalti de todos los siglos
El Madrid evita un cataclismo hist¨®rico con una discutid¨ªsima pena m¨¢xima anotada por CR en el minuto 97 tras una remontada extraordinaria de la Juventus
Alucinante, tremendo, inolvidable. Con el universo patidifuso, at¨®nito ante el que pod¨ªa ser el mayor cataclismo visto del rey de reyes en la Copa de Europa, lleg¨® un desenlace que dej¨® abierto un debate para los siglos de los siglos. Un penalti superado el minuto 90 provoc¨® un alivio hist¨®rico para un Real Madrid que ya se ve¨ªa en una pavorosa pr¨®rroga ante una Juventus?que expuso toda su her¨¢ldica hasta igualar?el 0-3 de la ida. En un final propio del Hitchcock m¨¢s en forma, Benatia, que no toc¨® el bal¨®n, se llev¨® por delante a Lucas V¨¢zquez. El gallego no fue arrollado, s¨ª desequilibrado. ?Suficiente para el castigo terminal? Ni un mill¨®n de vares?resolver¨ªan a gusto de todos una jugada decidida a c¨¢mara r¨¢pida tan por los pelos que ni en c¨¢mara lenta dio para alcanzar un consenso.
Encolerizados los juventinos, ni Buffon, a sus 40 a?os y quiz¨¢ en su ¨²ltima participaci¨®n europea, se contuvo. Michael Oliver, un ¨¢rbitro al que se le not¨® superado, un novato ingl¨¦s de solo 33 a?os, expuls¨® al mito italiano, noblemente ovacionado al retirarse por las gentes de Chamart¨ªn. Sz?esny, su relevo, no pudo contener el ca?onazo inapelable de Cristiano, que retumb¨® hasta en Marte. Solo as¨ª se deshizo el nudo de un partido incunable, para la posteridad, de los que dar¨¢n ch¨¢chara de generaci¨®n en generaci¨®n. Una maldita muerte en la orilla para una Juve que tuvo la personalidad que muy pocos ¡ªpor no deletrear casi nadie¡ª hubieran tenido ante el himalayesco reto que ten¨ªa por delante. Ni m¨¢s ni menos que en el aprensivo Bernab¨¦u para tantos y tantos. Ante el doble campe¨®n actual de la Champions, ante un Real Madrid que en 116 a?os de vida jam¨¢s hab¨ªa sucumbido en Europa como local tras un resultado tan ventajoso como el de la ida. Un suspiro infinito para un Real Madrid angustiado como nunca. Con partidos como este se acent¨²a el dicho: en ocasiones no hay mayor l¨®gica en el f¨²tbol que su il¨®gica. Entonces, este juego destila un suspense inigualable.
En jornadas as¨ª, el f¨²tbol pide a gritos un certamen mundial de mentalistas, hechiceros y otros buceadores en fen¨®menos sobrenaturales. C¨®mo desgranar si no un partido previsto para comepipas que deriv¨® en una intriga sobrecogedora incluso para los m¨¢s neutrales. Y hasta para los de mirada turbia con este deporte. Sucedi¨® en un Chamart¨ªn escalofriado. La gente crey¨® acudir a un duelo funcionarial y, de repente, se sinti¨® turbada. Todos pesta?eaban, los madridistas con una recelosa tiritona, los juvetinos con una gozosa incredulidad. En un minuto y 17 segundos, en el Bernab¨¦u hab¨ªa un pulso donde muchos solo se vaticinaban un rutinario pasatiempo. Lo que tard¨® Mandzukic en cabecear un centro de Khedira tras la primera escalada de la noche de Douglas, un extremo polvorilla que sac¨® la cadena a la zaga madridista.
El gol supuso un borr¨®n en la pizarra blanca. Un cate en toda regla. Con Mandzukic, un tipo con cuerpo de p¨¦rtiga, volcado hacia la izquierda, su defensor a¨¦reo nunca debi¨® ser Carvajal, el jugador local de techo m¨¢s recortado. Ni con tal azote se corrigi¨® el Real Madrid, que por la misma v¨ªa concedi¨® el segundo varapalo de la noche. La Juventus?se desplegaba con Douglas por la derecha para rematar por la otra orilla con Mandzukic. Zidane y los suyos no se dieron por enterados. Con media hora de diferencia, el ex ariete del Atl¨¦tico calc¨® su primer emboque aupado dos cabezas sobre Carvajal, tan vencedor de todos los duelos terrestres como perdedor en aquellos que se dirimieron por los cielos.
Estremecido el madridismo, su equipo fue a tirones toda la noche, con el gesto tan desencajado como los pies. No supo gestionar los tiempos del partido y quiso buscar el gol antes que el juego. Ello, m¨¢s los problemas f¨ªsicos de Modric y la ausencia del mesi¨¢nico Sergio Ramos, llev¨® al Real Madrid a la precipitaci¨®n frecuente, al juego espasm¨®dico. Todo lo contrario que la Juve. De entrada, despojada de todas las se?as del calcio para descamisarse hasta estar cerca de la remontada. Luego, supo esperar la puntilla para el 0-3 y en el tramo final ya quiso ser la Juventus de trinchera. Ah¨ª se quebr¨® cuando en el ¨²ltimo suspiro maldijo la condena arbitral.
Despacho a Bale
Alertado por el deficiente primer tiempo de los suyos, Zidane no titube¨® en el descanso, al que se lleg¨® con un cabezazo al larguero de Varane. Despach¨® a Bale, sin apenas pisadas, y renunci¨® a Casemiro. A la cancha, Lucas y Asensio. Los cambios surtieron efecto. El Real Madrid tuvo m¨¢s la pelota, en torno a ella se orden¨® mejor y Buffon tuvo focos. Lo mismo que Keylor, pero en su caso para mal. Al tico, tan eficaz habitualmente, se le escurri¨® un centro de Douglas y Matuidi reba?¨® el gol. M¨¢s que un gol, un milagro.
Con el 0-3 arranc¨® otro encuentro. Un gol visitante ya val¨ªa por dos. Pero la Juve, que hab¨ªa remado de lo lindo, decidi¨® refugiarse, lo que propici¨® que aflorara el ¨²nico Madrid invasor de la noche. El partido se iba al cierre en el ¨¢rea visitante cuando Cristiano, tan activo toda la jornada, gan¨® un duelo a¨¦reo. Y entonces Benatia se cruz¨® en el camino de Lucas. Con la Juve con un ataque de ira por la frustraci¨®n, CR, con un tonelaje de presi¨®n a cuestas, resolvi¨® el penalti sin vacilaci¨®n alguna. As¨ª evit¨® el Real Madrid un siniestro hist¨®rico. Solo as¨ª cay¨® la Juventus, que acusar¨¢ al ¨¢rbitro de haberle privado de una proeza vitalicia. O, al menos, de una consolaci¨®n m¨¢s llevadera.
Con todo, este cuartos de final no se cerr¨® en esa noche de embrujo en el Bernab¨¦u, con el eco de Roma tan reciente para el f¨²tbol espa?ol. Habr¨¢ enmiendas arbitrales para rato.
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