Cuando ya nadie nada, al final el Madrid siempre todo
Pas¨® un equipo aterrorizado y en tembleque, esperando la pr¨®rroga como el que espera un tiro en la frente
Los partidos a doble vuelta de Champions son la prueba final que el diablo pone a cualquiera que le pida cita. As¨ª se explica la Copa de Europa y as¨ª se explica la vida, un lugar en el que nunca hay tregua. Un territorio en el que puedes pelear 40 a?os para tener un televisor, una nevera y una hipoteca y, cuando te dispones a disfrutarlo, pruebas por primera vez la hero¨ªna porque consideras que tu vida est¨¢ encarrilada. "Claro que s¨ª, mi amor", le dijo la Juventus al Madrid antes de soltarle a Freddy Krueger en el primer minuto. "No te preocupes, ya ver¨¢s, todo va a salir bien", cantaban Los Piratas cuando Krueger marc¨® el segundo. Y as¨ª hasta el tercero en una atm¨®sfera de terror en la que la Vecchia Signora empez¨® a cobrar todas las deudas, las de Cardiff y la de Tur¨ªn; humillaciones pasadas y venideras.
Para entonces el Bernab¨¦u era el cementerio de animales de Stephen King.?S¨®lo Cristiano Ronaldo se encend¨ªa al contacto con el bal¨®n. S¨®lo Modric detr¨¢s de ¨¦l jug¨® como ordena la Champions sea cual sea el resultado, una competici¨®n en la que nunca hay ida y vuelta sino dos carnicer¨ªas en las que no siempre sobrevive el m¨¢s limpio. Por eso venci¨® el Madrid, un equipo aterrorizado y en tembleque, esperando la pr¨®rroga como el que espera un tiro en la frente. Porque, a punto de perder la voz, un jugador suyo salt¨® m¨¢s que nadie en el ¨¢rea y otro se adelant¨® a su marca delante del portero. No en un segundo cualquiera sino en el ¨²ltimo. El penalti desequilibr¨® el resultado pero no el partido: la Juve pas¨® por encima del Madrid. El Madrid, como siempre, se limit¨® a pasar.
Lo tir¨® Cristiano Ronaldo en un estadio en llamas con Buffon expulsado, abatido y ovacionado, tres caracter¨ªsticas que resumen una carrera ejemplar llena de despedidas catastr¨®ficas. Lo tir¨® el portugu¨¦s que, salvo un par de penaldos que deber¨ªan haber sido dos tarjetas amarillas, fue lo mejor y m¨¢s brillante que el Madrid ense?¨® en todo el partido. Un delantero en trance, un loco que apoy¨® el bal¨®n en el punto de penalti delante de un portero suplente, en fr¨ªo, y le envi¨® un misil a la escuadra en el ¨²ltimo instante, que es la ¨²nica manera de entrar en unas semifinales de Copa de Europa. Cuando ya nadie nada, al final el Madrid siempre todo.
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