Las Palmas da otro paso hacia el agujero
La Real gana por la m¨ªnima tras perdonar una docena de claras ocasiones de gol
A juzgar por la intensidad, la presi¨®n, la velocidad y la lucha, se dir¨ªa que la Real Sociedad se jugaba el descenso y la Uni¨®n Deportiva, una vacaciones en el mar. Y claro, si a la Real le das unos metros de respiro, no le aturdes con la presi¨®n y le rascas un poco el ¨¢nimo, el concierto el equipo de Imanol suena a las mil maravillas. Januzaj y Canales eran violines afinados, el c¨¢ntabro jugando en la media punta con libertad de movimientos, el belga arrasando la banda derecha con la suavidad que se arrasa un campo de setas. Si no fuera por la velocidad que imprim¨ªan a sus acciones parecer¨ªa que jugasen en plena ingravidez.
Y la Uni¨®n miraba, llena de jugadores con pocos minutos y el banquillo lleno de experiencia inutilizada. Con los metros de reflexi¨®n que le conced¨ªan en medio campo y la poca velocidad de sus laterales, el equipo canario fue cavando su fosa y la Real Sociedad escribiendo el gui¨®n de un partido casi perfecto. A los 21, le manch¨® el traje impoluto y bien entallado a Paco J¨¦mez con el gol de Oyarzabal, el tercer delantero de la l¨ªnea de medios puntas. El gol abr¨ªa una lata que se antojaba demasiado grande, de esas que ponen en juego la voracidad de los futbolistas. En la primera parte, la Real construy¨® una docena de ocasiones de gol, y una tras otra las fue emborronando Chichizola con una actuaci¨®n soberbia. Remates a bocajarro hubo a tutipl¨¦n (si por la defensa canaria fuera se hubiera hecho una jaima para quedarse a vivir bajo la porter¨ªa, siempre por su mala cabeza), cabezazos malintencionados, combinaciones en el ¨¢rea que parec¨ªan v¨ªas para patinadores expertos. De todos los colores los pint¨® la Real y a cada cuadro le aplic¨® el portero argentino su dosis de acetona.
Las Palmas no dispar¨® ni una sola vez entre los tres palos y un par de ellas, entre las nubes y los rascacielos. Y eso que la Real, en su baile de porteros, volvi¨® a contar con Ram¨ªrez, el tercero, porque el primero, Moy¨¤, fichado en invierno, est¨¢ lesionado, y el segundo, que era el primero, Rulli, fue descartado por decisi¨®n del t¨¦cnico, as¨ª que tuvo que viajar el cuarto, Zubiairre, procedente del filial.
Vista la carga de energ¨ªa con la que sali¨® Las Palmas, quiz¨¢s alguno so?¨® con ese t¨®pico tan rutinario en el f¨²tbol que acaba castigando al gran dominador, abus¨®n, si se quiere, con un empate inesperado en cualquier jugada aislada. J¨¦mez, fiel a su estilo, quit¨® a un lateral, Aguirregaray, para meter otro delantero centro, Calleri. Pas¨® a jugar con defensa de tres, a coraz¨®n abierto. Y la Real saco el bistur¨ª y le creo cuatro o cinco ocasiones m¨¢s, mal concluidas. Pero el t¨¦cnico canario consigui¨® que su equipo se afilara en el centro del campo y en el ¨¢rea contraria. Y llegaron las ocasiones amarillas, casi todas protagonizadas por Calleri. La Real no tembl¨®, o quiz¨¢s s¨ª, pero sud¨®, eso seguro. Cuando uno piensa en el mal fario acababa creyendo en ¨¦l.
Pero el partido se fue por donde vino. La Real Sociedad, tan superior que roz¨® el miedo. Y Las Palmas dando un paso m¨¢s hacia el agujero al que ya empieza a mirar sin disimulo, a diez puntos de la salvaci¨®n con seis partidos por delante. Un agujero demasiado negro.
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