El Mito que populariz¨® la EPO en el pelot¨®n
Michele Ferrari se convirti¨® desde Italia en uno de los reyes mundiales de la medicina deportiva a comienzos de los a?os noventa
En los primeros a?os noventa del pasado siglo, la EPO sint¨¦tica lleg¨® al deporte y, gracias a su capacidad de aumentar los gl¨®bulos rojos en sangre y multiplicar su capacidad de transportar ox¨ªgeno, revolucion¨® el ciclismo. La sustancia encontr¨® sus mayores expertos en la medicina italiana. El profesor Francesco Conconi, de la Universidad de Ferrara, fue el primer maestro de su uso y Michele Ferrari, nacido en 1953, su mejor alumno en su reputado Centro de Estudios Biom¨¦dicos Aplicados al Deporte.
Ambos conocen la EPO y sus efectos en el organismo como nadie. Conconi, antes de que un laboratorio de California sintetizara la eritropoyetina (EPO), us¨® transfusiones de sangre para preparar a Francesco Moser, el ciclista italiano que bati¨® en M¨¦xico el r¨¦cord de la hora de Eddy Merckx en 1984. Ferrari estaba a su lado en el vel¨®dromo, En el laboratorio ayud¨® a Conconi, quien durante a?os y con la financiaci¨®n del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI), busc¨® un m¨¦todo de detecci¨®n de la misma EPO que administraba a sus deportistas.
La obra maestra
La obra maestra de Ferrari es Lance Armstrong, a quien comenz¨® a tratar despu¨¦s de que el tejano superara un c¨¢ncer de test¨ªculos. Se lo present¨® su amigo Axel Merckx, el hijo del Can¨ªbal Eddy Merckx y tambi¨¦n ciclista, a quien llevaba a?os cuidando. Con Ferrari y su r¨¦gimen de entrenamientos y dopaje ¡ªEPO y transfusiones de sangre, hormona de crecimiento y anabolizantes tomados con aceite de oliva¡ª , el tejano se transform¨®. Armstrong dej¨® de ser un ciclista pesado, solo capaz de manejarse bien en carreras de un d¨ªa y en la b¨²squeda de etapas (gan¨® el Mundial de 1993 por delante de Miguel Indurain) para convertirse en el terror del Tour, que gan¨® siete veces, entre 1999 y 2005. En agosto de 2012, despu¨¦s de que varios compa?eros del US Postal testificaran contra ¨¦l a cambio de sanciones reducidas, Armstrong fue despose¨ªdo de todos sus triunfos a partir de 1998 y sancionado a perpetuidad. Ferrari corri¨® la misma suerte.
No era la primera sanci¨®n que afectaba al m¨¦dico italiano, ya castigado anteriormente en Italia por varios tribunales civiles y deportivos.
En 1996, cuando la federaci¨®n espa?ola le contrat¨®, la fama de Ferrari, conocido como Il Mito, que a¨²n mantiene, la multiplic¨® el ciclista suizo Tony Rominger, ganador de tres Vueltas (de 1992 a 1994), un Giro (1995) y plusmarquista mundial de la hora en octubre de 1994 pese a que antes de encerrarse en el vel¨®dromo de Burdeos no hab¨ªa dado nunca una pedalada en pista.
La fama de Ferrari aument¨® hasta convertirle en un personaje principal del ciclismo de la ¨¦poca con los triunfos de los ciclistas del Gewiss que ¨¦l preparaba (Argentin, Furlan, Colombo, Berzin), que arrasaban en el Giro y en la Mil¨¢n-San Remo, y los compa?eros de Rominger en el Mapei. Otros muchos lo contrataron a t¨ªtulo individual. Su mejor eslogan publicitario se lo proporcion¨® una frase que, aparentemente, le envi¨® a la clandestinidad y a trabajar solamente con deportistas individualmente, no con equipos. Las pronunci¨® en 1995: ¡°La EPO en s¨ª no es peligrosa¡±, dijo para responder a las informaciones que hablaban de varios ciclistas muertos mientras dorm¨ªan achacadas al abuso de la sustancia. ¡°Lo que es peligroso es el abuso, como ser¨ªa peligroso beberse 10 litros de zumo de naranja¡±. La misma opini¨®n manten¨ªan y a¨²n mantienen otros m¨¦dicos deportivos.
Convertido en un especialista en el entrenamiento en altura, Ferrari comenz¨® a trabajar en Sankt Moritz (Suiza) antes de establecerse en el Parador del Teide despu¨¦s de la primera retirada de Armstrong. Hasta el volc¨¢n de Tenerife comenzaron a peregrinar ciclistas de todo el mundo, liderados por Alexander Vinok¨²rov, seg¨²n las vigilancias de la Guardia Civil, que encontraban en el m¨¦dico italiano el mejor consejo y los mejores productos. Cuando no estaba en la isla canaria se mov¨ªa por Italia en una caravana, donde hac¨ªa las pruebas de esfuerzo para establecer los umbrales y las dosis de sus deportistas, y una peluca con la que buscaba no ser reconocido.
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