Salah encarga un Bal¨®n de Oro en la goleada del Liverpool a la Roma
La ola del equipo Klopp arrastra a su rival con dos goles y dos asistencias del delantero egipcio, m¨¢s iluminado que nunca esta temporada con 43 tantos en todos los torneos
Ped¨ªan el Bal¨®n de Oro para Momo Salah. Si bastan cuatro noches brillantes para coronarse como rey del f¨²tbol, el delantero egipcio del Liverpool ya est¨¢ en el sitial de Cristiano y reclama su derecho sucesorio. Su actuaci¨®n ante la Roma en la ida de la semifinal de la Champions le elev¨® por encima de su nivel precedente, una vez m¨¢s. El hombre ha pasado de ser un buen definidor en Italia a romper en ejecutor de maravillas en su regreso a Inglaterra. Suma 43 goles en todos los torneos y desde hace semanas, adem¨¢s de dar el ¨²ltimo toque controla como los ¨¢ngeles, desborda, se va de uno, de dos, de tres y asiste. Se dir¨ªa que la primavera le ha sentado bien. A sus 25 a?os le toca florecer. Frente a la Roma hizo el 1-0, el 2-0, dio el pase del 3-0 y repiti¨® asistencia en el 4-0. Ped¨ªan el Bal¨®n de Oro para el egipcio. Le declaraban fara¨®n, le levantaban una pir¨¢mide cuando le sustuyeron en el minuto 75. La ovaci¨®n recorr¨ªa Europa y ?frica. Son tiempos desaforados. Tanto, que la Roma se revolvi¨® en los ¨²ltimos minutos para salir del sarc¨®fago del 5-0 y caminar como la momia aterrando a los reds en la galer¨ªa oscura. Dzeko y Perotti pusieron el 5-2 y devolvieron la vida a una eliminatoria ins¨®lita antes de jugarse y mucho m¨¢s despu¨¦s del pitido inicial.
Siguiendo el curso equ¨ªvoco de los acontecimientos el Liverpool comenz¨® por romperse. Sus jugadores corr¨ªan sin orden. Las l¨ªneas se abr¨ªan descubriendo el campo al pase y al control del invasor. El famoso pressing parec¨ªa un mecanismo desactivado por De Rossi. El capit¨¢n avanz¨® con la seguridad que le proporcionaron sus tres centrales y se asoci¨® con Strootman, Kolarov y Florenzi para agrupar a la Roma alrededor del ¨¢rea local. El Liverpool achicaba hacia atr¨¢s, expuesto al mazazo, cuando Kolarov sac¨® un tiro desde fuera del ¨¢rea. La pelota dobl¨® las manos de Karius y peg¨® en el travesa?o.
La multitud de Anfield hizo silencio ante el miserable panorama que se le presentaba. El partido era un ir y venir de balones largos, una sucesi¨®n de disputas de los nueves con los centrales, una fricci¨®n de Dzeko con van Dijk, otro roce de Firmino con Manolas, una cadena de patadas, de tropiezos. Baja tras sufrir un golpe, Oxlade-Chamberlain fue retirado en camilla y entr¨® el atl¨¦tico Wijnaldun. Viejos recuerdos inquietantes y esperanzadores a la vez sobrevaloraron la grada. El City tambi¨¦n domin¨® en los cuartos de final, en la ida y en la vuelta. Durante m¨¢s de 20 minutos, los hombres de Klopp fueron un grupo aturdido. Al menos en apariencia. Otra vez. Todo se desmoronaba cuando un incidente cualquiera provoc¨® el estallido y la subversi¨®n. La ruina de la Roma, como la ruina del City. Una tormenta desatada: Man¨¦ que arranca, provoca la falta de Jes¨²s, y empieza el show.
Cuando el Liverpool se desata se desatan Arnold y Robertson por las bandas, el galgo Wijnaldun por el medio, el omnipresente Man¨¦ en todo el frente, Firmino all¨ª donde m¨¢s molesta a los centrales, y Salah con el ca?¨®n. Ni uno solo va falto de coraz¨®n, de pulmones, de piernas r¨¢pidas. Son j¨®venes y se entusiasman con el ruido. Les encanta correr al espacio libre y no hay defensa que aguante el embate. No en vano son el equipo m¨¢s goleador de la Champions. Cuando arrancan no paran.
En cinco minutos Man¨¦ dispuso de dos ocasiones cantadas y Firmino oblig¨® a Becker a sudar para despejar un tiro ajustado. El gran Firmino, el hombre para el que nadie pedir¨¢ galas, ni coronas, ni cetros, punta magn¨ªfico, generoso, astuto, fue el agente perturbador cuando Henderson presion¨® y le quit¨® la pelota a Strootman. El brasile?o recibi¨®, se gir¨® y habilit¨® a Salah para que le pegara con rosquita desde el v¨¦rtice del ¨¢rea. El bal¨®n entr¨® por la escuadra m¨¢s lejana. La bendici¨®n. Durante el rato que sigui¨®, a Salah le sali¨® todo.
La Roma no se sobrepuso al primer golpe cuando encaj¨® el segundo. Van Dijk despej¨® apurado, Salah la jug¨® a un toque para Firmino, y el punta midi¨® los tiempos antes de devolv¨¦rsela al egipcio para que acelerara en campo abierto aprovechando la descolocaci¨®n total de la defensa. Sobre la salida de Becker raule¨®: meti¨® la cucharita y el 2-0. A la vuelta del descanso, Man¨¦ y Firmino por dos veces barrieron a la Roma. El senegal¨¦s empuj¨® un centro de Salah y Firmino hizo de nueve: un gol en el segundo palo y otro de cabeza a la salida de un c¨®rner. Hasta que, en el minuto 67, Di Francesco meti¨® a Perotti y a Gonalons por Jes¨²s y De Rossi.
Sin la magia de Salah ¡ªen el banquillo¡ª empez¨® otro partido. Un partido romanista. Un c¨ªrculo que se cerr¨® como se abri¨®. Con el Liverpool desordenado pero, esta vez encajando. Espantado ante su adversario m¨¢s limitado, Nainggolan, un demonio, agitador de las jugadas de los dos goles que reabren la eliminatoria m¨¢s extra?a y m¨¢s divertida.
Monchi, el director deportivo de la Roma, salt¨® al campo cuando solo los 2.000 hinchas visitantes permanec¨ªan en las gradas. Cantando, al ver al dirigente, le saludaron. Monchi apret¨® los pu?os. Se?al de tensi¨®n, de optimismo, de ganas de aferrarse a esta Champions que no los acaba de matar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.