El pisot¨®n de Juanito y los cuernos de Augenthaler
Las semifinales de la Copa de Europa de 1987 entre Madrid y Bayern vieron la famosa agresi¨®n del malague?o a Matth?us
La semana pasada les contaba aqu¨ª las truculencias del primer encontronazo Madrid-Bayern, en 1976. La segunda edici¨®n, en 1987, no le fue a la zaga.
Eran semifinales de Copa de Europa. El Madrid ven¨ªa de dos t¨ªtulos de la UEFA y de eliminar en esta edici¨®n al Young Boys, la Juventus y el Estrella Roja. Quince eliminatorias superadas consecutivamente. Era la ¨¦poca de las grandes remontadas de La Quinta del Buitre.
La ida es el 8 de abril en M¨²nich y se calienta mucho. El entrenador del Bayern, Udo Lattek, lo hab¨ªa sido 11 a?os atr¨¢s del Borussia M?nchengladbach cuando le anularon dos goles en el Bernab¨¦u. Lo desentierra: ¡°Fue una guarrada sensacional¡±, dice.
El Madrid sufre dos bajas serias en su delantera: Hugo S¨¢nchez, suspendido por tarjetas, y Valdano, al que poco antes se le ha declarado una hepatitis que a la larga le har¨¢ dejar el f¨²tbol. Son los dos extranjeros del club. Pero le queda el resto, la flamante Quinta del Buitre, m¨¢s los Buyo, Gallego, Camacho, Gordillo, Juanito, Santillana, que a¨²n resiste¡
El Ol¨ªmpico revienta, con un p¨²blico apasionado. Hay una peque?a mancha de espa?oles, con sus banderas. Mendoza, al estilo de Bernab¨¦u, los ha invocado en su charla motivadora previa.
El partido empieza con una ocasi¨®n fallada por Butrague?o, que podr¨ªa haber llevado la eliminatoria por otro lado. En el 10¡¯, el l¨ªbero Augenthaler marca con un tirazo desde fuera del ¨¢rea: 1-0. En el 29¡¯ llega la jugada que abrir¨¢ la caja de Pandora: Augenthaler lanza a Dorther, que se planta ante Buyo, trata de quebrarle y este le arrebata el bal¨®n. El escoc¨¦s Valentine pita penalti. No lo es de ninguna forma. Matth?us lo transforma en el 2-0. El Madrid se ofusca, deja de jugar (lo estaba haciendo bien) y se desahoga pegando. El Bayern responde. Entre patada y patada llega el 3-0, en el 35¡¯, obra de Wohlfarht.
M¨¢s palos. S¨®lo han pasado cuatro minutos cuando Matth?us voltea a Chendo y caen ambos. Juanito llega a la carrera y le pisa la cabeza dos veces. Matth?us se pone en pie y huye de ¨¦l como un animal herido. Valentine, claro, expulsa a Juanito.
Antes del descanso marcar¨¢ Butrague?o, abriendo un port¨®n a la esperanza, pero en el 51¡¯ Mino, en el ¨¢rea, tocar¨¢ en todo lo alto un bal¨®n con la mano en un acto reflejo inexplicable. El penalti lo transforma Matth?us: 4-1. M¨¢s tarde, en el 72¡¯, Mino ser¨¢ expulsado por una segunda amarilla. La cosa acaba 4-1, pero pudo ser peor.
Juanito clama un arrepentimiento sincero: ¡°Me ha podido mi instinto animal¡±. Juanito pas¨® la vida luchando con un mal impulso que le llevaba a cometer errores tremendos: ¡°Cre¨ªa que me hab¨ªa vuelto una persona normal, pero no hay forma. Lo que he hecho es deplorable. Estoy apesadumbrado¡±.
La vuelta es el 22 de abril. As publica un encuentro entre Juanito y Matth?us, en el que ¨¦ste le perdona el pist¨®n y recibe de manos del malague?o un estoque y una muleta. En esas dos semanas, el madridismo se ha reforzado moralmente, piensa que con un 3-0 valdr¨¢, que de peores ha salido en tiempos recientes. Hay pol¨¦mica sobre la transmisi¨®n del partido por la tele. Los jugadores no quieren. TVE y la opini¨®n p¨²blica aprietan al Madrid. En Alemania se dice y se escribe que los jugadores del Madrid buscan impunidad, que sus remontadas est¨¢n basadas en fechor¨ªas que no quieren que se vean por el mundo.
Se lleg¨® al d¨ªa con el no, pero a las 13.30, TVE forz¨® un acuerdo.
El ambiente en el Bernab¨¦u es exaltad¨ªsimo. Los ultrasur, entonces en su apogeo, lanzan tantas cosas que Vautrot tarda un cuarto de hora en dar comienzo al partido. El Madrid ha recuperado a Hugo S¨¢nchez. Ante el ambiente endemoniado, Vuatrot pita casi una falta por minuto, lo que retrasa el juego del Madrid e impacienta al p¨²blico. En el 28¡¯ se hace la luz para el Madrid, con gol de Santillana a la salida de un c¨®rner. Clamor. Dos minutos despu¨¦s, Augenthaler cae en una provocaci¨®n de Hugo S¨¢nchez, le suelta un pu?etazo. Vautrot le expulsa. Cuando sale, increpad¨ªsimo, se lleva los dos ¨ªndices a ambos lados de la cabeza, a modo de cuernos, lo que provoca otra oleada de lanzamientos.
Queda una hora, once contra diez, para hacer dos goles. Parece posible. Pero se agiganta la figura de Pfaff, el meta belga del Bayern, que lo para todo, roba tiempo, se encara, le arrojan cosas¡ Su dominio de la infernal situaci¨®n es asombroso. El partido se fue por ese desaguadero sin m¨¢s goles, ante un frustrado Bernab¨¦u que nunca m¨¢s, que yo recuerde, alcanz¨® tal grado de excitaci¨®n.
Se acabaron las remontadas, acab¨® la racha de 15 eliminatorias consecutivas. De ah¨ª saldr¨¢ el Madrid con el cierre de su campo por dos partidos europeos y sin Juanito, al que le cayeron cinco a?os sin jugar en Europa. Los admiti¨® con gallard¨ªa, como un castigo justo. Se fue a jugar al M¨¢laga.
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