Despu¨¦s de la muerte no hay nada, salvo el Real Madrid
Hay que recordarlo porque la victoria trastorna: lo que se est¨¢ haciendo en los ¨²ltimos cuatro a?os es normal porque lo hacen ellos
Muri¨® dos veces. Pudo morir m¨¢s y no muri¨® nunca. Tampoco ante el Bayern de M¨²nich, que le agujere¨® en la ida y en la vuelta, someti¨® las bandas del Madrid a un castigo terrible y marc¨® a los tres minutos un gol en el Bernab¨¦u que desat¨® los fantasmas juventinos y congel¨® el estadio. Y sin embargo, con un equipo formidable que ha aprendido de tal forma a ganar sufriendo que no parece saber hacer otra cosa, el Madrid se sobrepuso al gol, se sobrepuso a la presi¨®n y se sobrepuso a su muerte telegrafiada y a sus mejores vengadores, encarnados en el entrenador del Bayern: el hombre que devolvi¨® al mando de un equipo la gloria despu¨¦s de 32 a?os. Pero el Madrid no tiene memoria.
El equipo de Zidane sac¨® oficio para enfrentarse a la cu?a de su propia madera
El Madrid ha sacado oficio para enfrentarse a la cu?a de su propia madera. Cuando llega la traici¨®n de uno de los suyos, Tony Soprano lo llama ¡°judas¡± y Carmela corrige, atenta: ¡°Por lo menos Judas no se meti¨® en un programa de protecci¨®n de ap¨®stoles¡±. No hay ese programa en la Champions: los que se van del Madrid, o a los que el Madrid invita a irse, vuelven al Bernab¨¦u entre el enemigo a marcar un gol que dejar en el recuerdo de la afici¨®n mediante un atajo que garantiza posteridad, el de los rivales que privan al Madrid de una Champions. Eso hay que reconoc¨¦rselo al Madrid: tanta gloria tiene la ballena blanca como el que la arponea.
?Qu¨¦ iba a hacer James? ?Demostrarle al Madrid que no se equivoc¨® conmigo? ?Qu¨¦ iba a hacer Benzema? ?Demostrar que el p¨²blico que le lleva silbando todo el a?o tiene raz¨®n? El partido degener¨® en una enorme cuenta pendiente de todos contra todos, como si a?os de afrentas y represalias (los penaltis del Bernab¨¦u; el 0-4 en M¨²nich) fueran a reunirse en el saloon definitivo. El Madrid present¨® una banda derecha construida entre Lucas y Modric, un antiguo extremo y un antiguo mediapunta para frenar a Rib¨¦ry y Alaba, antiguos pero informales. El resultado fue una peque?a sorpresa: no sali¨® bien. El Bayern se hizo selfies y atendi¨® a los medios en esa banda, no por los dos madridistas sino porque a veces, ante el Madrid, se olvida que el rival que est¨¢ enfrente es el Bayern de M¨²nich en semifinales de Champions, una competici¨®n que gan¨® cinco veces. Y antes el PSG, el equipo m¨¢s caro del mundo; y despu¨¦s la Juventus, el ¨²ltimo finalista.
Hay que recordarlo porque la victoria trastorna: lo que se est¨¢ haciendo en los ¨²ltimos cuatro a?os es normal porque lo hace el Madrid, y se volver¨¢ extraordinario despu¨¦s, cuando nadie lo haga y se recuerde, como hace sesenta a?os, qui¨¦n fue el que pis¨® la hierba que no volvi¨® a crecer.
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