El Real Madrid a la final al paso de Zidane
El t¨¦cnico franc¨¦s impone perspectiva como b¨¢lsamo contra las urgencias: la temporada no acaba cuando pita el ¨¢rbitro, sino cuando la primavera se asoma a la Copa de Europa
A principios del pasado invierno, Zidane pudo tener otro portero, otro nueve, incluso otro entrenador sentado en su sitio. ?l mismo fue el otro de Ben¨ªtez, que a esas mismas alturas del invierno circulaba con mejores n¨²meros en la Liga y avistaba un rival m¨¢s sencillo en la Champions: la Roma, en lugar del rutilante PSG. Pero escogi¨® algo mucho m¨¢s raro en el f¨²tbol, y en particular en el Real Madrid: tiempo.
Derivada de su colecci¨®n de t¨ªtulos, hay una contribuci¨®n radical de Zidane al Madrid que es el cambio en la manera de percibir el tiempo. Incluso en los momentos m¨¢s desconcertantes, con la Liga perdida en diciembre y la Copa evaporada contra el Legan¨¦s, la unidad de medida temporal, lo que abarca la memoria que se usa para decidir o estallar, dej¨® de ser el intervalo entre una crisis de portadas y la siguiente. Con el t¨¦cnico franc¨¦s se ha adoptado cierta perspectiva, si se quiere hist¨®rica, como b¨¢lsamo contra las urgencias: la temporada no acaba cuando pita el ¨¢rbitro, sino cuando la primavera se asoma a la Copa de Europa.
En las eliminatorias de esta Champions, el Madrid ha escrito su relato de un curso que apenas se entiende mirando la Liga. Cuando el PSG lleg¨® al Bernab¨¦u, el madridismo lo recibi¨® con la convicci¨®n de que deb¨ªa remontar. Era la ida, pero tambi¨¦n era la vuelta de la temporada y el Madrid, en efecto, deb¨ªa remontarse a s¨ª mismo. Cristiano, que hab¨ªa comenzado la temporada con una sequ¨ªa alarmante, retom¨® el hilo donde lo hab¨ªa dejado en Cardiff, y marc¨® en Madrid y en Par¨ªs. D¨ªas m¨¢s tarde, contra la Juventus, dej¨® en Tur¨ªn el p¨®ster de la chilena, y en Madrid, despu¨¦s de un sofoc¨®n de ¨¦poca, un penalti en el 98 y otra r¨¢faga de fotograf¨ªas sin camiseta. A eso habr¨ªa que adosarle siempre todas esas tardes que Zidane repiti¨® que lo que hab¨ªa que hacer era seguir. Aguantar.
?l tambi¨¦n dud¨®, sobre todo despu¨¦s del Legan¨¦s, cuando lleg¨® a sondear en los despachos si no era el momento de dejarlo. Pero esper¨®. Esperaron. El partido de vuelta contra el Bayern condens¨® el trayecto de desplome y resistencia del curso, pero terminando bien. Vulnerable en casa como nunca (22 tiros en contra), con Cristiano sin marcar y lesiones que obligaron a equilibrismos t¨¢cticos, al Madrid lo sostuvieron precisamente los dos ¨²ltimos resucitados, las esperas m¨¢s largas del curso, Keylor Navas y Benzema. Las dudas sobre el portero estaban bien frescas: las ¨²ltimas databan de la vuelta contra la Juve y de la ida en M¨²nich.
Con Benzema, a quien m¨¢s ha aguantado Zidane, el asunto ven¨ªa de tan lejos que su caso puede tomarse como paradigma de este nuevo patr¨®n de tiempo. Sin un gol europeo desde noviembre, no se le recordaba nada relevante desde hace un a?o, tambi¨¦n en la vuelta de las semifinales de la Champions, tambi¨¦n con el equipo a un gol de quedarse fuera, cuando se escap¨® de tres defensas por la rendija de la l¨ªnea de fondo en la ¨²ltima noche europea del Calder¨®n. El martes en el Bernab¨¦u llevaba una imagen de aquello en las espinilleras como quien porta una estampita. O un almanaque: de Copa de Europa a Copa de Europa.
Al Madrid esta espera ¡ªde los de siempre que flaqueaban y los nuevos que no llegaban¡ª pudo salirle mal, claro; varias veces estuvo a punto, de ah¨ª lo inusual de que se completara. Con cierta grandilocuencia y un punto de desesperaci¨®n, sin nada a lo que agarrarse en la Liga, el Madrid se lanz¨® a por su tercera Champions consecutiva. Dej¨® de medirse hasta por el segundo puesto para mirarse en el Bayern de hace 42 a?os, el ¨²ltimo que enlaz¨® tres orejonas; en el Ajax justo anterior, que junt¨® otras tres; o en ese mismo Ajax y el Benfica, que jugaron cuatro finales en cinco a?os, como ahora los blancos; incluso en aquel viejo Madrid de Di St¨¦fano y las cinco primeras Copas. Medirse con lo lejano le salva de hacerlo con la tabla dom¨¦stica, donde s¨ª han triunfado sus v¨ªctimas: PSG en Francia, Bayern en Alemania y Juventus casi en Italia. Zidane ha conducido al Madrid a hacer las paces con el tiempo y marcar sus ritmos, con la confianza de que puede volver a devorar la historia, incluso con Keylor en la porter¨ªa y Benzema de nueve.
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