Cristiano quiere renovar al Real Madrid
Hay distintas formas de ser el protagonista de una victoria en una final de Champions y Cristiano Ronaldo eligi¨® el s¨¢bado la peor de todas
Hay distintas formas de ser el protagonista de una victoria en una final de Champions y Cristiano Ronaldo eligi¨® el s¨¢bado la peor de todas: la que desplaza el foco de una temporada brillante del equipo en Europa y lo deposita sobre sus problemas personales ante la audiencia pasmada de millones de personas. No pasaron ni cinco minutos del final del partido, el momento en el que cada uno suele dejarse llevar por sus primeras emociones, y Ronaldo estaba hablando de sus compa?eros en pasado, como si a nueve a?os en el club se le pudiesen echar la llave delante de un micr¨®fono y sin que nadie lo esperase. ¡°Quiz¨¢s me equivoqu¨¦ en el timing¡±, dijo cuando en los medios de todo el mundo s¨®lo una noticia compart¨ªa protagonismo con la Champions: ¨¦l y sus fantasmas. Al menos, sus declaraciones dejando caer que se marchaba del Madrid solaparon otras en las que propon¨ªa bautizar la Champions como CR7 Champions League. Ocurrencias estrafalarias y de un divismo infantil cuando las dice despu¨¦s de alguno de sus muchos partidos monumentales; ocurrencias que dan verg¨¹enza ajena cuando lo que se consigue es acaparar el protagonismo que esta vez, de forma excepcional, no tuvo en el campo.
¡°Cris es as¨ª, y le queremos como es¡±, dec¨ªa un jugador que lleva compartiendo vestuario con ¨¦l los suficientes a?os para conocerlo. En su pen¨²ltimo pulso Ronaldo cuenta con la complicidad de Marcelo, su mejor amigo en el Madrid (una relaci¨®n interrumpida m¨¢s de un a?o porque a Marcelo le atribuyeron la declaraci¨®n de que Messi era el mejor de mundo). El lateral dijo que ya conoc¨ªa lo que pensaba Cristiano Ronaldo, que no le sorprend¨ªan sus manifestaciones. Entre la afici¨®n de Madrid y en el propio club saben que hay una ¨ªntima vinculaci¨®n entre su narcisismo y el cuidado exhaustivo de su cuerpo, su vida monacal y su rendimiento extraterrestre en el campo; todo forma parte de un mismo campo magn¨¦tico alrededor de una marca, CR7, que se infla con goles y t¨ªtulos. Ese delicado equilibrio siempre est¨¢ a punto de saltar por los aires debido a que Cristiano Ronaldo considera que CR7 y Real Madrid son marcas parecidas y la suya es una relaci¨®n contractual entre iguales: el Madrid le paga un dinero infinito y ¨¦l deja de estar triste y promete rendir hasta los 41 a?os. Sus problemas con Hacienda son, seg¨²n esta l¨®gica, un problema del Real Madrid. Como puede suponer un problema, por delirante que parezca, que un madridista marque el mejor gol de la historia de las finales de la Champions y no sea ¨¦l. Se corre el riesgo de que tenga ganas de reivindicarse por otro camino, de bromear con que el Madrid ha ganado una competici¨®n que deber¨ªa de llevar su nombre.
¡°Nos vemos el pr¨®ximo a?o¡±, dijo desde el balc¨®n horas despu¨¦s de no querer decir esa frase, pese a la insistencia de la periodista Susana Guasch, en el campo. El club lo defiende y apunta a los festejos del domingo, en donde Cristiano mostr¨® otra cara. Desde primera hora le quit¨® importancia al extra?o desplante del portugu¨¦s, que mostr¨® en Madrid toda la efusividad que le falt¨® en Kiev. ¡°Es patrimonio del Real Madrid, el jugador de una era, nuestra era¡±. En cualquier caso, la impresi¨®n que se queda en el aficionado es que empieza el me quedo pero me voy de las tradicionales partidas de p¨®ker en que acaban las renovaciones de Cristiano Ronaldo con el Real Madrid. Que siempre se tensan porque el Madrid cree que est¨¢ renovando a Cristiano cuando lo que piensa Cristiano es que est¨¢ renovando ¨¦l al Real Madrid.
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